Por Ian Morales

El 11 de febrero del presente año se cumplieron 100 años del nacimiento de Clodomiro Almeyda, abogado, académico y político socialista chileno. Este insigne personaje de nuestra historia es digno de examen debido a su trascendencia en los ámbitos político e intelectual durante la segunda mitad del Siglo XX. El presente escrito presenta un breve repaso de la biografía de este ilustre, relevante y vigente personaje.

Su vida:

José Clodomiro Almeyda Medina nació en el seno de una familia de clase media acomodada en Santiago el 11 de febrero de 1923. Sus padres fueron el ingeniero [1] Manuel Almeyda Arroyo y la señora Delia Medina Fritis. El matrimonio Almeyda-Medina tuvo otros 4 hijos, de los cuales se destacó el médico y también dirigente socialista Manuel Almeyda.

Hizo sus estudios escolares en el Liceo Alemán de Santiago, para luego ingresar a la Universidad de Chile. Se licenció en derecho y ciencias sociales en 1948 y posteriormente complementó sus estudios en un “curso especial” de filosofía por impartido el Instituto Pedagógico de la misma universidad.

En 1954 se casó con la profesora Irma Cáceres Soudan, de esta unión nacerían 3 hijos (Luis Clodomiro, Irma Eugenia y Jimena Paulina).

De manera paralela a su entrada a la universidad, Almeyda ingresó al Partido Socialista en 1940. Inició su dilatada carrera política como delegado de la Brigada Universitaria Socialista ante la FECH, luego como dirigente zonal en Providencia, secretario del Departamento de Estudios Técnicos del partido y siendo finalmente electo miembro del Comité Central desde 1948 hasta 1985. El detalle de sus cargos públicos, así como de su impacto al interior del PS serán detallados más adelante.

Tras el Golpe de Estado de 1973, Almeyda fue detenido y torturado por las autoridades militares, para ser finalmente liberado en 1975 por presión de la Asamblea General de la ONU. Iniciaría su exilio en una breve estancia en Bucarest para luego trasladarse a México y a la RDA, en estos últimos países se dedicaría a labores académicas y a actividades partidistas.

Almeyda regresó a Chile en 1987, de manera clandestina cruzando la Cordillera desde Argentina. Se entregó ante los tribunales correspondientes, los cuales le declararon “inconstitucional” y por lo cual fue relegado a Chile Chico. Solo con el fin de la Dictadura, Almeyda recuperaría sus derechos políticos.

Durante los primeros años de la Transición, se desempeñó como embajador de Chile en la Unión Soviética (y posteriormente, en Rusia), cargo desde el cual dio asilo a Erich Honecker, expresidente de la RDA. Ya alejado de los quehaceres políticos, Almeyda se dedicaría a la docencia en la Universidad de Chile, dirigiendo la Escuela de Sociología.

Clodomiro Almeyda falleció el 25 de agosto de 1997 en Santiago de Chile.

Su obra:

“Don Cloro”, como era popularmente conocido, se destacó por su vocación de servicio público, pero de manera paralela desarrollo una prolífica carrera intelectual, dejando una huella importante tanto en ambos campos. Lo político:

Como actor político, destacó como ministro en dos gobiernos (de Carlos Ibáñez del Campo y de Salvador Allende), además de haber sido diputado por un periodo (1961-1965) [2].

Como único representante del Partido Socialista Popular en el gobierno ibañista, Almeyda se hace cargo del Ministerio del Trabajo. Según sus propias palabras:

[…] mi propósito era inaugurar un nuevo estilo de trabajo en el Ministerio con la dirigencia sindical, de manera que los sindicatos no vieran en el Ministro un árbitro sino un aliado que, de común acuerdo con ellos, buscara fórmulas de arreglo justas y razonables para imponerlas a la parte patronal, de modo que los trabajadores se sintieran apoyados por el Gobierno. (1988, pág. 131)

En concordancia con esta idea, Almeyda fue un activo participe de las luchas sindicales y cuyo hito más importante sería el apoyo gubernamental a la fundación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en 1953. Don Cloro renunció al cargo y luego de unos meses volvería al gabinete, esta vez en la cartera de Minería. Desde este cargo, crearía la Superintendencia del Cobre y el Salitre, siendo este un primer paso en dirección a la propiedad estatal sobre el metal rojo.

Con la victoria de la Unidad Popular y la llegada de Salvador Allende a La Moneda, Almeyda fue designado Ministro de Relaciones Exteriores. Como él mismo cuenta, si bien hubo hitos importantes en las nuevas relaciones internacionales de Chile (como el restablecimiento de relaciones con Cuba, el reconocimiento de la República Popular de China o el ingreso al Movimiento de Países No Alineados), estos cambios no supusieron un viraje revolucionario o una ruptura con los lineamientos fundamentales respecto de gobiernos anteriores (pág. 180). Esto le valió a la Cancillería una estabilidad que contrasta con las de otras carteras ministeriales durante el gobierno de Allende.

