“What does a ‘national’ science mean?, Science policy, politics and philosophy of science in Latin America” (Federico Vasen 2016). Capítulo 10 del libro “Paradigms Defected. The Politics of Science Studies during the Cold War” editado por Aronova, E., Turchetti, S.

Sin duda el desarrollo nacional es una de las grandes preocupaciones de todos a quienes nos interesa un cambio profundo en el sistema que hoy rige a nuestro país. Para que un desarrollo sea realmente beneficioso para el país y el pueblo, debe tener a la independencia como objetivo, por lo que debe ser enfocado desde una perspectiva soberana. En ese sentido, la generación de una ciencia nacional se vuelve algo indispensable. Sin embargo, estos temas no están exentos de preguntas. Por ejemplo ¿Qué entendemos por desarrollo? ¿Qué significa que una ciencia sea nacional, teniendo en cuenta el carácter universal de la ciencia? ¿Cómo debe ser la institucionalidad y la agenda de investigación científica para lograr estos objetivos?

Preguntas como éstas fueron ampliamente discutidas a mediados del siglo XX, sobre todo durante la década de los 60, en el contexto de la búsqueda de la independencia y la soberanía de los países Latinoamericanos. Sin embargo, producto de los cambios políticos que aquejaron a nuestro continente en ese entonces, principalmente la emergencia de las dictaduras militares, gran parte de estos debates han quedado fuera de la discusión académica y pública, cayendo muchas veces en un lamentable olvido.

En este artículo de 2016, titulado “What does a ‘national’ science mean?, Science policy, politics and philosophy of science in Latin America” parte del libro “Paradigms Defected. The Politics of Science Studies during the Cold War” editado por Aronova, E., Turchetti, S., el sociólogo argentino Federico Vasen retoma estos debates en torno al significado de la ciencia nacional y su rol en el desarrollo y la independencia de los países de Latinoamérica. Para esto, el autor se sitúa en los inicios de la institucionalidad científica en Argentina y Latinoamérica luego de la segunda guerra mundial, propiciada por la UNESCO y otras asociaciones internacionales. Estas reformas trajeron consigo importantes reflexiones y debates por parte de prominentes científicos de la región. Temas como el rol de la ciencia en el desarrollo nacional, qué entenderemos por “desarrollo”, cómo se relaciona esto con la independencia de las naciones y la elaboración de una ciencia propia para ese fin, fueron temas ampliamente discutidos en ese entonces.

Vasen analiza y contrasta el pensamiento de científicos argentinos que fueron impulsores de políticas científicas en ese país y en el continente, tales como Bernardo Houssay (premio Nobel de Medicina 1947), Mario Bunge, Jorge Sábato, Amílcar Herrera, Oscar Varsavsky, Gregorio Klimovsky y otros. Todos ellos estaban de acuerdo en que el desarrollo científico nacional era necesario para poder salir del subdesarrollo y lograr la independencia de los países de la región. Sin embargo, diferían en cuanto a qué se entendía por el “carácter nacional” de la ciencia, lo que repercute en los objetivos y la institucionalidad que tomaría la empresa científica en un país. El autor identifica tres posiciones principales: Ciencia universal, ciencia con características nacionales y ciencia nacional en el marco de proyectos revolucionarios.

La primera postura consiste en considerar la ciencia como una empresa universal donde las características locales de los países no tendrían (o no debiesen tener) influencia en los objetivos de la ciencia y la actividad científica. Los científicos de cada país deberían practicar la ciencia con los mismos estándares, métodos, objetivos y agendas que en el resto del mundo. Esta visión considera que el solo hecho de fomentar la actividad científica traería prosperidad a largo plazo a los países que invirtieran en ella (de hecho, se considera que está justificado que el Estado invierta en ciencia por el hecho de que al ser una actividad riesgosa, los privados no invertirían en ella). Esta era la posición propiciada por la UNESCO y otros organismos internacionales, así como también defendida por autores como Bernardo Houssay y Mario Bunge. Sin embargo, fue fuertemente criticada, puesto que el invertir en ciencias considerando la misma agenda que el resto de los países más desarrollados junto con la dependencia de la institucionalidad extranjera, podría traer como consecuencia que la investigación de los países periféricos pase a estar al servicio de los primeros.

