Operación Promesa Verdadera
Hace unas semanas presenciamos cómo la República Islámica de Irán, ha decidido después de muchos años de advertencias contra el régimen sionista enquistado en Palestina, atacar mediante una cantidad de alrededor de ciento setenta drones y más de treinta misiles sobre diversos puntos militares-estratégicos de los territorios ocupados por el Estado sionista. Esto, junto con acontecimientos pasados como la operación militar especial rusa en los territorios rusoparlantes (que quedaron dentro de los dominios del Estado ucraniano tras el colapso de la Unión Soviética) y la escalada de tensiones entre la República Popular China y el prooccidental gobierno en Taiwán, han alimentado tensiones y señales de alarmas en todo el mundo.
Muchos incluso hablan del preludio de una hipotética y posible Tercera Guerra Mundial. No obstante, el punto a tratar en este artículo dista de hablar de un conflicto bélico a escalas globales como en el siglo XX, pues buscamos adentrarnos en la mayor profundidad posible para saber porqué están ocurriendo todos estos cambios a nivel geopolítico (muchos de estos ya inevitables y otros en situación de incertidumbre).
Primeramente, debemos considerar los antecedentes mismos que llevaron al ataque, o mejor dicho contraataque, de Irán contra el denominado Estado de Israel y asimismo, la naturaleza contraria del gobierno iraní respecto de las potencias occidentales, prácticamente todas ellas alineadas en perfecta coordinación con el atlantismo liberal liderado por los principales países de la anglo-esfera (Reino Unido, la Mancomunidad Británica de Naciones, y los Estados Unidos). Por otro lado, Irán siempre se cuadra en irrestricta defensa con la Palestina libre. Lo mencionado aquí debe verse, también, desde un punto de vista geoestratégico y pragmático. Irán ha implementado una sólida y férrea oposición desde 1979 contra todos aquellas grandes potencias occidentales que hayan sido imperios o contra quienes sean totales lacayos sumisos de éstos, y dentro de este eje se encuentra el Estado de Israel, viéndolo así como un elemento completamente extraño y ajeno a la naturaleza cultural, demográfica y geopolítica de Asia Occidental, especialmente por aquellos países del mundo musulmán, que han osado tomar caminos políticos distintos a los que la actual hegemonía geopolítica ha dictado para al menos más de dos tercios del mundo.
Remitiéndonos a la situación de vasallaje entre países en Occidente y algunos países de Oriente también, aveces no sabemos quién es el vasallo y quién el señor: ¿Es el Estado de Israel un vasallo de los grandes señores que son las potencias occidentales que lo usan como un enclave militar y de entrada a Oriente Próximo? ¿O no será al revés?, que sea el Estado de Israel mismo el gran señor y que las potencias occidentales sean los vasallos que sirven a estos mediante la poderosa influencia de los “lobbies” sionistas, para implementar políticas favorables al Estado israelí mediante eternos financiamientos, a fin de preservar y expandir su existencia en la región (considerar que países como Arabia Saudita, de total esencia árabe y musulmana, se llevan bien con EE. UU. y el régimen de Tel-Aviv).
El antecedente más reciente que conocemos es el ataque de Irán a los territorios proclamados como israelíes, que la Guardia Revolucionaria de Irán ha bautizado como Operación Promesa Verdadera, tiene su origen en el ataque de las fuerzas militares homónimas en el consulado iraní en Damasco el 1 de abril de 2024. Debemos recordar que el territorio físico, es decir la extensión total que abarca la edificación en cuestión, de las embajadas como consulados extranjeros en cualquier país es legalmente territorio extranjero, por tanto, el régimen sionista, al atacar dicho consulado, ha agredido directamente sobre suelo iraní. De igual manera se puede percibir la doble intención con este ataque, que es el de también dar a entender que no sólo ha atacado oficialmente territorio iraní mediante su consulado en Damasco, sino que el régimen sionista, también ha osado cruzar las fronteras de Siria, país cuyo gobierno dirigido por Bashar Al-Assad (aliado de Moscú y Teherán, teniendo ambos presencia política y militar directa en el país), para realizar un ataque determinado. Ha sido un contraataque en respuesta a un ataque. El lector promedio, a menudo poco informado acerca de la geopolítica internacional, especialmente la de Eurasia, diría que una ida y vuelta de proyectiles sería un sinsentido y un despropósito, abogando por una llamada al diálogo y la diplomacia a fin de que impere la paz. De hecho, eso sería lo ideal y correcto en algunos casos. Sin embargo, hablamos de una región del mundo en la que la lucha entre estos Estados corresponden a una historia basada en luchas entre Estados predecesores, muchos de ellos con origen en otros continentes como lo son los imperios británico y francés, que llegaron a tener dominios en Asia Occidental y dos ejemplos de ello son el entonces Mandato Británico de Palestina, antecesor de los actuales Estados de Israel y Palestina; y el Mandato Francés de Siria y Líbano, que dio origen a los actuales países homónimos.
