Por Alexander Dugin

(Traducido al español por Carlos Salazar desde www.novaresistencia.org)

Después de la caída de la Unión Soviética, Cuba se encontró en una encrucijada en la que el país aún permanece. ¿Rendirse al liberalismo o construir un camino autónomo? Aleksandr Dugin habla de las posibilidades que enfrenta Cuba, así como de la importancia de las relaciones entre Cuba y Rusia, que trascienden cualquier ideología.

Hoy es muy importante que Cuba y Rusia fortalezcan sus relaciones diplomáticas, sobre todo porque vivimos en una situación muy difícil. Como ya han señalado otros expositores, hay algunos individuos y organizaciones en Rusia que no consideran a Cuba un aliado: simplemente consideran a este país desde un punto de vista económico. Debemos superar esta posición y entender que solo una Cuba soberana puede ser un sujeto real de grandes políticas. En este sentido, Cuba no debe ser considerada como simplemente un estado al servicio de los intereses locales de Rusia en la región. Algo que sin duda ha sucedido en el pasado. Nuestro objetivo es respetar a Cuba y considerarla un sujeto político, es decir, un pueblo. Los cubanos son un pueblo heroico que constantemente ha demostrado su capacidad para cambiar el curso de la historia internacional. El pueblo cubano es un pueblo heroico y lo consideramos un pueblo hermano. Si reconocemos esta realidad, podremos sentar las bases para construir verdaderas relaciones internacionales. Estoy de acuerdo en que las relaciones entre Rusia y Cuba pertenecen al futuro y no al presente ni al pasado. Todo esto nos llevará a vislumbrar cuáles serán los nuevos valores e intereses para empezar a cooperar entre nosotros.

Cuba debe ser un país independiente y no una especie de estado cliente al servicio de Rusia o Estados Unidos. En primer lugar, Cuba es un sujeto de geopolítica internacional y así lo demuestra el hecho de que Cuba no ha dejado de ser un país socialista tras la caída de la URSS. Esto revela que el socialismo es una decisión del pueblo cubano, y no una imposición externa.

Por tanto, quisiera sugerirles las pautas que nos permitirán comprender el nuevo contexto en el que se desarrollan las relaciones internacionales ruso-cubanas. Actualmente hay dos campos en lucha:

1) Primero, están los representantes de la globalización liberal y capitalista. Sin embargo, ya no estamos ante el capitalismo tradicional: estamos ante un nuevo sistema capitalista tecnogenético y posmoderno que se ha apropiado de algunos elementos de la izquierda. Pero no es la izquierda proletaria ni obrera, sino una izquierda progresista que defiende una agenda basada en la ideología de género. Es una nueva izquierda liberal que está a favor de los intereses del Gran Capital, de ahí su apoyo al imperialismo y al capitalismo. Esto explica por qué todos están a favor de Biden, porque esta izquierda posmoderna representa esta nueva corriente mundial del liberalismo posmoderno que quiere unir algunos de los elementos de la derecha liberal con el liberalismo de izquierda: es una especie de centrismo o síntesis liberal.

Este nuevo sistema unifica tanto a la derecha como a la izquierda en sí mismo: políticamente este liberalismo es de izquierda y económicamente es de derecha. Esta unificación de ambas tendencias del liberalismo es peor que todo lo que existió antes y podemos considerarla como una nueva fase del imperialismo liberal hegemónico criticada por Lenin. Creo que debemos estudiar mejor esta transformación de la ideología dominante. El liberalismo y el capitalismo también se están desarrollando y cambiando. Tenemos que entender este desarrollo y, por tanto, es necesario estudiar, desde un punto de vista intelectual, este cambio o evolución del capitalismo. La historia no se detiene, siempre se está desarrollando. Por lo tanto, debemos usar nuestro intelecto para comprender estos cambios.