A mediados de 1973, Almeyda pasa a formar parte de la Comisión Política del PS, por lo cual renuncia a su cargo ministerial. Pero la inestabilidad y la polarización política del país lo obligan a volver al gabinete de Allende, haciéndose cargo de las carteras de Defensa, la Vicepresidencia y, nuevamente, de RR.EE, cargo en el cual lo sorprende el Golpe de Estado.

El otro gran ámbito de la vida política de Don Cloro fue su militancia en el Partido Socialista. Su ingreso al partido se vio marcado por la fuga de militantes en favor de los “inconformistas” [3] liderado por César Godoy Urrutia y Orlando Millas. La permanencia de Almeyda en el PS, a diferencia de la mayoría del estudiantado que siguió al “inconformismo”, se basó en un frio balance político del momento y de las opciones que podía (o no) ofrecer una oposición de izquierda al Frente Popular:

Además, “el inconformismo” no ofrecía ninguna solución viable y concreta a los problemas nacionales, moviéndose en el campo de la ideología abstracta. Su principal argumento de que en el Frente Popular “el proletariado iba de remolque de la burguesía” me parecía una mera entelequia verbalista. La gran parte de verdad de esa afirmación era resultado de realidades subjetivas, insuperables con la sola voluntad de las condiciones de la época y solo podía alterarse con el desarrollo y maduración de los partidos revolucionarios y no con su división. (pág. 65)

Otro episodio de fraccionamiento corresponde al vivido en 1948, cuando el PS expulsa de sus filas a una facción “anticomunista”, la cual logra mantener el nombre de “Partido Socialista de Chile” ante la Dirección de Registro Electoral [4], por lo cual el tronco mayoritario pasa a llamarse “Partido Socialista Popular”. Almeyda formó parte de este último grupo, el cual decidió (no sin fuertes discusiones) apoyar la candidatura de Ibáñez en 1952. Este apoyo provocó una división dirigida por Salvador Allende y José Tohá, quienes migraron al PS (ya purgado de elementos anticomunistas).

El PSP formó parte del gabinete ibañista hasta 1953 y se desligó completamente del gobierno en 1955. Al año siguiente, ambos PS confluirían en el “Frente de Acción Popular” y finalmente se reunirían en 1957. A pesar de militar en el PSP, Almeyda recuerda que desde su salida del gobierno de Ibáñez trabajó junto a Allende por la reunificación de los socialistas, lo cual le granjeó la confianza y la amistad del futuro presidente (págs. 168-169).

Pero quizás el momento de mayor protagonismo del Almeyda fue en la división del PS en dictadura (1979-1989). En 1979, el 3er Pleno Nacional Clandestino del PS resuelve la remoción de Carlos Altamirano de su cargo como secretario general, ante esto Altamirano se declara en rebeldía, convoca a un Congreso Extraordinario y termina siendo expulsado del partido junto a su grupo de colaboradores formando así un partido paralelo [5]. En esta disputa, Don Cloro asume como nuevo secretario general del PS, el cual pasaría a ser conocido como “PS-Almeyda”: “El sector que se conoció como “Partido Socialista (Almeyda)” fue ampliamente mayoritario en Chile y llegó a constituir una fuerza de gran presencia social en el mundo estudiantil, poblacional y sindical” (Arrate, 2007, pág. 3).

Con el transcurso de la década de los 80, la disyuntiva entre los dos secretarios generales [6] se fue transformando en la oposición entre dos cosmovisiones distintas. La facción representada por Altamirano renunció al marxismo-leninismo y acercándose a la socialdemocracia, privilegió una alianza con las fuerzas de centro (democristianos, radicales, derechistas democráticos, etc.) y promovía una “ruptura pactada” con las autoridades militares. Mientras que la facción de Almeyda conservó su vocación marxista-leninista, mantuvo alianzas con los partidos de izquierda (comunistas, miristas, radicales de izquierda, etc.) y promovía la “lucha de masas con perspectiva rupturista” como forma de combate contra la dictadura. Aunque con el fracaso de la “Operación Siglo XX” y el posterior arresto de Almeyda en 1987, el PS-Almeyda abandona definitivamente la vía insurreccional e inicia un acercamiento a la naciente “Concertación de Partidos por la Democracia”, proceso que luego decantaría en la reunificación final del PS:

Clodomiro Almeyda comprendió tempranamente que, tras los fracasos de la línea insurreccional en 1986, la transición negociada era el camino más viable a la democratización. Antes de la unidad, condujo a su partido a la fundación de la Concertación y realizó una contribución mayor a la tarea de desplazar a la dictadura y reestablecer en Chile los derechos democráticos básicos. (2007, pág. 3)

Estos episodios nos demuestran que el estilo político de Clodomiro Almeyda, además de demostrar un compromiso excepcional con su tienda política, estuvo marcado por su convicción de convocar las alianzas más amplias posibles para llevar a cabo el cambio social. Una alta lealtad a sus principios, pero siempre ajeno al sectarismo y el dogmatismo.

