En el Círculo Patriótico de Estudios Chilenos e Indoamericanos estamos comprometidos con la protección del medio ambiente y el desarrollo sustentable en el marco de un proyecto de país que busca la independencia, el desarrollo y la justicia. Es por eso que queremos rendir un homenaje al patrimonio natural que abunda en nuestro territorio, para así darlo a conocer, fomentar su preservación y compartir el simbolismo y la importancia cultural que éste representa.
Hoy es el turno de la Palma Chilena, Jubaea chilensis, un verdadero monumento natural, un emblema de la zona central de nuestro país. Siempre altiva y silenciosa, espectadora de nuestra historia desde tiempos inmemoriales. Aún se mantienen en pie ejemplares que presenciaron grandes hitos de la historia de nuestro país. se trata de una especie única en el continente y en el mundo, siendo la palma más austral y que crece en climas más fríos. Esta planta, al igual que todas las palmas, no es un árbol, sino que una hierba gigante y se encuentra evolutivamente mucho más cerca del pasto que de árboles y arbustos.
La Palma Chilena es además la fuente de la famosa miel de palma, una exquisitez única de nuestro país, tan típica y propia de nuestra gastronomía y repostería. Sin embargo, lamentablemente, la explotación de este valioso recurso fue también una de las principales causas de su sobreexplotación, dado que durante mucho tiempo su miel se extrajo de forma no sustentable, mediante métodos que implicaban la muerte y destrucción del ejemplar. Hoy existen métodos que permiten extraer la sabia sin dañar a la planta y sin interrumpir su reproducción. Sin embargo, pese a eso, son muchos los riesgos que actualmente enfrenta esta especie, lo que la ha llevado a un peligroso estado de vulnerabilidad. Entre sus amenazas podemos contar la pérdida de su ecosistema, la extracción indiscriminada y desregulada de sus semillas (los coquitos) para el comercio, los incendios forestales, la fauna invasora que come sus semillas y destruye las plantas nuevas, etc. Es por eso que, para poder conservarla, urge una política pública fuerte, que integre la protección de los hábitat en general y que regule la extracción de recursos naturales, fomentando la producción, regulada, controlada y sustentable.
¿Cómo reconocerla? Su parecido con otras especies, como la palma canaria, hace que para muchos sea difícil reconocerla. Primero que todo, esta palma presenta una hoja con forma alargada y foliolos dispuestos hacia ambos lados de un haz central, a diferencia de las palmas con hoja en forma de abanico; esta característica es compartida con la palma canaria. En su estado adulto tiene un tronco liso naturalmente de un color grisáceo, a diferencia de la canaria que no bota naturalmente sus hojas secas (por lo que usualmente es podada). Sin embargo, la diferencia más importante es que los foliolos de la palma chilena (las hojas puntudas que salen de la hoja central) tienen su concavidad hacia abajo, a diferencia de la palma canaria, que los tiene hacia arriba. Otras diferencias son sus frutos, que son coquitos con cáscara de color amarillo o naranjo claro, a diferencia del dátil pequeño y naranjo de la canaria. Por otro lado, una palma chilena difícilmente da frutos sin antes desarrollar un tronco y llegar a unos cuantos metros de altura, a diferencia de la canaria que los puede dar bastante joven.
La Palma Chilena es de lento crecimiento. Pueden pasar hasta 30 años para que pueda recién generar su característico tronco, y hasta 60 para que de sus primeros frutos. Además, puede demorar bastante en germinar. Es por eso que en muchos sitios ha sido desplazada por especies invasoras de rápida reproducción y crecimiento. Por otro lado, la destrucción y escasez de ejemplares jóvenes en ecosistemas silvestres ha provocado que, en muchas partes, si no se hace algo al respecto, los ejemplares adultos hoy vivos serán los últimos que habiten el lugar. Si bien la Palma Chilena crece lento, con una gran paciencia y cuando es joven es pequeña y débil, al llegar a la adultez, se transforma en un verdadero símbolo de majestuosidad, deleitando a todos con su belleza y adquiriendo tal fortaleza que hasta puede resistir el embate de un incendio forestal. Sin duda esto la carga de un gran simbolismo que señala el camino que debemos seguir como país. Hoy en día somos un país dependiente, débil y subdesarrollado, pero si nos proponemos como sociedad el instaurar un proyecto nacional orientado a la independencia y el desarrollo, podremos aspirar y luchar por un futuro en el que seamos fuertes y podamos enfrentar adecuadamente los desafíos actuales y los que están por venir.
¿Cómo contribuir con su conservación? Si bien una Palma Chilena en la ciudad o en un ambiente no silvestre no está formando parte de las redes ecológicas de algún ecosistema, el plantar un ejemplar y protegerlo siempre será una ayuda para su preservación. Otras formas de contribuir son el denunciar su tala, el comercio ilegal de sus coquitos y el ayudar a conservar los medios ambientes, no interviniendo en ellos y respetándolos siempre. Por supuesto, para luchar efectivamente por el medio ambiente es necesario defender un desarrollo nacional con características sustentables y luchas por un proyecto de país a futuro en el que la ecología sea una parte importante. Ecología sin desarrollo, sin planificación y sin un proyecto nacional, es solo jardinería.