Por Ian Morales
El presente es un texto que a pesar de su brevedad corresponde a un material obligatorio para comprender los prolegómenos históricos de nuestra historia nacional. En este ensayo, el historiador Sergio Villalobos se dedica a repasar de manera resumida la totalidad del periodo de la Conquista y posterior Colonia de Chile por parte del Imperio Español. Un texto que se fija como meta mostrar la historia en base a fuentes primarias y secundarias, sin sesgos ideológicos o añoranzas románticas, para permitir al lector conocer los macro-acontecimientos del pasado y no una mera epopeya novelesca.
A pesar de su formato libre, Villalobos logra captar y explicar todos los factores geográficos, sociológicos, culturales, políticos y económicos que influyeron en el desarrollo del periodo colonial en Chile. Todo esto sin descuidar la escritura y la capacidad de reflejar fielmente de manera equiparable tanto lo épico y heroico como lo brutal y violento tanto de los conquistadores españoles como de los indígenas en resistencia.
En palabras de su propio autor, la finalidad de este ensayo histórico es la de superar los mitos y prejuicios ideológicos en torno a este periodo histórico:
“Así hemos superado la llamada “leyenda negra” que inspirada en el liberalismo, recargó los tonos grises sin buscar su explicación ni tratar de comprender. Del mismo modo, superamos la “leyenda rosada” basada en la mentalidad conservadora y de sentido no menos político que la anterior, que ha tratado de glorificar a España torciendo el sentido de los hechos”.
Recomendamos este libro, ante la manía de ciertos grupos de opinión de promover interpretaciones risibles que pintan a los procesos socio-históricos como una pueril lucha entre el “bien” contra el “mal” o que los procesos son resultado de la buena fe de “héroes y santos” individuales. El aporte de Villalobos echa por tierra dichas interpretaciones al dar centralidad a los actores colectivos y poner atención a los factores estructurales (económicos, políticos, culturales, de estatus, etc.) como explicaciones causales a los fenómenos históricos. Porque el fin de la historia como ciencia es estudiar el pasado fehaciente más allá de la arbitrariedad rebatible de las interpretaciones individuales.
Por último, no deja de ser lamentable el contraste entre la objetividad pretendida por esta obra y las polémicas en las que su autor se ha visto envuelto en los últimos años.