Por Piero Vásquez

Muy acertado estuvo el camarada Lenin cuando, en su obra La Democracia Burguesa y la Dictadura del Proletariado (1919), declaró lo siguiente:

“La libertad de prensa es asimismo una de las grandes divisas de la democracia pura. También saben los obreros que los socialistas de todos los países han reconocido millones de veces que esta libertad es un engaño mientras permanezcan acaparadas por los capitalistas las mejores imprentas y enormes stocks de papel, mientras subsista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en el mundo entero con tanta mayor claridad, tanto más neta y cínicamente cuanto más desarrollado se halle el régimen democrático y republicano, como en América, por ejemplo. Para conquistar la verdadera igualdad y la verdadera democracia en beneficio de los trabajadores, de los obreros y campesinos, se precisa comenzar por arrancar al capital la facultad de alquilar escritores, comprar y corromper periódicos y Empresas editoriales, y para esto es necesario abatir el yugo del capital, derribar a los explotadores, romper su resistencia. Los capitalistas llaman «libertad» a la libertad de enriquecerse más; los ricos, a la libertad de dejarse morir de hambre los obreros. Los capitalistas llaman libertad de prensa a la facultad de corromper la prensa los ricos, la facultad de utilizar sus riquezas para fabricar y sostener la llamada opinión pública. Los defensores de la «democracia pura» son en realidad una vez más los defensores del sistema vil y corrompido (le la dominación de los ricos sobre la instrucción de las masas, son aquellos que engañan al pueblo y lo desvían, mediante bellas frases engañosas, de la necesidad histórica [8] de librar a la prensa de su sujeción al capital. No habrá verdadera libertad o igualdad sino en el régimen edificado por los comunistas, en el cual será imposible enriquecerse a expensas de otro, en el cual será materialmente imposible someter la prensa directa o indirectamente al poder del dinero, en el cual nada impedirá a cada trabajador o grupo de trabajadores de poseer y usar en plena legalidad del derecho de servirse de las imprentas y papel del Estado”.

El grueso de la prensa en Chile se encuentra controlada y secuestrada por grandes plutocracias, dentro de la cual se repiten algunos nombres que desde el pináculo de la verticalidad, aprueban o rechazan el contenido informativo que recibe el público general. Éstos poderosos poseen cercanas conexiones con el mundo de la política, con la que siempre hay acuerdos bajo la mesa, y financiaciones varias, ilegales o no, considerando también los nexos de sangre existente entre todos estos grandes grupos económicos. Recordemos que aquellos no limitan su influencia solamente en el mundo empresarial, sino también en la política y la propia televisión.

Una clara muestra de lo dicho con anterioridad, ha sido el último debate presidencial televisado, que prácticamente censuró al candidato presidencial Eduardo Artés, abanderado por el partido Unión Patriótica, cuando decidió hacer uso del tiempo que le correspondía para solicitar un minuto de silencio en honor del fallecimiento de la activista Denisse Cortés, cuyo deceso ocurrió durante una manifestación por causa de motivos todavía investigados y no esclarecidos. Al Profesor Artés, se le interrumpió el minuto de silencio, provocando críticas contra la postura irrespetuosa del periodista Matías del Río.

A diferencia del resto de candidatos, el caso de, Profesor Eduardo Artés es diferente y especial en todo sentido: el conglomerado que él lidera y representa, por el cual está siendo también abanderado para su candidatura, es el partido Unión Patriótica en conjunto con el Partido Comunista (Acción Proletaria) [no confundir con el Partido Comunista tradicional que alberga a personajes ya conocidos en la palestra pública, como Camila Vallejo, Karol Cariola, Guillermo Teillier y Daniel Jadue, siendo éste último, más cercano al candidato presidencial Gabriel Boric, de tendencia socialdemócrata centrista, capaz de pactar con la derecha nostálgica de Pinochet]. Artés pareciera ser el único y último reducto político-ideológico de lo que podemos llamar la verdadera izquierda en Chile, aquella sin apellidos innecesarios, que es honesta consigo misma, y por tanto, íntegra desde la médula, condiciéndose en su totalidad entre el verbo y la acción. Carente de todo financiamiento de grandes empresarios, su única fuente de ingresos, no es más que aquella proveniente del fruto del esfuerzo y disciplina de cada uno de sus militantes activos. No hay más honor que el de avanzar con las propias fuerzas.