La segunda posición, considera que, si bien el conocimiento científico y las metodologías de la ciencia son universales, la actividad científica debe ser realizada de acuerdo con la realidad propia de cada país en cuanto a los objetivos, la institucionalidad, el financiamiento y las agendas de investigación. En ese sentido, la ciencia de los países latinoamericanos debería estar orientada a buscar solución a problemáticas propias de estos países y a conseguir su desarrollo e independencia, valiéndose para esto de las mejores herramientas, metodologías y estándares universales. El objetivo sería entonces que los desarrollos impulsados en el continente no solo estén orientados a la solución de problemas nacionales, sino también a alcanzar una independencia en cuanto a procurar los medios para solucionarlos. De esta forma se dependería cada vez menos de otras potencias en estos asuntos, logrando así una autonomía científica a largo plazo, pero siempre considerando los estándares y metodologías universales de la ciencia. Esta posición fue defendida por autores tales como Gregorio Klimovsky, Jorge Sábato, Amílcar Herrera y también, hasta cierto punto, por Mario Bunge.

Finalmente, la posición más extrema, defendida, por ejemplo, por Oscar Varsavsky, plantea una “ciencia nacional” contrapuesta a una supuesta “ciencia universal”. Este autor planteaba, entre otras cosas, que la única forma de salir del colonialismo que implicaban los planes de desarrollo regional traídos del extranjero (UNESCO, por ejemplo) era cambiando radicalmente la forma en cómo la ciencia era realizada. Esto implicaba que la ciencia no solo debería ser cambiada en cuanto a sus objetivos e institucionalidad, sino también modificada radicalmente en términos epistemológicos y metodológicos. De esta forma, la metodología y los estándares de la ciencia también variarían respecto del país donde son implementados.

En el texto reseñado nos damos cuenta de que en Latinoamérica existió un debate muy crítico y fructífero acerca de la ciencia, sus objetivos, su institucionalidad y su relación con la política y la sociedad. Más importante aún, se trató de un debate con ideas propias, y siempre considerando como objetivo final la necesidad del desarrollo y la independencia de las naciones Latinoamericanas. Si bien no es el objetivo de esta reseña tomar partido por alguna de las posiciones aquí expuestas (tampoco es el objetivo del autor del texto reseñado, aunque quien escribe se inclina más por la segunda), este texto puede considerarse una invitación retomar todos los avances realizados durante la década de los 60 en nuestro continente respecto a la reflexión sobre el rol de la ciencia en la sociedad, el desarrollo y la independencia nacional. Lamentablemente, hoy en día en los estudios sobre Ciencia, tecnología y sociedad (estudios CTS) imperan las visiones llamadas “posmodernas”, importadas principalmente desde Estados Unidos y países ya desarrollados, muchas veces inmersas en ideas anti-desarrollistas, irracionalistas y relativistas. Vale decir, se trata de reflexiones muy lejanas a cualquier intento de búsqueda del desarrollo o independencia nacional, que finalmente terminan por servir los intereses de quienes efectivamente aspiran a mantener a nuestros países en el estado actual.

Hoy más que nunca, si queremos alcanzar la independencia, la soberanía y el desarrollo nacional, necesitamos de una actividad científica orientada a conseguir estos objetivos. Y qué mejor para entender qué entenderemos con estas cosas, que retomar el pensamiento de quienes reflexionaron ampliamente al respecto con gran claridad y profundidad, que es lo que hace Federico Vasen en este artículo.

Link del Artículo original:

http://federico.impactoabierto.org/wp-content/uploads/sites/2/2020/07/2016-national-science-latin-america.pdf