Por Ian Morales

1. Introducción:

El 27 de junio del presente año se cumplieron 70 años del derrocamiento de Jacobo Árbenz Guzmán, Presidente de Guatemala. La importancia de este suceso gravita en el hecho de ser el primer golpe de Estado patrocinado por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (la infame CIA) en contra de un mandatario indoamericano. Hecho inaugural que marcaría la compleja y, muchas veces, sangrienta relación de las repúblicas y los pueblos de Nuestra América frente al “Gigante del Norte”.

El presente escrito se compone de una cronología de los hechos suscitados en Guatemala, un esbozo biográfico del presidente defenestrado, un par de comentarios hechos por actores políticos de la época, finalizando con una pequeña reflexión.

2. Contexto previo:

A pesar de las obvias e ineludibles peculiaridades de cada país del continente, no se puede negar que existen patrones sociales, políticos y económicos que marcan hitos comunes a todas las naciones de Nuestra América. Como tal, Guatemala fue gobernada por una oligarquía terrateniente, aliada (o más bien, servil) a los intereses de las grandes compañías norteamericanas y que ejercieron un poder despótico en contra de las amplias mayorías civiles desde la segunda mitad del Siglo XIX hasta mediados del Siglo XX.

El régimen de la oligarquía liberal llegó a su punto cúlmine con la dictadura de Jorge Ubico Castañeda (1931-1943) cuya tiranía se caracterizó por la corrupción, la represión política a sus opositores y, sobre todo, los beneficios económicos ofrecidos a las compañías estadounidenses que operaban en el territorio guatemalteco. Especial mención merece la United Fruit Company (UFCo) por su monopolio sobre la explotación agrícola y las pésimas condiciones en las que mantenían a sus trabajadores, así como también por su monopolio sobre el ferrocarril y los puertos en América Central, ejercido mediante empresas subsidiarias.

El quiebre del orden liberal-oligárquico inició en 1944, con movilizaciones de estudiantes universitarios y profesionales urbanos en oposición a las medidas del gobierno dictatorial de Ubico en contra de los trabajadores fiscales (principalmente contra los profesores). Las protestas se mantuvieron frecuentes durante varios meses. Ubico renunció dejando a Federico Ponce Vaides en el cargo. Este último sería derrocado el 20 de octubre por un triunvirato revolucionario, apoyado por amplios sectores de la sociedad civil (principalmente el profesorado, los estudiantes y los sindicatos).

El triunvirato conformado por el civil Jorge Toriello y los militares My. Francisco Javier Arana y Cap. Jacobo Árbenz se encargó de estabilizar el país con miras a una reforma política profunda. Las principales obras de la breve dictadura revolucionaria fueron la convocatoria a elecciones parlamentarias y presidenciales, la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la sanción de una nueva Constitución. Las elecciones convocadas a finales de 1944 dieron por vencedor al profesor Dr. Juán José Arévalo. Las nuevas bases institucionales, permitieron a Árevalo llevar a cabo un programa reformista denominado como “Socialismo Espiritual”, cuyos principales logros fueron una nueva legislación laboral (prohibición de la servidumbre, jornadas de 8 horas, sueldo mínimo y derecho a huelga), el derecho a voto universal para hombres y mujeres, y la creación del Instituto Guatemalteco de la Seguridad Social (organismo encargado de administrar los servicios de salud y pensiones).

3. El “soldado del pueblo”:

Jacobo Árbenz Guzmán nació el 13 de septiembre de 1913 en el seno de una familia acomodada. Su padre Jakob Árbenz era un inmigrante germano-suizo y su madre Octavia Guzmán era miembro de una familia de la alta sociedad de Quetzaltenango. A pesar de sus orígenes, la vida del joven Jacobo se vio marcada por dificultades económicas, la posibilidad de una beca lo llevó a estudiar en la Escuela Politécnica, llegando a graduarse en 1935. En 1939 contrajo matrimonio con la salvadoreña María Cristina Vilanova, con quien tuvo 3 hijos: Arabella (1940-1965), Leonor (1942-2004) y Jacobo (1946).

Árbenz sirvió como instructor en su alma máter y como oficial del Ejercito sirvió en distintos recintos militares. Su trayectoria como militar estuvo marcada por el contacto constante con los sectores más desfavorecidos de la sociedad guatemalteca, especialmente los indígenas, los pobres urbanos y los presos políticos del régimen de Ubico. Por su cercanía con estos sectores desfavorecidos, el “suizo” Árbenz fue conocido popularmente como El “Soldado del Pueblo”.

Su participación política inicia con la rebelión que derrocó al dictador militar Ponce Vaides en octubre de 1944, formando parte del triunvirato revolucionario que convocó las elecciones que dieron la victoria al Dr. Arévalo en 1945. Durante el gobierno de Arévalo, Árbenz se desempeña como ministro de Defensa Nacional.

