-MATERIALISMO

Es una de las principales metodologías o tendencias dentro de la filosofía, junto con la metafísica. En la actualidad suele creerse aberrantemente, que el materialismo es sinónimo de consumismo, de un comportamiento compulsivo por adquirir cosas materiales, pero nada más lejos de la realidad.

El materialismo no es una filosofía moderna, pues tiene sus orígenes en la Grecia Antigua, precisamente en las colonias jónicas. El materialismo de la época (también llamado materialismo espontáneo-primitivo, o de la naturaleza), empleaba la práctica de la ciencia observativa y empírica, junto con teorías subjetivas e hipótesis, para comprender los fenómenos naturales- materiales del entorno. Los clásicos materialistas más renombrados son Heráclito, Anaximandro y Anaxímenes. Por otro lado Epicuro, llegó a estudiar incluso el movimiento de los átomos, y su importancia dentro de la conformación de los cuerpos, junto con explicar procesos de transformación constante del mundo, a los cuales la humanidad también se encuentra sujeta.

Así el materialismo, no es un mero corporeísmo (plantear la existencia única de los cuerpos, negando lo intangible), sino una metodología que opera dentro de los parámetros inmediatos de la materia, comprendiéndose esta como lo primordial –sobre la consciencia- para desarrollar el pensamiento y no al revés.

No así la vil especulación, donde el prima el mundo de las ideas (idealismo), lo cual fácilmente deriva en el disparate no comprobable, en el imaginarismo, el confesionalismo, o en las trampas lingüísticas sin sustancia de fundamento. A modo de ejemplo, dentro de la realidad material, entre dos escaladores que suben una montaña (uno repleto de confianza, fe e idealismo sobre sí mismo, pero cojo), y otro sin ningún idealismo o esperanza sobre sí mismo, pero con grandes condiciones físicas, resulta este último ganador, pues priman innegablemente las condiciones materiales determinantes que posee cada uno.

Durante la Edad Media, la filosofía se transformó en un servicio utilitario de la teología, de la especulación metafísica de los orígenes, de la deidad, del alma o espíritu, siendo el materialismo totalmente relegado a las catacumbas, pero perviviendo en el mundo subterráneo. Volverá a resurgir poco a poco, dentro de los campos de la ciencia (perseguida a muerte por los paladines de la inquisición).

En ese curso histórico, con la conquista del continente americano, la comprobación de la forma esférica del mundo de Copérnico, avances geográficos, el fortalecimiento del modelo heliocéntrico de Galileo y Keplero, el surgimiento del renacimiento, el antropocentrismo y las figuras heréticas como Giordiano Bruno, dan lugar a una revuelta intelectual contra los pilares del teísmo metafísico. El materialismo rebrota como avalancha.

La práctica científica comienza a abundar, el interés por comprender los fenómenos materiales del entorno, y dar explicación a todo tipo de hechos naturales. Bacon defendió la experimentación, y Descartes empleó activamente el modelo de materialismo mecanicista. Gasssendi resucitó el atomismo epicúreo. También en Francia, la ilustración, el racionalismo, con figuras como Diderot, Holbach, o Voltaire (materialismo francés), sirvieron de sustento fundamental, para nutrir el proceso revolucionario anti-absolutista, derrocando el poder y la idea de rey con derecho divino.

Ya con la revolución industrial y los complejos modos de producción capitalista, junto con la expansión de la explotación obrera; el socialismo científico apareció refutando, desentrañando, corrigiendo no solo las filosofías metafísicas imperantes como la hegeliana, sino también a todos los materialismo anteriores, desarrollando el materialismo dialéctico, que con base en las ciencias naturales, y la creación de las ciencias sociales, estudiaron las realidades materiales de la contradicción, la variación de condiciones, la oposición, las síntesis, la comprobación, y la transformación constante de la materia (contrario al idealismo reaccionario de la inmutabilidad de las cosas).

-DIALÉCTICA

Se ha vuelto común creer que la dialéctica como definición y aplicación, corresponde a la época moderna (así como el materialismo), por el contrario, está presente desde los albores mismos de la antigua filosofía griega, aunque ha evolucionado respecto del desarrollo histórico de la filosofía y con el surgimiento de las ciencias sociales.

Su etimología proviene del griego; “diálogo”, para hacer referencia a una conversación argumentativa, debate o polémica. En su significado original, era una metodología para descubrir las contradicciones dentro de un discurso adversario (falacias y consignas ilógicas), y así demostrar su falsedad. Los antiguos filósofos eran dialécticos innatos espontáneos.

Pronto comenzó a transformarse en una metodología fundamental del materialismo (considerar la materia como principio verificable y superior a la conciencia, pues no habría forma de que el pensamiento o la conciencia se expresare, sino por los caminos que permite la materia), y se le relaciona con el descubrimiento de contradicciones materiales, buscando su correspondiente resolución.

La dialéctica comprende, que los fenómenos están sujetos a constante movimiento y cambio, por las luchas contradictorias del mundo material; como entre la vida y la muerte, entre los números racionales e irracionales, entre la acción y la reacción de la física, entre los intereses de un amo y un esclavo, o así como una guerra violenta puede conducir a la paz (tesis contra antítesis –agudización de las contradicción-, resultando una síntesis –resolución de las contradicciones-).

