Por Círculo Patriótico Chile
Todos los números y probabilidades daban por ganador a José Antonio Kast desde la primera vuelta. Habíamos repetido cientos de veces como los slogans, consignas y relatos prácticos que tienen un respaldo en las mayorías (aplastar la inmigración ilegal o mejorar la seguridad pública) [1], logran convencer más que epítetos y alaridos emocionales como “no voten por el nazi”, “el fascismo no pasará”, o incluso “quitará derechos sociales”. Menos sentido tiene todavía insultar irracionalmente a los votantes de Kast, muchos de los cuales, ni siquiera adhieren ni militan en la derecha. No se deben disparar dardos contra los sujetos, sino contra las causas, las razones que los mueven.
Jeannette Jara se desempeñó muy bien en los últimos debates y adoptó un estilo más agresivo [2], pero eso no fue suficiente para ganar; cargó con la pesada mochila de la administración anterior y fue vista como la continuidad de un oficialismo que no logró convencer, manchado por casos de corrupción e ineptitud (Jackson, Monsalve, Pardow, etc) porque esa es la verdad y de eso trata la política democrática: de convencer a las mayorías. Ni siquiera los autogoles de los cercanos a Kast [3] lograron entorpecer su triunfo aplastante.
Cabe mencionar que, según las encuestas, la baja popularidad de Boric, habría influido en que muchos aplicaran el “voto-castigo”, un acto que vuelve común en las sociedades despolitizadas [4]
Por supuesto que Boric y su coalición colaboraron involuntariamente con el crecimiento y posicionamiento de la derecha en su versión más pinochetista. A Boric se le otorgó la posibilidad de gobernar como última carta del alicaído estallido social y voto de protesta contra la hegemonía piñerista, en pro de un rostro nuevo, juvenil, "total había que ver que hacía” exclamaban muchos con espíritu esperanzador, no obstante, no cumplió la expectativa, y siendo sinceros, nosotros jamás esperamos nada de su amarilla gestión.
El tiempo de las trampas, auditorías y ofrendas
En tiempos precolombinos hubo pueblos que realizaban sacrificios para calmar las catástrofes naturales. Hoy en día sucede algo similar; ante el descontento general y la rabia acumulada, las mayorías piden sangre y da igual si la ofrenda es algún político corrupto, la inmigración ilegal o los delincuentes comunes ¡Se exige sangre! Y a todos los que hablaron de políticas de hierro y sangre, les fue excelente a nivel electoral (Kaiser, Kast y Parisi). ¿Tendrá valor Kast para clavar el puñal?
Kast sin embargo toma un cetro de gobierno hirviendo, ya es consciente de que los primeros días de su Gobierno son cruciales para actuar de inmediato en materia de seguridad y cierre fronterizo, pues las mayorías se lo cobrarán con intereses. Kast tiene pocas pero no tan exigentes estrategias para estabilizar su gobierno y por lo consiguiente, asegurar otro gobierno de derechas:
1-Dar la impresión de combatir la inseguridad pública y cerrar las fronteras, disminuyendo la inmigración ilegal. La propaganda de mostrar voluntad de hacer.
2-Dar la impresión de seguir mejorando la economía (si copia la famosa “terapia de shock de Milei” ya declaró su fracaso).
3-No recortar, ni anular, ni revisar ningún derecho popular adquirido. Eso traería una radical contraofensiva, así como la posibilidad de indultar criminales condenados por DDHH (Se le abriría un flanco bastante amplio).
En resumen; si Kast es pragmático (y menos ideológico conservador-libertario) tendría posibilidades de afianzar su gobierno pues ya tiene respaldo popular (que podría desvanecerse rápido). Por supuesto y mucho más allá de soluciones parches y de pronta urgencia, nosotros jamás podremos comulgar ni le creeremos a un adepto del liberalismo y las obsoletas doctrinas de la mano invisible [5], aliado de los grandes oligarcas y usureros, de la intervención de potencias de la globalización y la usura en nuestra región.
Tengamos presente que Kast posee un as bajo la manga que no dudara en ocupar durante su presidencia: Culpar al gobierno anterior de todo mal existente, solicitar auditorías y usar chivos expiatorios para ocultar cualquier acto errático. Podemos concluir aquello luego de observar como el nombre de Boric estuvo en su boca durante toda su campaña. La aplaudida “tradición democrática chilena” que vimos durante hoy en la que Kast y su esposa fueron recibidos por Boric y parte de su gabinete pasará al olvido en un camino que se vislumbra vertiginoso, tramposo y agresivo.
No tenemos problemas en reconocer que hizo una buena campaña (sucia sin duda, pero no menos efectiva), pero tampoco dudaremos en acentuar sus fallas, encontrar los flancos, acusar sus traiciones a la patria si es que cae en el atrevimiento torpe de ir contra la voluntad popular y contra el bienestar de la nación [6], al mismo tiempo que continuamos insertando los ladrillos para el camino de lo que viene. Las cartas ya están sobre el tablero.
Notas
[1] Incluso si estas proclamas son mentiras y no explican nunca una metodología de solución, como se ha visto, logran atraer un gran número de personas que ni siquiera adhieren ideológica o partidariamente al derechismo. Recordemos que un sector importante de la derecha ha respaldado la inmigración precaria, argumentando que se necesita “más mano de obra”. Ya resulta también majadero mencionar el caso de Piñera invitando a venezolanos a venir a Chile durante su viaje a Cúcuta.
[2] Jara logró acentuar contradicciones en el discurso de Kast respecto de su programa y cambio inconsistente en sus propuestas.
[3] Diputado José Meza declarando que podrían ser indultados violadores por “razones humanitarias” y Rodolfo Carter insinuando que la calle estaría en llamas si mencionaran directamente que derechos sociales podrían anular o recortar.
[4] En las sociedades despolitizadas de las democracias liberales, las mayorías no militan en movimientos, partidos, organizaciones políticas, ni poseen una formación doctrinaria. Su actividad política se restringe al voto electoral.
[5] Milei es el ejemplo del fracaso libertario en la región. Prometió básicamente mejorar la economía y la seguridad pública (han empeorado esos dos ejes en el país trasandino).
[6] Pese a llevar la etiqueta de patriota, sabemos que el sector de Kast obedece a la patria de los mercaderes. Kast ya ha confesado ser ajeno a cualquier nacionalismo y ser partidario de la globalización liberal. El día de mañana parte a reunirse con el fracaso andante de Milei,