2) El polo alternativo a este sistema hegemónico (que se manifiesta cada vez más, pero no podemos decir que sea necesariamente socialista) es un bloque contrahegemónico formado por civilizaciones. Este bloque, desde un punto de vista geopolítico, incluso está representado por los Grandes Espacios. Podemos decir que cada uno de los integrantes de este bloque tiene ideologías muy distintas, pero todas coinciden en la lucha contra el liberalismo. Estas civilizaciones son incapaces de adaptar sus identidades a los valores promovidos por el liberalismo. Este bloque está formado por la civilización islámica, la civilización china (una mezcla de nacional-comunismo e identidad confuciana) y la civilización rusa ortodoxa-euroasiática (que no acepta esta globalización occidental liberal). También podemos decir que América Latina (aunque no es un territorio donde el socialismo haya triunfado) rechaza y protesta contra la hegemonía estadounidense y capitalista. Creo que debemos encontrar la manera de unir estas tendencias, estas identidades, estos Grandes Espacios, culturas y civilizaciones, opuestas a la hegemonía unipolar, para enfrentar a Estados Unidos y la globalización. Por eso sugiero a los presentes que estudien geopolítica, porque la geopolítica hoy se ha convertido en un método para entender las relaciones internacionales: es el instrumento que permite comprender la visión que quiere imponer la unipolaridad para combatir la multipolaridad. La geopolítica nos ayuda a comprender lo que está pasando hoy y esto nos permite orientarnos y analizar las cosas desde un punto de vista más amplio. De esta forma, ocasionalmente podemos dejar atrás la estrechez del pensamiento ideológico y adoptar una forma de pensar más pragmática. Todo esto debería llevarnos a repensar nuestro lugar en el mundo.

Si dejamos de lado nuestro pasado ideológico y la inercia que generó el acercamiento entre los dos pueblos, podemos decir que muy pocas cosas unen hoy a Cuba y Rusia. Sin embargo, hay otros aspectos que podemos tener en cuenta. Rusia ya no es un país socialista, pero Cuba sigue siendo socialista. Los nuevos principios que unen a Rusia y Cuba deben ir más allá del pasado histórico, los sentimientos o la política. Por eso es fundamental identificar los valores que nos unen hoy. Debemos tener en cuenta los intereses de nuestros aliados, analizar los problemas y pensar en los valores que nos identifican. De esta manera, podremos preparar el terreno para las futuras relaciones internacionales que surgirán entre Rusia y Cuba. El papel que una Cuba soberana, El juego socialista e independiente a partir de ahora determinará el futuro y la formación de una futura civilización latinoamericana. Creo que por eso debemos dar un paso adelante y desarrollar nuevos instrumentos de análisis geopolítico, ideológico y social. Solo así podremos afrontar los retos de hoy.

Las acusaciones de Biden contra Putin deben analizarse en el contexto actual en el que vivimos. Es una declaración de guerra, pero esta vez la guerra ya no es ideológica (es decir, una lucha entre capitalismo y socialismo), sino un conflicto que enfrenta a dos civilizaciones. Hay dos visiones del mundo diferentes que están ahora en el centro de esta lucha: por un lado, tenemos una cosmovisión unipolar que se basa en la hegemonía estadounidense y, por otro lado, tenemos un mundo multipolar, donde hay varios independientes y civilizaciones soberanas. Cuando Biden ataca a Putin, declara la guerra no solo a Rusia, sino a todos aquellos que quieren dar a luz a este mundo multipolar y liberarse de la hegemonía del globalismo. El presidente ruso, Vladimir Putin, cree que en nuestro mundo pueden coexistir muchas verdades y sistemas económicos y políticos diferentes; cree que en este mundo puede haber muchos pueblos con sus propias identidades y valores. Todos estos sistemas pueden establecer relaciones armoniosas y amistosas entre sí. El hecho de que existan estas diferencias no conduce necesariamente a una lucha entre diferentes civilizaciones.

Sin embargo, los unipolaristas quieren imponernos su visión de las cosas a todos. Quieren imponernos su civilización y sus valores para que, al final, todos estemos sometidos al Gran Capital y su hegemonía única. Los liberales quieren convertirnos en esclavos, en clientes que sigan sus principios económicos. Quieren transformar a todos los países latinoamericanos en Puerto Rico (un país completamente dependiente de la ideología estadounidense) y no en una Cuba independiente, orgullosa y libre. El sueño unipolar estadounidense sería un tipo de proyecto que impone la servidumbre universal. Es necesario que luchemos todos juntos contra este proyecto y por eso hay que crear un proyecto geopolítico concreto. Las tensiones actuales entre Rusia y Estados Unidos no se pueden explicar por diferencias ideológicas, pero debido a diferencias geopolíticas fundamentales. Para desarrollar nuestras relaciones con Cuba y, en general, con América Latina, debemos promover y proponer una perspectiva geopolítica. Este enfrentamiento entre el mundo unipolar, que la administración Biden quiere imponernos, es en realidad un regreso al momento unipolar (simplemente lo llaman la “nueva normalidad”) y la hegemonía estadounidense. Biden ataca no solo a Rusia, sino también a la República Popular China, al mundo islámico, a los países africanos y también a Cuba, Irán, Turquía, etc. Para los unipolaristas, todos aquellos que defienden su libertad contra los principios del liberalismo son enemigos del Sociedad Abierta. Sin embargo, la Sociedad Abierta que defienden es la forma actual de dictadura capitalista hegemónica. En este sentido, podemos decir que no es ni "libre" ni "abierto" de ninguna manera.