Árbenz es electo presidente en 1951 y durante sus breves 3 años de gobierno profundiza las reformas llevadas a cabo por su predecesor. Entre sus principales medidas son dignas de mención la inversión en obras públicas como represas, carreteras, ferrovías y puertos (estos últimos servicios bajo monopolio yankee), el impulso a la educación, las artes y el deporte. Pero sin dudas, su mayor crimen contra la paz mundial fue la Reforma Agraria, medida que afectó de manera especial a la UFCo y a los terratenientes [1].

La obra de Árbenz merece ser analizada con detenimiento. Por un lado, el ambicioso programa de obras públicas estuvo destinado a la creación de infraestructura estatal capaz de competir con los servicios monopólicos extranjeros, nunca echó mano de la “nacionalización”. Por otro lado, si bien la Reforma Agraria supuso un cambio radical en la estructura de la propiedad sobre la tierra, el Decreto 900 contemplaba solo la colectivización de tierras improductivas e incluía una indemnización para los antiguos propietarios.

La acción concertada de las fuerzas de la reacción, apoyadas por los Estados Unidos, precipitaron la caída de Árbenz, renunciando el 27 de Junio de 1954. Tras su salida de la presidencia, Árbenz y su familia se asilaron por 73 días en la embajada mexicana, para luego partir al exilio, no sin antes ser humillado por las nuevas autoridades, siendo obligado a desnudarse en público bajo la falsa sospecha de portar joyas compradas en Estados Unidos. La vida post-presidencial de Árbenz se vuelve sumamente trágica. La campaña de desprestigio en su contra le dificultó la entrada a varios países, en muchos de los cuales no pudo establecerse por más de un par de años. A pesar de ciertas simpatías que gobiernos como el de Uruguay, México o el revolucionario gobierno cubano le expresaban a Árbenz, sobre su figura pesaba el estigma de comandar una revolución fallida. Otro hecho trágico fue el suicidio de su hija Arabella en 1965. Por esos años, el expresidente mostraba un semblante alicaído y demacrado, producto de la depresión y el alcoholismo. Finalmente, Jacobo Árbenz falleció el 27 de enero de 1971, en Ciudad de México. Sus restos serían repatriados el 19 de octubre de 1995.

4. El golpe:

Señalar que este fue el primer golpe de estado auspiciado por la CIA en Indoamérica no es mera efeméride, pues como señala el sociólogo Marcos Roitman:

La derrota del gobierno de Árbenz marca un punto de inflexión donde se pone en práctica la estrategia de Washington para la seguridad hemisférica. Comienzan, en América Latina, a sucederse un conjunto de golpes militares, cortados por el mismo patrón, es decir, financiados y apoyados por Estados Unidos y ejecutados por unas fuerzas armadas dependientes formadas en los centros de adoctrinamiento norteamericanos. (2016, pág. 120).

Este nuevo tipo de golpe de estado, caracterizado por una alta homogeneidad ideológica y el apoyo a la “guerra por otros medios”. Iniciada la Guerra Fría, las fuerzas armadas latinoamericanas se alinean con los intereses geopolíticos de los Estados Unidos, mediante la integración en información, inteligencia y dependencia tecnológica. Adornada esta campaña, tras la fachada de la defensa de los valores de la “Civilización Cristiana-Occidental” contra el Comunismo.

En este contexto, el gobierno guatemalteco no solo se ganó la enemistad del “gigante del norte” por afectar los intereses de la UFCo y de la oligarquía local, también afectó su política exterior independiente (un tímido acercamiento al “Bloque del Este”) y sobre todo la fuerte presencia del Partido Guatemalteco del Trabajo [2] en la sociedad civil.

El derrocamiento de Árbenz constó de una operación de largo aliento. Bajo el nombre de Operation PBSuccess, [3] el complot contra el gobierno guatemalteco involucró el apoyo militar y financiero a un “ejército rebelde” comandado por el coronel Carlos Castillo Armas, quien se encontraba exiliado en Nicaragua, desde donde invadió su país el 18 de junio de 1954. La fuerza expedicionaria estuvo conformada por disidentes guatemaltecos y mercenarios de países vecinos, contando con apoyo material (armas y aviones) y asesoría logística yankee. Con el tiempo, la sedición resultó victoriosa gracias al apoyo de la acción concertada de grupos opositores como los terratenientes, la Iglesia Católica y sectores conservadores de la clase media y del Ejército, así como también de la campaña de desprestigio internacional en contra del gobierno de Árbenz, el cual era pintado como un “títere comunista”.

