A diferencia de los “dioses del otro mundo” que parecieran observar indiferentes los sucesos de la humanidad, aquellos “dioses y señores de este mundo” poseen ejércitos, armas de destrucción masiva, medios de comunicación universales, policías, jueces, leyes, matones, gobiernos, mercenarios a sueldo y montañas de recursos utilizados para conservar y expandir su poder.

Quienes plantean los falsos mantras de la moda comercial que dictan que no existe la verdad ni la mentira, ni el bien ni el mal, ni tampoco existen los enemigos están equivocados y la realidad lo expone con espantosa claridad. El mal y la falsedad están representados en la usura irracional y la barbarie mesiánica que arrasa con pueblos enteros. Esta crueldad se evidencia en Gaza.

No hay que ser un mero observador impávido e individual de la injusticia sino que corresponde organizarse, denunciar y luchar. Los hijos de todos los pueblos libres del mundo son llamados a esta titánica y gloriosa misión.

Ha recordarle a estos dioses de la injusticia que también pueden sangrar.