Esta película inspirada en hechos reales, se ambienta en el extremo sur chileno-argentino de principios de siglo XX. En este contexto aparece un oligarca ovejero chileno de la zona que se plantea a sí mismo como objetivo, el exterminio de los indígenas de la Patagonia exigiendo pruebas de las muertes (orejas cortadas).

La película nos da muestras de que la zona era una especie de viejo oeste, pues el Estado chileno no tenía gran presencia y el oligarca se definía como dueño de tierras que incluso estaban en terreno argentino.

Para esta cruzada, el oligarca recluta a un ex soldado inglés que le servía como capataz, un cowboy de Texas con experiencia en matanza de aborígenes en Norteamérica y un mestizo chileno de aspecto indígena al nadie superaba cómo tirador. En esa expedición la película va teniendo vuelcos interesantes y sorpresivos que atrapan al espectador.

El inglés como marino le explica al chileno (chilote) que los hombres de Mar son animales diferentes a los animales de tierra (los vaqueros), lo que ejemplifica la llamativa relación conflictiva y laboral de estos personajes en el transcurso de la historia. El mestizo en particular no puede evitar sentir una terrible culpa y desarrolla una especie de batalla de consciencia.

Más allá de esta estética simbólica de los personajes escogidos y el sucio trabajo que deben cometer, se refleja en el film un acontecimiento considerado como uno de los peores crímenes de la oligarquía contra poblados humanos enteros, que intentaron combatir con arco y flecha las balas y los cañones.