Por eso considero imperativo el diálogo entre profesores, periodistas, intelectuales, artistas, políticos, líderes de opinión pública, etc. Este diálogo permitirá que representantes de la gran civilización rusa de Eurasia se reúnan con representantes de la gran civilización de América Latina. Cuba sería el punto simbólico y estratégico más importante de todos, pues esta isla encarna la idea de liberación, la dignidad de los pueblos de la civilización latinoamericana que luchan por su descolonización y libertad. Creo que este debe ser el contexto a través del cual debemos desarrollar las relaciones diplomáticas entre nuestros pueblos y no los principios meramente utilitarios o económicamente igualitarios que pueden establecerse entre nuestros respectivos países. Es sobre todo una llamada a comprender otros aspectos: civilización, valores, identidad, soberanía. Rusia tiene muchas razones para desarrollar estas relaciones, además de invertir en infraestructura o proyectos turísticos. Las relaciones entre Cuba y Rusia tampoco pueden ser consideradas como una mera relación entre países soberanos, sino una relación entre dos civilizaciones distintas. Por eso es muy importante que estas relaciones también estén abiertas a la historia, al futuro.

¿Pero que es la historia? La historia es la lucha contra los “amos” que quieren esclavizar al mundo, es decir, la historia es una realidad conflictiva. Y en medio de este conflicto, debemos elegir bien a nuestros amigos, aliados o hermanos. Cuba debe ser repensada y reevaluada por los rusos como símbolo de la lucha y la dignidad de los pueblos de América Latina y de todos los pueblos oprimidos. También es muy importante que Cuba siga siendo ideológicamente socialista. Los cubanos deben mantener su identidad socialista y no repetir el ejemplo de la URSS. Rusia perdió los mejores aspectos de la ideología de la sociedad socialista y permitió que los peores aspectos del capitalismo liberal ingresaran en su sociedad. Pagamos un precio enorme por cometer este error: casi dejamos de existir porque hemos perdido nuestra identidad socialista. Por eso no debemos repetir estos errores. Los camaradas chinos pudieron aprender de nuestros errores. Es importante preservar los lineamientos generales de la política socialista cubana. Pero el socialismo debe transformarse y desarrollarse. El socialismo es un sistema abierto: es como la vida, siempre está en movimiento. El socialismo de hoy debe ser diferente del socialismo del pasado.

Ahora, hay un gran peligro para Cuba y ese peligro consiste en entender el socialismo desde una perspectiva liberal. Es un peligro difícil de entender, porque generalmente se piensa que el liberalismo de izquierda no es un enemigo abierto o peligroso del socialismo, pero eso es un grave error. Ante este peligro, es necesario defender la esencia del socialismo y el socialismo es ante todo una ontología de la sociedad: es independencia, es dignidad de los pueblos, es identidad, es soberanía, es democracia participativa (que es verdadera democracia y no democracia representativa burguesa). Las ideas socialistas no deben adaptarse al liberalismo. El socialismo debe ante todo representar los intereses ideológicos de las personas que luchan por su libertad e identidad.

Creo que compartimos estos principios con nuestros amigos y compañeros, al menos eso es lo que vi en varias reuniones y mesas redondas que hemos tenido en otras ocasiones. Por tanto, poco a poco vamos configurando esta nueva forma de lucha y una nueva estructura de relaciones internacionales: se trata de una alianza entre la gran civilización euroasiática representada por Rusia y la gran civilización de América Latina, que está representada por todos los pueblos del país. América del Sur y Central. Como nos dijo un compañero colombiano, hay dos puntos muy importantes para la colonización y descolonización del continente: Cuba y Puerto Rico. Cuba es la isla donde se inició la colonización y liberación del continente sudamericano, lo cual es muy simbólico. Creo que Cuba no debe ser subestimada y considerada como un lugar insignificante, sujeto al bloqueo y la presión de Estados Unidos (esa potencia liberal agresiva y unipolarista). Cuba es, ante todo, esa puerta que se abre o se cierra y que determina el futuro de América Latina: un espacio donde converge el futuro de todo el continente. Rusia tiene todos los motivos para descubrir una vez más la importancia y la dignidad de este gran y pequeño país, que siempre será una parte importante de nuestro corazón.