La llamada libertad de prensa en Chile, se caracteriza por un fuerte sesgo ideológico inclinado de manera muy sutil al actual sistema político y económico de libre mercado, pues intentan fomentar elementos distractores, mostrando un aparente ambiente de democracia, para evitar la sublevación de las masas (sistema controlado de facto por empresarios y de iure por las leyes de la República burguesa), pues la democracia en sentido verdadero, es algo muy diferente al sistema capitalista. Este sesgo ideológico no es expresado directamente, sino de una manera más subliminal, ya que la parcialidad es maquillada constantemente con palabras-mantras tales como: “pluralidad”, “diversidad”, “independencia”, “librepensamiento”, “libertad”, “Derechos Humanos” y por último, la tan manoseada “democracia”. Términos vacuos que se los lleva el viento, si no vienen acompañados de acciones que se condigan en directa relación. No obstante, pese al marcado sesgo ideológico, en algunos casos, y para dar el toque “pluralista”, suelen invitar al menos una vez, a personas o fuerzas de oposición verdadera, pero otorgándoles muy poco tiempo y espacio en pantalla, o se les interpela con preguntas odiosas e insidiosas, que muchas veces no tienen nada que ver con el tema original a tratar, como le ha pasado a Eduardo Artés. Por ejemplo más de alguna vez ha querido explicar su interesante programa de gobierno y los entrevistadores, sean o no periodistas de profesión, terminan haciéndole preguntas caricaturescas sobre Cuba o Corea del Norte. Es un caso llamativo, pues nadie le pregunta a Boric sobre la socialdemocracia centroeuropea. Nadie le pregunta a Sichel sobre el “sueño americano”. Nadie le pregunta a Provoste sobre los gobiernos de Aylwin, Frei o Bachelet; y nadie le pregunta a Kast en detalle, cómo han sido los cuestionables gobiernos de Trump y Bolsonaro más allá de intentos de hacer comparaciones personales e ideológicas entre él, y estos dos controvertidos presidentes.

Muchos estaremos de acuerdo en el hecho, de que si una persona “de oposición” o supuesta crítica del sistema, es invitada con excelsa frecuencia a canales de televisión para prácticamente ser parte del panel estelar de los programas, y es poco interpelada de manera contundente, congraciándose personalmente con aquellos que se supone deberían ser sus rivales o enemigos políticos, no es más que oposición controlada. Ésta existe para dar la ilusión de “tolerancia” y “espacio democrático”, dentro del sistema político y económico de libre mercado.

Para concluir; la llamada libertad de prensa no existe. En la práctica, los medios masivos (mass media) han abarcado tanto espacio por deliberada influencia del aparataje empresarial, que aquellas personas, organizaciones y demás fuerzas que de verdad intentan ser tan imparciales, se ven opacados en términos de alcance, siendo relegados a la esfera “underground” de las comunicaciones (una sutil censura basada en la coacción de la indiferencia de las masas hacia información realmente diferente). Seamos enfáticos; cada gran medio de comunicación que aparenta ser respetuoso de la libertad de pautas, tiene un dueño capitalista con poder suficiente de restringir y promocionar contenido. Por todo lo anterior, la contienda es desigual como siempre, y solo queda el continuo combate informativo disidente en todas las vías posibles y espacios para seguir avanzando.

FUENTES:

1. Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado (marzo de 1919) | Corriente Comunista Internacional (internationalism.org)

2. Debate: Artés abre los fuegos realizando minuto de silencio por Denisse Cortés y Matías del Río lo interrumpe – Publimetro Chile