Ante la preocupación de una guerra civil y la intervención de los países vecinos, Árbenz renuncia a la presidencia el 27 de junio. En su último discurso, el defenestrado líder declaraba:

Todos sabemos cómo han bombardeo y ametrallado ciudades, inmolado a mujeres, niños, ancianos y elementos civiles indefensos. […] Nos hemos indignado ante los ataques cobardes de los aviadores mercenarios norteamericanos, que, sabiendo que Guatemala no cuenta con una fuerza aérea adecuada para rechazarlos, han tratado de sembrar el pánico en todo el país, han ametrallado y bombardeado a las Fuerzas Armadas que combaten en el oriente de la república, impidiendo sus operaciones, y hoy mismo han bombardeado y hundido a un barco mercante inglés que encargaba algodón en el puerto de San José. ¿En nombre de que hacen estas barbaridades? ¿Cuál es su bandera? Todos la conocemos también. Han tomado pretexto al comunismo. La verdad es muy otra. La verdad hay que buscar en los intereses financieros de la compañía frutera y en los de los otros los monopolios norteamericanos que han invertido grandes capitales en América latina, temiendo que el ejemplo de Guatemala se propague a los hermanos países latinoamericanos.

5. Algunos comentarios:

Los sucesos de Guatemala no dejaron indiferente a ningún actor político de la época. Como es de esperar, la opinión pública se dividió en dos polos claros, las perrunas oligarquías conniventes con el tutelaje norteamericano tomaron partido por los sátrapas victoriosos al mando de Castillo Armas, mientras que los actores populares y revolucionarios se compadecieron del pueblo guatemalteco y solidarizaron con su malogrado gobierno.

De estos últimos, quizás el caso más notorio sea el de Ernesto Guevara, quien por esos días residía en Guatemala. En un texto titulado “El Dilema de Guatemala”, el Che vaticina el aciago desenlace del Gobierno de Árbenz, analizando las debilidades del propio gobierno y destacando la acción conjunta de la oligarquía terrateniente, los medios de comunicación, las dictaduras de países vecinos y la intervención norteamericana para propiciar su caída. El análisis del Che concluye con la siguiente frase:

¿Para eso se ha luchado y se lucha? La responsabilidad histórica de los hombres que realizan las esperanzas de Latinoamérica es grande. Es hora de que se supriman los eufemismos. Es hora de que el garrote conteste al garrote, y si hay que morir, que sea como Sandino y no como Azaña. Pero que los fusiles alevosos no sean empuñados por manos guatemaltecas. Si quieren matar la libertad que lo hagan ellos, los que la esconden. Es necesario no tener blandura, no perdonar traiciones. No sea que la sangre de un traidor que no se derrame cueste la de miles de bravos defensores del pueblo. La vieja disyuntiva de Hamlet suena en mis labios a través de un poeta de América. Guatemala: «¿Eres o no eres, o quién eres?». Los grupos que apoyan al gobierno tienen la palabra. (pág. 63)

Como es sabido, la experiencia del proceso guatemalteco, tanto su desarrollo como su derrota marcaron un antes y un después en la trayectoria política de Ernesto Guevara:

En sólo trece años Ernesto Guevara se convirtió en 'El Che' y pasó de ser médico argentino a comandante cubano, de apartidario a teórico marxista y de aventurero a revolucionario. Lo que es conocido. Pero fue muy poco tiempo para la revolución internacionalista que él programaba. La lucha contra la injusticia del sistema capitalista en su fase imperialista vivida en Guatemala, reconocida en Costa Rica, combatida en Cuba y Bolivia, le dará sentido a su vida. (Pérez, 2013, pág. 11)

Chile no estuvo exento a estos eventos. Al poco tiempo de transcurrido el golpe, el presidente de la Cámara de Diputados, el ibañista Baltazar Castro [4] lanzó una fuerte invectiva en contra del Imperialismo Estadounidense. Con posterioridad, Castro (ya siendo Senador) [5] y a la luz de un nuevo connato, esta vez en República Dominicana, en contra del escritor Juan Bosch, recordaría:

Por desgracia, en América se ha transformado en una especie de drama permanente aquello que en 1953 o 1954 no recuerdo exactamente el año expresé en la Cámara de Diputados, cuando ésta se reunió, también apresuradamente, para solidarizar con el pueblo guatemalteco, al que Estados Unidos había invadido valiéndose del yanacona Castillo Armas. Dije entonces: "América tiene que sufrir el dolor del dólar". ¡Esa es la tragedia!

[…] De nada valdrá a nadie que, en determinada conferencia, el Canciller local haya servido dócilmente al Pentágono y al Departamento de Estado para jugar su ajedrez y para mover sus peones. Por eso, llega el momento en que, astillados los tratados, liquidada la convivencia interamericana, uno siente la necesidad de manifestar solamente este anhelo que yo he expresado: que nos dejen vivir solos, dignamente, sobreponiéndonos por nuestros medios a nuestra propia hambre. (1965)

Los testimonios aquí presentados exponen las principales lecciones que debemos aprender del caso guatemalteco: desconfiar siempre de las intenciones de los Estados Unidos sobre nuestros países y, preparar al país para la defensa del proceso emancipatorio nacional y social hasta las últimas consecuencias, tanto contra amenazas internas como externas.

