El fracaso del modelo educacional chileno y la necesidad de un modelo educativo revolucionario En Chile, los estudiantes desertan del sistema educacional no solo porque se ven obligados a trabajar para poder ayudar a llevar el pan a sus familias, sino porque no le encuentran sentido alguno a la oferta educativa que emana desde los planes y programas del gobierno. Según datos del ministerio de Educación “Cerca de 40 mil niños, niñas y jóvenes en edad escolar abandonaron sus estudios en el último año. De ellos, un 53% son hombres y el 46% mujeres. Más de 7 mil jóvenes desertaron de sistema escolar en 1° medio, nivel con mayor índice de abandono escolar. De las 10 comunas con mayor tasa de deserción, 6 de ellas pertenecen a la Región Metropolitana.” (2021). Este fenómeno tiene diversas causas, uno de ellos sin duda, es el efecto devastador a nivel económico y social de la pandemia, pero el factor principal en este fenómeno está más relacionado al paradigma educacional que sirve como base a la implementación del sistema educativo en Chile.
Tal como se ha dicho, Chile ha atravesado diferentes etapas en la implementación del sistema educativo. Si nos remontamos a la etapa Colonial, vamos a encontrar que la Educación estuvo en manos principalmente de sectores religiosos ligados a la Iglesia Católica, quienes fundaron escuelas en algunas de las principales ciudades del país, también obviamente, con una finalidad evangelizadora. Luego con la llegada de la independencia, se establece la obligatoriedad de la primera enseñanza, cuestión que permanece hasta el día de hoy. Ya en el siglo XIX empieza a cobrar fuerza el debate de lo que significa la responsabilidad del Estado en la Educación, en contraposición a lo que se denomina la libertad de enseñanza, defendida principalmente por las instituciones religiosas que se habían hecho cargo en las primeras etapas. Se funda la Universidad de Chile y se crea el Instituto Pedagógico. Es Durante el siglo XX en donde comienzan las reformas más significativas en la Educación Chilena, cuyas consecuencias se perciben hasta el día de hoy. Algunas de ellas fueron la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria de 1920. En 1953 se crea la Superintendencia de Educación y la JUNAEB. En 1965 se cambia la nomenclatura de “humanidades” y pasa a llamarse Educación Media y se establecieron diversos mecanismos para acrecentar la cobertura en el territorio nacional, en especial en sectores rurales.
Es importante destacar que hasta ese momento, la Educación era una prioridad para el Estado y la incidencia que éste tenía en las políticas públicas, iban a ser profundizadas a partir de lo que iba a ser “La Escuela Nacional Unificada” del Gobierno de la Unidad Popular, pero todo esto se vio paralizado y truncado primero por los sectores reaccionarios de la academia, y luego concretamente debido al Golpe Militar de 1973, cuyos personeros mediante la implementación brutal del sistema neoliberal en todas las esferas de la vida en Chile, hicieron que los sectores privados adquirieran una mayor relevancia, permitiendo por ejemplo el lucro y la creación de instituciones privadas y elitistas. Se crearon Universidades Privadas, Colegios Privados, se estableció el sistema de financiamiento mixto conocido por Educación Particular Subvencionada (el cual ha traído efectos nefastos tanto como para estudiantes como para trabajadores de la educación), dejando a los docentes en un limbo legal entre lo que plantea el Estatuto Docente y el Código del Trabajo. Se promovieron las prácticas anti-sindicalistas, se creó un gremio cuya finalidad dejó de ser política, pero lo más importante, es que se puso en marcha un paradigma que rige sin contrapeso, denominado (erróneamente a nuestro juicio) industrial el cual tiene 3 pilares fundamentales: Estandarización, Competencia y Privatización.
Cuando se habla de estandarización, es inevitable pensar en las famosas pruebas estandarizadas, pero esto va mucho más allá. En primer lugar, se trata de basar la educación en un plan de estudios unitario y extremadamente rígido, ya que no permite en mayor medida un rango de flexibilidad y adaptabilidad tanto para escuelas ni mucho menos para los profesionales encargados de ejercer. Una gran cantidad de contenidos -muchos de ellos desconectados de la realidad práctica- se transforman finalmente en una tarea que debe cumplir solo por obligación, un trámite más, sin ninguna intención de despertar el hambre por el conocimiento y la práctica en vías de mejorar la calidad de vida de las personas. La división de los cursos tiene que ver con un determinado rango etario, pasando por alto que el desarrollo cognitivo de los estudiantes no se reduce solamente a ese factor.