Hubo elementos de la dialéctica en Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, los materialistas franceses, pero esta alcanzó gran notoriedad en la moderna filosofía alemana de Hegel. El propio Engels señaló: “El mérito principal de esta filosofía fue, la restauración de la dialéctica como suprema forma del pensamiento”, La dialéctica idealista de Hegel, expuso una historia de constante movimiento, transformaciones y desarrollo, producido por diversas contradicciones internas, mutaciones, que permiten el cambio material y espiritual incluso sin la interferencia de factores externos. Pero como dijimos, Hegel era idealista; termina concluyendo una construcción forzada de la realidad, una morfología idealizada de la historia, que se comprende dentro de un sistema de ideas.

Con el socialismo científico, el empleo de las ciencias (desarrollando por primera vez las dinámicas sociales; considerando los grupos humanos como sujetos históricos, y no como masas inertes arrastradas por procesos políticos), la dialéctica purga los idealismos hegelianos, tomando el desarrollo, -más no la idea-, resultando una ciencia de las leyes generales del porvenir de la Naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento. Así mismo, se comprenden las enormes contradicciones entre las relaciones de las clases sociales, su conflicto histórico y estallido.

Nosotros con el entendimiento de las fuerzas históricas de la materia y el cambio constante, con la dialéctica, podemos comprender varias cosas; como la contradicción de intereses entre quienes toman la dirección de un proyecto nacional, y la deliberación de los grupos humanos que componen la nación, ¿Existe legitimidad, representatividad? ¿Existe explotación? ¿Pueden coexistir sectores explotados y sectores privilegiados bajo una Carta Magna que reconoce el principio de igualdad? ¿Por qué un Estado “legítimo” debe defenderse con la fuerza de sus propios ciudadanos? ¿Debe la clase popular organizarse para tener el poder político de su propia historia y porvenir, enfrentando a la oligarquía incrustada resolviendo así la contradicción social?

Robespierre también lo comprendió y señaló: “Para que la nación pueda vivir, el rey debe morir”

-SOCIALISMO

Para responder a la pregunta sobre qué es el Socialismo, debemos de analizar el concepto tanto desde la antropología como desde la teoría política. En el primer caso, y parafraseando lo que indica el Diccionario de Antropología Filosófica de José Ramón Ayllón, encontramos la definición de socialismo como aquella doctrina que propugna un sistema político y económico en el que la propiedad y administración de los bienes de producción es de carácter colectivo (normalmente estatal) y en el que el Estado regula las actividades económicas y sociales de la nación y la distribución de la riqueza dentro de esta. El socialismo se opone al liberalismo económico, de carácter individualista y que se manifiesta en el Capitalismo y el Imperialismo.

Por tal motivo, es anacrónico hablar de socialismo para referirnos a experiencias comunitarias y colectivistas anteriores al surgimiento de sociedades industrializadas, en las que todavía no se habían desarrollado los métodos de producción a gran escala ni los medios de producción que se presuponen en la definición anterior (comunitarismos primitivos como la Esparta de Licurgo, las primeras sectas cristianas, la estructura económica del imperio inka, etc.).

Desde la teoría política, por otro lado, encontramos como expresión más coherente de socialismo, aquella que se ha definido desde el socialismo científico, en otras palabras, el socialismo como fase primera o inferior de la formación económica comunista, en el que ya no existe la propiedad privada sobre los medios de producción; y las relaciones de producción no se caracterizan por el dominio y la subordinación, sino por la colaboración amistosa y la ayuda mutua entre hombres libres de la explotación. En ese sentido no hay diferencia entre socialismo y comunismo (comunismo final o fase superior), salvo que el socialismo, como fase intermedia entre el capitalismo y el comunismo final, presenta dos tipos de propiedad (la estatal y la cooperativa) mientras que en el comunismo final solo habrá un tipo de propiedad: la de todo el pueblo (colectivismo absoluto).

Este comunismo final o etapa superior del socialismo se caracteriza por ser “una sociedad altamente organizada de trabajadores libres y conscientes en la cual se establecerá la autogestión social, el trabajo en bien de la sociedad será para todos la primera necesidad vital, necesidad hecha conciencia, y la capacidad de cada individuo se aplicará con el mayor provecho para el pueblo” (Diccionario Filosófico [URSS], 1965.) Es decir, que mientras en la primera etapa (Socialismo) regiría el principio: “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su aporte”, en el comunismo final regirá el principio: “de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad”.

En la proyección práctica, existe una diversidad considerable de las políticas orientadas hacia el socialismo, siendo adoptadas por distintos países, ya que el éxito de su aplicación va a depender de cuán adecuadas sean dichas políticas respecto de la realidad material en que se proyectan. Así, por ejemplo, han sido distintas las experiencias socialistas en la ex Unión Soviética, en la ex Yugoslavia, en la actual China y en la actual Cuba.

El Círculo Patriótico, siendo consciente de la variedad de modelos que utilizaron y utilizan el nombre "socialismo", comprende que una política nacional orientada hacia el socialismo, no puede ser una burda imitación de las experiencias de otros países, sino que debe provenir de una praxis en concordancia con la realidad y las condiciones existentes en Chile y el resto de Indoamérica, tomando como propia la consigna de Mariátegui: "Nuestro socialismo no puede ser calco ni copia sino creación heroica" A partir de esta premisa, podemos vincular la tradición del socialismo en América Latina con la Cuarta Teoría Política, es decir un socialismo de arraigo popular y patriótico, que sin dejar de comprender la lucha de clases ni los conocimientos científicos histórico-sociales, avance en dirección al estudio geopolítico actual (lucha contra el mundo unipolar) y en lo existencial (reafirmar su Ser como Pueblo Soberano).