Por Luis Bozzo

Durante la ocupación alemana, el filósofo francés Jean Paul Sartre fue encarcelado como prisionero de guerra. Al llegar la época de navidad, le propone a los sacerdotes de la cárcel, escribir e interpretar una obra de teatro para la fecha, que uniera a creyentes y no creyentes, siendo el mismo un ateo militante.

Fue así, como escribió la obra “Barioná, el hijo del trueno”, que versa sobre el misterio filosófico de la navidad, y un poderoso contenido existencial sobre la esperanza y la desesperanza. El mismo preparó los guiones, vestuarios, organizó a los detenidos, y caracterizó a Baltasar, en una obra que emocionó a los presentes hasta las lágrimas. Según la obra, Barioná era un zelote, que cayó en un nihilismo de desesperanza ante la ocupación romana (metáfora en clave para la ocupación alemana). Por eso, ordenó a su pueblo que dejara de procrear, para que nadie viniese a sufrir al mundo. Incluso cuando su esposa le dice que contiene un hijo en su vientre, Barioná le exige abortar, pues no hay esperanza. Entonces le exige a Dios una señal directa. La señal no se hace esperar y se aparece un ángel delante de muchos pastores, anunciando que el mesías; Dios hecho carne, nacerá en Belén para transformar al mundo.

Pero la desesperanza de Barioná era tal, que se niega al nacimiento del mesías y acude él mismo a Belén para darle muerte, pues su presencia sólo traería más dolor existencial. Al llegar al establo, se rinde paralizado al ver la mirada de un padre a su hijo, y la ternura de María para su recién nacido. Su rendición culmina al observar la belleza del hijo del hombre, y lanza el cuchillo al suelo ante semejante poder misterioso. Entonces Baltasar, sostiene un diálogo en el que le señala a Barioná, que es el primer discípulo de cristo, pues en el nacimiento, ha encontrado la esperanza, revelando el significado de la navidad; la “esperanza”.

El nacimiento se convierte en un símbolo de esperanza, y Barioná se llena de gozo, recuperando su fuerza para vivir, y es tal su deseo de vivir, que está dispuesto a sacrificarse y entregar su vida para luchar contra las fuerzas de Herodes, que había ordenado asesinar a los recién nacidos, permitiendo que José y María puedan escapar, en una escena dramática que hizo llorar a los prisioneros, pues lejos de sus seres amados y con su tierra ocupada, habían perdido también la esperanza.

Más allá de la obra que pareciera teológica, Sartre quiso expresar el poder que tienen los símbolos de esperanza para la existencia, siendo el propio Ser el que otorga sentido al mundo, aún cuando ya todo parece estar perdido.