Lo intelectual:

En cuanto a su faceta intelectual, Almeyda fue un agudo analista de la realidad chilena, latinoamericana y mundial. Buena parte de su producción bibliográfica se compone de compilaciones de textos que a pesar de su brevedad (ensayos, discursos, artículos de prensa) resultan sumamente ilustrativos del contexto social y político de su época, así como también del estado de las discusiones ideológicas del periodo. De estos escritos podemos destacar: “Reflexiones Políticas” [7] (1958), “Liberación y Fascismo” [8] (1977), “Pensando a Chile” [9] (1986) y sus “Obras Escogidas” [10] (1992).

Mención aparte merecen sus libros. El primero fue una edición de su tesis de grado “Hacia una teoría marxista del Estado” (1948), prologada por Raúl Ampuero; el segundo corresponde a “Sociologismo e ideologismo en la teoría revolucionaria” (1972); y el tercero consiste en sus memorias “Reencuentro con mi vida” (1987).

El segundo de estos libros merece especial atención, debido a su contenido y el contexto de su producción. Este libro, escrito en los turbulentos tiempos de la Unidad Popular, intenta atacar a dos desviaciones presentes en la praxis de la teoría marxista. El “ideologismo” viene siendo la sobre-teorización de la realidad social, más presente en la política juvenil y que puede desembocar en “[…] posturas prácticas que los alejan de las masas y los hacen vivir subjetivamente, para sí, una verdad y un mundo que no es aquel con quien se enfrenta el hombre corriente en su quehacer cotidiano” (Almeyda, 1972, pág. 10). Mientras que el “sociologismo” corresponde a la tendencia, más propia de los académicos, que:

“[…] trabajan intelectualmente influidos y determinados por un empirismo cientificista, que los hace menospreciar el aporte metodológico del marxismo y los lleva a querer construir una ciencia social empírica y objetiva, fundada desde sus bases ultimas en la mera constancia del dato y en la verificación de las más superficiales conexiones aparentes”. (pág. 10)

Otro ámbito de la vida intelectual de Don Cloro fue su carrera académica. Inició sus actividades como profesor de filosofía en la “Universidad Popular Valentín Letelier”, organismo dependiente de la Universidad de Chile dedicado a la educación de los trabajadores y gente de escasos recursos. Posteriormente, Almeyda ingresa como profesor a su alma máter, encargándose del curso de “Economía Rural” en la Escuela de Medicina Veterinaria. Desde aquí Almeyda se haría cargo de varios cursos de pregrado y posgrado: “Introducción a las Ciencias Sociales” en la Escuela de Ciencias Políticas y Administración [11], “Ciencias Políticas” en las Escuelas de Derecho y Economía, “Sociología del Subdesarrollo” en la Escuela de Sociología y “Sociología Política” en las Escuelas de Sociología y de Estudios Económicos Latinoamericanos (ESCOLATINA).

Donde más se sintió la influencia académica de Clodomiro Almeyda fue en la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile, de la cual sería director entre 1967 y 1970, para luego retomar el cargo desde 1992 hasta su muerte. Como señala el sociólogo Alexis Cortés, la dirección de Almeyda de dicha escuela supuso un cambio de paradigma en tanto que consolidó una vocación de compromiso social y político en la formación de los sociólogos:

La presencia de Almeyda habría sido clave para intentar conciliar las preocupaciones de los estudiantes por el cambio social con el resguardo y estímulo de condiciones académicas adecuadas para el desarrollo de la sociología como disciplina. El fortalecimiento teórico de la escuela, mediante la introducción de un marxismo no ortodoxo habría sido la impronta que quiso dejar en sociología. (Cortés, 2020, pág. 8).

Su vigencia:

El “revival” que ha vivido el Socialismo Chileno en estos últimos años nos ha abierto una puerta importante para el estudio de las ideas y los personajes más representativos de esta tradición política autóctona. En la constelación de políticos e intelectuales del Socialismo Chileno, Clodomiro Almeyda encarnó una formidable compatibilidad entre ambas labores.

