Rendimos homenaje y recordamos a nuestros compatriotas asesinados. Entre los muertos hubo hijos y esposas que habían concurrido a entregar alimentos a los trabajadores en huelga, además de peruanos, bolivianos, argentinos y hasta unos españoles que se negaron a abandonar a sus compañeros obreros, pagando con la vida.
Desde la escuela, «El Rucio», obrero ardiente, responde sin vacilar con voz valiente, «Usted, señor General no nos entiende. Seguiremos esperando, así nos cueste. Ya no somos animales, ya no rebaños, levantaremos la mano, el puño en alto. Vamos a dar nuevas fuerzas con nuestro ejemplo Y el futuro lo sabrá, se lo prometo. Y si quiere amenazar aquí estoy yo. Dispárele a este obrero al corazón».