Nota editorial: El presente ensayo fue redactado originalmente a fines de diciembre de 2021, tras la victoria de Gabriel Boric en la segunda vuelta de la elección presidencial de ese año y estaba pensado para ser publicado en el Número 16 de Revista Herejía, cuyo lanzamiento estaba presupuestado para los primeros meses de 2022. Lamentablemente este evento fue pospuesto por motivos de fuerza mayor. Reproducimos este escrito en la actualidad debido a que fue citado en una entrada reciente de nuestra página web y creemos que las reflexiones aquí vertidas (en ese entonces, bosquejadas a futuro) se han visto confirmadas con el transcurso de la presidencia de Boric, así como por el actual devenir de las fuerzas políticas progresistas y conservadoras, sobre todo con el afianzamiento de las figuras de Johannes Kaiser y Carolina Tohá como precandidatos presidenciales.
Uno de mis primeros aportes a la Revista Herejía fue un breve ensayo titulado “El enemigo no es ‘fascista’, es ‘nacional-liberal’”. En dicho escrito reflexiono sobre lo poco útil que puede ser categorizar al populismo de derecha radical actual bajo el mote de “fascista” (si bien existen similitudes como la violencia y el uso propagandístico del miedo) y propongo en cambio utilizar el término “nacional-liberalismo” acuñado por el politólogo español Jorge Verstrynge, que comprende de mejor manera el origen ideológico y los intereses a los que responden las actuales derechas radicales a nivel global.
La reflexión final de dicho artículo fue la siguiente:
Podemos ver que las actuales “derechas radicales” (sea un Kast, un Abascal, un Bolsonaro, un Farage) en auge no poseen ningún elemento reconocible del Fascismo histórico ni de los actuales Neofascismos marginales, suponen más bien una defensa a ultranza del actual sistema capitalista y de la democracia liberal. Si bien poseen un discurso nacionalista y una retórica que busca responsabilizar a otro en discordia (sean feministas, sean inmigrantes, sean pueblos originarios, sean los políticos, etc.) de las actuales problemáticas que aquejan a los diversos países del mundo, lo cual recuerda al discurso con que los fascismos se volvieron fuertes en la Europa de Entreguerras, la base de esta reacción no es sino una defensa del sistema [1] (2019, pág. 7)
La conclusión de este artículo sigue siendo válida, pero creo que también son necesarias algunas consideraciones sobre el panorama actual. Y qué mejor ocasión para ello que las recién pasadas elecciones presidenciales de Chile. Estas históricas elecciones tuvieron la peculiaridad de que el candidato “nacional-liberal” José Antonio Kast obtuvo el primer lugar en la primera vuelta y, por ende, recibió el apoyo oficial de la derecha liberal-conservadora tradicional para competir en la segunda vuelta. A este apoyo de la derecha tradicional hay que sumarle el apoyo de última hora del candidato Franco Parisi y de su colectividad, el supuestamente anti-elitista “Partido de la Gente”.
Todo esto nos confirma una primera cuestión, la cual es que el “nacional-liberalismo” es a todas luces una reacción violenta del Sistema para su defensa, por más disruptivo que intente venderse. Ciertamente Kast hizo uso de un discurso “anti-política”, apuntando contra los “mismos de siempre”, pero el contundente resultado de su contrincante Gabriel Boric (quien logró atraer a poco más de 1.200.000 personas que no votaron en primera vuelta), nos demuestra que buena parte del Pueblo de Chile identifica a su enemigo: al defensor del Statu Quo. Ahora bien, otra reflexión concerniente a este espacio corresponde a la victoria y futura presidencia del candidato Gabriel Boric.
Por un lado, tanto desde los apoyos oficiales de Boric como desde los apoyos independientes se esforzaron por crear la ilusión de que votar contra Kast era una suerte de “Unidad contra el Fascismo”. Esto si bien es una cuestión meramente discursiva e incluso apela a eslóganes místicos de las viejas tradiciones socialistas y comunistas (como el clásico “¡No pasarán!”), debe considerarse un error teórico y táctico. Esto es algo que nos advirtieron los otros autores que cité hace años atrás (Branko Milanović y Diego Fusaro), las comparaciones mecanicistas con el Fascismo histórico nublan un correcto análisis de la naturaleza social, económica, política y cultural de las formas actuales que posee el Sistema para defenderse de sus enemigos. La lección que quiero entregar aquí es que no es necesario que un reaccionario, sea un “fascista”, para movilizarse en su contra. Debemos oponernos a estos porque son defensores del Sistema.
