Individualismo

Mar 27, 2022
El individualismo se puede definir como una característica normativa, valórica y/o ética presente en diversas corrientes filosóficas, políticas o ideológicas, que pone en primacía al Individuo por sobre consideraciones de tipo sociales o comunitarias.

Como su antónimo encontramos al comunitarismo, que pone a la comunidad por sobre el individuo. En ese sentido, éste se basa efectivamente en la realidad antropológica que ha dado origen a la humanidad como la conocemos actualmente. Es por esto que el individualismo es más bien una abstracción, puesto que lo que comúnmente se denomina como “individuo” siempre es el producto de un régimen social concreto. Expresiones ideológicas de este hecho pueden ser encontradas en diversas escuelas de pensamiento. Por ejemplo, el filósofo alemán Karl Marx define al hombre como un ser social, producto del desarrollo de la sociedad.

En ese mismo sentido, cada persona llega a ser lo que es gracias a un proceso de socialización que comienza en el momento en que se nace (o incluso antes). Por lo tanto, todo lo que la persona necesita para vivir y desarrollarse es proveído gracias al trabajo de quienes constituyen la comunidad en la cual éste está inserto. Así mismo, toda acción de esta persona afectará a su entorno, por ende, al resto de su comunidad, y así viceversa. Cualquier abstracción individualista que se proponga como principio normativo, y en especial en los ámbitos políticos y económicos, entrará en contradicción con esta realidad.

Históricamente, el individualismo como fundamento ideológico-político, probó ser de beneficio a las clases burguesas como una estrategia útil para justificar metodológicamente el predominio de la propiedad privada como una extensión del individuo, y, por ende, la primacía del interés individual sobre cualquier consideración colectiva o comunitaria. Al afianzarse la burguesía como clase dominante, la prédica del individualismo adquiere un carácter cada vez más preponderantes, llevando a extremos antihumanos, sirviendo de justificación ideológica de las relaciones de la explotación capitalista. Esto puede verse expresado en las principales ideologías liberales, las que incluso presuponen que el individualismo es una parte esencial de una supuesta “naturaleza humana inmutable”.

El individualismo también es pernicioso en términos epistemológicos. Toda producción de conocimiento es una tarea social y comunitaria por naturaleza. El mejor ejemplo de esto es la ciencia, que se fundamenta en la existencia de una comunidad de investigadores e investigadoras cuyo trabajo conjunto lleva a la generación de nuevos conocimientos que se están permanentemente poniendo a prueba. En esta empresa, cualquier sesgo personal se ve diluido por la intersubjetividad que emerge de una comunidad con objetivos comunes. Solo a través de ésta y su constante crítica es que los mejores conocimientos son seleccionados y permanentemente perfeccionados. Sin colectividad no es posible la objetividad.

Es por eso que cualquier proyecto o idea que proclame la “búsqueda individual de la verdad” debe ser rechazado inmediatamente, pues entra en contradicción con las mismas bases del conocimiento humano. Proyectos individualistas como estos solo pueden ser calificados de sectarios, aislacionistas, contrarios al desarrollo y, por ende, a los intereses del país y el pueblo. Su único aporte será la ignorancia, contribuyendo de esta forma a prolongar el orden de cosas actual.

Dentro de las críticas más radicales contra el individualismo podemos encontrar el pensamiento de Martin Heidegger, que ha sido posteriormente rescatado y contextualizado en un contexto geopolítico por Alexander Dugin en su obra La Cuarta Teoría Política, quién llega a afirmar que “El Ser humano es todo menos individuo”.

El individualismo en términos políticos, sociales, geopolíticos, económicos, valóricos y materiales en general es incoherente con la realidad, con el desarrollo histórico humano y con el funcionamiento de la sociedad en general. No puede concebirse al individuo desconectado de su entorno social, por lo que cualquier ideología, posición política o proyecto social que contenga al individualismo como parte de sus fundamentos, debe ser descartada, no solo por consideraciones éticas y valóricas, sino que por su misma desconexión con la realidad social.