6. Conclusión:

Los infamantes sucesos de Guatemala son hito fundante de una tragedia que parece estar lejos de acabar. Los gobiernos de Árbenz, de Goulart, de Allende y demás líderes continentales derrocados por la conocida “alianza imperialista” son solo la cara visible de un proceso de emancipación social y nacional que siempre será resistido por las clases dominantes y sus amos norteamericanos. Solo aprendiendo de sus derrotas y corrigiendo sus errores se podrá erigir el Continente Libre, Justo y Soberano del futuro. A pesar de que las campañas de desinformación y las “guerras judiciales” acompañan al clásico golpismo militar en su repertorio, los enemigos de los pueblos, tanto los internos como externos, siguen siendo los mismos hoy que ayer.

Notas

[1] Para ponernos en perspectiva, la UFCo controlaba el 50% de la tierra cultivable del país, pero solo un 2,6% de esas tierras eran explotadas. Por su parte, el 76% de los agricultores solo tenía acceso a menos del 10% de la tierra, mientras que el 2,2% de los agricultores poseían el 70% de la tierra cultivable (Zachrisson Girón, 2007).

[2] El Partido Guatemalteco del Trabajo fue el nombre que adoptó el Partido Comunista en 1952. A pesar de no formar parte del gobierno, el PGT tuvo una fuerte presencia en el sindicalismo y en las organizaciones de campesinos (especialmente en el desarrollo de la Reforma Agraria). Su líder, José Manuel Fortuny, fue un estrecho colaborador del Presidente Árbenz.

[3] Esta operación fue precedida por la Operation PBFortune en 1952. La cual constaba de una invasión comandada por Castillo Armas, pero que contaría con el apoyo militar de las dictaduras de Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), Anastasio Somoza García (Nicaragua) y Rafael Leónidas Trujillo (República Dominicana). Esta operación fue detenida por el propio secretario de estado Dean Acheson.

[4] Isaac Florencio Baltazar Castro Palma (1919-1989) fue un escritor, agricultor y político chileno. Castro puede ser considerado como uno de los pocos representantes de un “nacionalismo de izquierda” en la historia política chilena.

[5] A la fecha de escrito este ensayo, no poseemos acceso al discurso pronunciado por Castro en calidad de Presidente de la Cámara de Diputados en torno al golpe de estado en Guatemala.

Bibliografía

Castro, B. (1965). Sucesos Ocurridos en la República Dominicana. Santiago de Chile: Biblioteca del Congreso Nacional. Obtenido de Biblioteca del Congreso Nacional: https://www.bcn.cl/laborparlamentaria/participacion?idParticipacion=709013

Dávila, É. (Dirección). (2014). Jacobo Árbenz: Derrocamiento, Exilio y Repatriación [Película]. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=nYJL9eHFuYw&ab_channel=TRILOG%C3%8DADOCUMENTALJACOBOARBENZGuatemala

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Dávila, É. (Dirección). (2014). Jacobo Árbenz: Presidente Revolucionario, Coronel de la Primavera [Película]. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=gNGPj1tyrzQ&ab_channel=TRILOG%C3%8DADOCUMENTALJACOBOARBENZGuatemala

Guevara, E. C. (2017). El Dilema de Guatemala. En X. Reloba, & F. Martínez Heredia, Materiales de la Revista Casa de las Américas de/sobre Ernesto Che Guevara (págs. 62-64). La Habana: Fondo Editorial Casa de las Américas. Obtenido de https://biblioteca.clacso.edu.ar/Cuba/casa/20200419035704/Materiales-de-la-rev-Che-Guevara.pdf

Menchú, Julio David. (15 de Octubre de 2019). Discurso de renuncia del Presidente Jacobo Árbenz. Obtenido de Historia Guatemala: https://www.historiagt.org/transcripciones/item/107-discursoarbenz

Pérez, C. (2013). Apuntes de Ernesto Guevara: Guatemala (1953-1954) y la influencia en su trayectoria posterior. X Jornadas de Sociología (págs. 1-13). Buenos Aires: Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Obtenido de https://cdsa.aacademica.org/000-038/456.pdf

Roitman, M. (2016). Tiempos de Oscuridad: Los Golpes de Estado en América Latina. Santiago de Chile: Ediciones Radio Universidad de Chile.

Zachrisson Girón, M. (2007). El feudalismo de la United Fruit Company. Obtenido de Eleutheria: https://eleutheria.ufm.edu/el-feudalismo-de-la-united-fruit-company/#:~:text=United%20Fruit%20Company%20solo%20cultivaba,terreno%20ajeno%20era%20muy%20alta.