El antecedente más relevante y que nos remonta a décadas pasadas de hostilidades, radica en la creación misma de ambos Estados con visiones del mundo opuestas, sólidas, inalienables e inquebrantables: el Estado sionista, que se fundó como un Estado autodenominado como “judío” pero a su vez “democrático” (una extraña mezcla democracia de corte liberal occidental con tintes etnicistas) tras la disolución del Mandato Británico de Palestina, dependiente del Imperio Británico, y que tras la Guerra de los Seis Días terminaría anexando territorios palestinos por la fuerza hasta reducirlos de facto a su mínima expresión mediante bombardeos y colonización directa sobre todo en Cisjordania; y por su parte, la República Islámica que se fundó mediante una revolución en la que se derrocó a una familia real cuyos miembros sirvieron de agentes para la CIA y el MI6. Los revolucionarios forjaron un nuevo gobierno republicano con bases en la Ley Islámica y antiimperialista, y que de acuerdo a los ideales hegemónicos del país, el Primer Líder Supremo de Irán, el seyed ayatolá Ruhollah Jomeiní, ha llamado a hacer de la Causa Palestina una causa consecuente del pueblo iraní.
Este choque de culturas y su repercusión en la geopolítica se ha manifestado en una lucha constante en cuanto al equilibrio de poderes en Asia Occidental se refiere: el Estado de Israel ejerciendo su poderosa influencia en casi toda la Península Arábiga con la muy notable y honrosa excepción de Yemen cuyos guerreros hutíes le han declarado la guerra total e Irán, que ha ayudado a países como El Líbano en la lucha armada contra la entidad sionista. Para finalizar, vemos que el conflicto tiene antecedentes en la creación misma de ambos Estados enfrentados (Israel e Irán), y que hasta hace poco, fue una especie de “guerra fría” llevada a escala regional y que era cuestión de tiempo para que una chispa iniciara un conflicto mayor. Así también, debemos hablar de la visión política de ambos. Es una controversia bélica-política que, de igual manera, y como aquellos lectores han sabido capaces de entrever e intuir, tiene directa relación con la última escalada del conflicto palestino del 7 de octubre de 2023 contra el régimen sionista en la Franja de Gaza, que por lo demás ha potenciado, acelerado y agudizado la guerra con brutales consecuencias que demuestran toda la bestialidad inhumana de Israel.
El desenlace pareciera ser incierto tratándose de dos potencias cuyo poder militar es considerable, y pareciera que lo mejor es ir sacando conjeturas y conclusiones sobre la marcha, a medida que vamos observando el conflicto día a día y no apresurarnos demasiado.
Nuestra posición es contundente: sin necesariamente tener porqué estar totalmente de acuerdo o desacuerdo con las políticas domésticas de un país como Irán (que actúa en base a su propia realidad material-histórica), desde un punto de vista geopolítico apoyamos su quehacer de inclinar la balanza en desmedro del régimen sionista enquistado en Palestina. Respaldamos que tanto pueblos como el palestino, el sirio y el iraní entre otros más de la región, puedan caminar por senderos independientes y de acuerdo a sus propias necesidades y anhelos nacionales sin intervención militar indeseada como la occidental israelí o la del bloque atlantista liderado por la angloesfera, que ha propiciado a lo largo de las décadas Golpes de Estados y financiado grupos diversos grupos terroristas.