Respecto de la competencia, -el segundo factor de este paradigma-, ésta dicta que estudiantes, profesores, escuelas, y todos los involucrados en el sistema educativo literalmente “Peleen” por conseguir recursos estatales. Compiten por la cantidad de matrículas, por los puntajes obtenidos en las pruebas estandarizadas, compiten por recursos, por infraestructura y todo esto bajo la lógica mercantilista de la oferta y la demanda, destruyendo por completo el sentido de la educación como un derecho y como un deber para con el pueblo y la nación, y convirtiéndola en una fuente de supuestas “habilidades” que no sirven ni para la vida diaria ni para el mundo laboral ni creativo. Esto nos lleva al tercer aspecto de la Educación Chilena, la privatización.
Se ha justificado la existencia del sector privado con dos conceptos, uno de ellos es “aliviar la carga fiscal”, que significaría para el Estado hacerse cargo en su totalidad de este sector y por otro lado, la “libertad de enseñanza”, que en realidad es un espacio para la libertad de negocios asociados a la educación. Este es sin duda uno de los factores más contraproducentes, entender la educación como un bien de consumo, como una “inversión” como tanto les gusta decir a los defensores del sistema, no hace otra cosa que incrementar la brecha entre quienes ostentan la riqueza y quienes no poseen los recursos para tener una mejor educación, que dicho sea de paso, ni siquiera es tal, ya que existe evidencia de que la educación privada chilena es de las peores del mundo, en realidad, solo sirve para mantener un estatus social arribista y oligarca, como base para crear redes de contacto y perpetuar las influencias sociales de generación en generación. En definitiva, Educación para Oligarcas, para la pseudo nobleza, y educación para mano de obra mal pagada y/o profesionales explotados.
¿Qué camino seguir frente a este panorama? Muchos centran su visión hacia países social demócratas como Finlandia, Suecia o Noruega, en donde la Educación es estatal, con muy poca intervención privada, otros posan sus ojos sobre el Modelo Chino, el cual ha demostrado en mediciones internacionales su excelencia y su aporte a la vida industrial y cultural de esa nación. Lo mismo podemos decir de Cuba o Corea del Norte. ¿Pero en Chile será conveniente “copiar” algún modelo extranjero? No. Debemos ser capaces de entender la educación como un pilar fundamental de desarrollo nacional, para que el pueblo encuentre en ella las herramientas de progreso necesarias para vivir mejor, para que los niños y jóvenes de Chile desarrollen sus capacidades al máximo, sin preocuparse del bolsillo de los padres.
Debemos mirar un modelo educacional que no se presente como una feria en donde el único objetivo sea completar una carrera universitaria para aumentar el poder adquisitivo (objetivo que además está lejos de cumplirse ya que no existe aquello que denominan movilidad social), lo cual si bien es importante, no debiese ser lo más relevante al momento de hablar sobre educación, sino que este debe ser un espacio en donde se forja el carácter de una nación, su cultura y su aporte al desarrollo local, regional y mundial, con una perspectiva comunitaria, cooperativa, participativa y verdaderamente democrática y soberana. En palabras de Mao Zedong: “la política educacional debe permitir que todos se desarrollen moralmente, intelectualmente y físicamente para convertirse en trabajadores con conciencia y cultura socialista”. Este objetivo debe ser claro si queremos realmente plantear un modelo revolucionario y completamente diferente al existente.
Fuentes:
Links:
-https://www.elquintopoder.cl/educacion/profe-ya-no-voy-mas-desercion-escolar-y-marginacion-en-chile/#:~:text=Seg%C3%BAn%20el%20MINEDUC%20en%20el,mayor%20%C3%ADndice%20de%20abandono%20escolar.
-https://www.mineduc.cl/mineduc-entrega-detalles-de-cifras-de-desercion-escolar-2021/
-El sentido de la escuela en Chile. La creación de paradigmas antagónicos a partir del discurso de política pública, el discurso académico y la investigación educativa https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-07052019000100151&lng=es&nrm=iso
-Dolencias Históricas del Estado Chileno – Gabriel Salazar