Y ese es precisamente el legado de Don Cloro, una vocación política que se desprende de la comprensión profunda de la realidad social de Chile, un conocimiento que procedía tanto de sus vivencias personales como de su formación teórica, la cual se deja ver en su producción intelectual que armonizaba un riguroso análisis propio de las nacientes Ciencias Sociales con la vocación incontestable por la construcción del Socialismo:

Francamente, mi limitado entendimiento no me permite vislumbrar otra forma para lograr esas metas -que no se puede dejar de compartir-, que no sea a través del socialismo, pensado y realizado a escala planetaria y conforme a la matriz fundamental concebida hace más de un siglo por el marxismo. No diviso otro sendero para alcanzar esos fines que el de poner estratégicamente la economía, la ciencia y la técnica al servicio de los hombres -y no del mercado- como elemento básico de toda empresa de liberación humana. Y eso pasa por alterar la estructura económico-social, predominante todavía en el mundo, y la correspondiente escala de valores que supone y brota de ella. Lo que es lo mismo que sostener que la cuestión del control de la propiedad y del poder que emana de ella constituyen el núcleo de los problemas y de las soluciones a los desafíos que enfrenta el hombre contemporáneo. (Almeyda, 1988, pág. 347).

NOTAS

[1] Un aspecto destacable de la familia Almeyda es su fuerte presencia en el mundo académico. Como cuenta Clodomiro Almeyda en sus memorias, su padre se desempeñó como profesor de matemática y física en la Universidad de Chile y su abuelo, Clodomiro Almeyda González, fue profesor y rector del Liceo de Antofagasta (1988, págs. 15-16).

[2] Se suele pasar por alto el periodo legislativo de Clodomiro Almeyda en los 60, debido a que, como el mismo relataría en sus memorias, la labor parlamentaria no le pareció atractiva (pág. 105).

[3] Los “inconformistas” fueron expulsados del PS en 1939. Luego en 1940, este grupo conformaría el “Partido Socialista de los Trabajadores”, el cual irónicamente formaría parte de la Alianza Democrática (sucesora del Frente Popular). En 1944 el PST es absorbido por el Partido Comunista.

[4] Actual Servicio Electoral de Chile (SERVEL).

[5] El nuevo partido de Altamirano sería conocido oficialmente como Partido Socialista “renovado” pero de manera coloquial fue conocido por el nombre de sus secretarios generales: Altamirano (1979-1981), Ricardo Núñez (1981-1984; 1986-1989), Carlos Briones (1984-1986) y Jorge Arrate (1989).

[6] Como menciona Eduardo Gutiérrez en su libro “Ciudades en las sombras: Una historia no oficial del Partido Socialista de Chile” existieron en el periodo hasta 10 orgánicas autónomas con el nombre de Partido Socialista (2003, pág. 73), pero las dos recién mencionadas eran las mayoritarias.

[7] Recopilación de artículos de prensa sobre acontecimientos políticos nacionales e internacionales.

[8] Antología de discursos y ensayos sobre el gobierno de la Unidad Popular, el golpe de estado y subsecuente dictadura.

[9] Compilación de ensayos sociológico-políticos sobre la dictadura militar y la recuperación de la democracia en Chile.

[10] Compendio de discursos y ensayos sobre la política chilena, abordando temas históricos y de contingencia.

[11] Actual Instituto de Asuntos Públicos (INAP).

Bibliografía

Almeyda, C. (1972). Sociologismo e ideologismo en la teoría revolucionaria. Santiago de Chile: Editorial Universitaria. Obtenido de https://socialismo-chileno.org/PS/almeyda/cam-sociologismo_1972/cam-sociologismo_1972.html#page=6

Almeyda, C. (1988). Reencuentro con mi vida. Santiago de Chile: Ediciones del ornitorrinco. Obtenido de https://socialismo-chileno.org/PS/almeyda/Reencuentro-con-mi-vida-Clodomiro-Almeyda/Reencuentro-con-mi-vida-Clodomiro-Almeyda.html#page=11

Arrate, J. (27 de Agosto de 2007). Clodomiro Almeyda en el recuerdo. Obtenido de Archivo Chile: https://www.archivochile.com/Ideas_Autores/arratej/2/2arratej0038.pdf

Cortés, A. (2020). Clodomiro Almeyda and Roger Vekemans: The tension between autonomy and political commitment in the institutionalization of Chilean sociology, 1957–1973. Current Sociology, 1-19. doi:https://doi.org/10.1177/0011392120932935

Gutiérrez, E. (2003). Ciudades en las sombras: Una historia no oficial del Partido Socialista de Chile. Colección Memoria Histórica. Obtenido de http://www.archivochile.com/Izquierda_chilena/ps/sobre/ICHsobreps0017.pdf