Hace unos días fue encontrada muerta la activista medioambiental Javiera Rojas en un inmueble abandonado en Calama. La forma en que fue hallado el cuerpo, Javiera atada de manos y pies, y con múltiples heridas, indican que su muerte fue un asesinato.
No es primera vez que algo como esto pasa, pues desde hace varios años se han registrado las muertes de varios(as) activistas ambientales y sindicales que han aparecido muertos(as) en "circunstancias" muy sospechosas. Ello podría ser un indicio de las redes de sicariato que operan desde un buen tiempo en nuestro país y que "coincidentemente" parecen dirigir sus ataques contra todo quien se atreva a incomodar los intereses de la oligarquía.
Javiera fue una de las tantas personas que se atrevieron a alzar la voz frente al daño que el neoliberalismo le está ocasionando a nuestra patria, y fue violentamente acallada por la barbarie oligárquica.
Muchas personas opinan que un eventual triunfo de Kast en las elecciones presidenciales podría significar un aumento en el nivel de violencia contra movimientos sociales y sus dirigentes. No obstante, este tipo de "ajustes de cuenta" ya está presente desde hace años en nuestro país y lo ha estado en distintos gobiernos dentro del espectro sistémico de la política.
Javiera sigue presente, si bien no más en su accionar diario, sigue en la memoria de quienes luchan por un Chile mejor y en el reclamo contra la violencia de la oligarquía y sus guardianes.