Por otro lado, también debemos reflexionar sobre las implicancias futuras de la victoria de Gabriel Boric contra el supuesto “Fascismo”. Retomando la reflexión de Fusaro, “[…] muchos tontos que se hacen llamar 'de izquierda' luchan contra el fascismo, que ya no existe, para aceptar plenamente el totalitarismo del mercado” (2019). Respecto a esto hay que estar conscientes de la amplitud del “anti-fascismo” [2], muy similar al fenómeno “macronista” en Francia. El “macronismo” definido por el economista y político socialista húngaro László Andor [3] corresponde a la aceptación de las fuerzas progresistas de un proyecto tecnocrático y elitista con la única excusa de detener a la Derecha Radical. No es necesario decir que el programa de Boric siempre fue reformista, amarillo, socialdemócrata o cualquier otro adjetivo similar, pero esto último es lo que muchos esperamos. Que el canto de sirena de la unidad contra Kast sea tan fuerte que el centrismo tecnócrata y elitista (representado por el establishment concertacionista) limite el proyecto reformista de Gabriel Boric y Apruebo Dignidad. Las implicaciones de una cooptación por parte del centrismo en un gobierno de Boric pueden terminar adormeciendo o desencantando al pueblo chileno, recientemente sacudido del inmovilismo en que estuvo sumido durante 30 años de democracia.
NOTAS
[1] Retomando la teorización de Verstrynge, al hablar de “Sistema” nos referimos al “ultraliberalismo económico y oligarquismo económico sin controles ni contrapesos; división internacional del trabajo con predominio de los anglosajones en particular y de los blancos en general; Democracia política mediatizada (secuestrada incluso a veces) por las oligarquías de los partidos y los grupos de presión y comunicación, así como por los poderes económicos y financieros; domesticación de las fuerzas sociales y religiosas, y hasta de la expresión cultural” (pág. 53).
[2] Sobre la amplitud del anti-fascismo es bueno recordar el caso del noble italiano Edgardo Sogno, quien comandó el grupo partisano “Organizzazzione Franchi”. En su famoso ensayo sobre el “fascismo eterno”, Umberto Eco relata: “Alguien me susurró que Franchi era el jefe de una de las agrupaciones más poderosas de la Italia del Norte. Franchi se convirtió en mi héroe. Franchi (cuyo verdadero nombre era Edgardo Sogno) era un monárquico, tan anticomunista que después de la guerra se unió a grupos de extrema derecha y fue acusado incluso de haber colaborado en un golpe de Estado reaccionario” (2018, página 17).
[3] Es necesario recalcar que Andor pertenece al Partido Socialista Húngaro (MSZP). Dicho partido gobernó Hungría antes del ascenso de Viktor Orbán, representante icónico del populismo de derecha radical en Europa, quien logró movilizar el descontento contra la pésima gestión que los socialistas hicieron de la Crisis del Euro. Irónicamente, en las últimas elecciones legislativas (2022), el MSZP concurrió en una lista de oposición que incluyó desde conservadores, liberales, centristas y ecologistas (todos europeístas) con el único fin de sacar a Orbán del poder, lo cual resultó en un debilitamiento electoral de todas las fuerzas de la alianza opositora. Es lamentable ver que la advertencia sobre la futilidad de coaliciones anti-populistas hecha por Andor fue desoída por su propia tienda.
Bibliografía
Andor, L. (Agosto de 2019). La pobreza del antipopulismo. Obtenido de Nueva Sociedad: https: //nuso.org/articulo/la-pobreza-del-antipopulismo
Eco, U. (2018). Contra el fascismo. Santiago de Chile: Lumen.
Fusaro, D. (29 de Junio de 2019). "Muchos tontos de izquierda combaten un fascismo inexistente y aceptan el mercado". Obtenido de El Confidencial: https: //www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2019-06-29/diego-fusaro-estado-soberania-derechas-izquierdas_2093646/
Milanović, B. (Julio de 2019). Esta vez es diferente. Obtenido de Nueva Sociedad: https: //nuso.org/articulo/fascismo-liberalismo-iliberalismo-socialismo-politica-analisis/
Morales, I. (2019). El enemigo no es “fascista”, es “nacional-liberal”. Herejía(3), 3-6.
Verstrynge, J. (2012). Rebeldes, Revolucionarios y Refractarios: Sistema, subsistemas y antisistemas. Madrid: El viejo topo.