Por Oscar Torres

“Al consultar distinta bibliografía (…) se puede constatar que la opinión generalizada es que el sector forestal y el Estado han fallado en la clara formulación de los objetivos en la política forestal chilena; está siempre ha funcionado mediante la reacción a problemas ya acontecidos y no a la anticipación proactiva. Un claro ejemplo es lo acaecido con el incendio en el Parque nacional Torres del Paine en Febrero del 2005. En ese caso, una vez hecho el daño, recién se busca modificar la ley para mejorar la fiscalización, el control y aumentar multas.” (Chateauneuf, R., Fuentes, A., & Garrido, F. (2011). Política y Economía del Sector Forestal Chile. OCHOLIBROS.)

Para comenzar, debemos recalcar la necesidad de desechar el misticismo idealista sobre una protección absoluta y subjetiva de los espacios forestales, los cuales son en sí una ambivalencia e incluyen muchas aristas de estudio, pues cabe decir:

1.- Constituyen un medio de desarrollo para la vida silvestre, vegetal y fúngica

Son recursos directos e indirectos, pues aunque un animal, planta u hongo no sea un potencial recurso de consumo humano, su contribución al ecosistema genera un impacto positivo dentro del medio, a menos que se considere una especie invasora perjudicial, en tal caso, debe optarse por su erradicación. Sosteniendo a su vez, la necesidad de políticas destinadas a proteger valiosas reservas naturales junto con la flora y fauna.

2.- Son un medio de desarrollo económico para el país.

Ya sea un bosque nativo o exótico, ambos tienen potencial económico. Que sea un medio de desarrollo económico, no implica que pueda desarrollarse el rubro de forma irresponsable e insostenible. Por su nivel de impacto, el desarrollo de la industria forestal debe ejercerse con cuidado y cálculos profesionales, teniendo una legislación dual, especializada en bosque nativo y otra en bosque introducido o exótico.

Desconocer esta realidad, es vivir simplemente dentro de una fantasía, ya que por las condiciones materiales y objetivas de nuestro país, un rubro económico necesario de desarrollar, es el forestal y alimentario, ligado a los bosques (naturales y artificiales), a través de los recursos fúngicos asociados por simbiosis a las distintas especies arbóreas ya sean exóticas o nativas. Cosa distinta, es desarrollarlo con un enfoque irresponsable, insostenible, parcial / usurero e ilegítimo.

Irresponsable, porque las leyes actuales son sumamente ambiguas, con delimitaciones poco claras, permitiendo un margen de acción privado tan amplio que cae en lo destructivo.

Insostenible, porque la actividad forestal vigente, está destruyendo los suelos, la vida asociada a ellos, y los recursos hídricos. Esta actividad se realiza sin estudios especializados, sin un marco protector de la flora y la fauna, y solo en base al interés de lucro de una sociedad determinada.

Parcial y usurero, porque las leyes imperantes y las que rigieron anteriormente, desde el Decreto Ley 701 de 1974 en adelante, benefician de forma grosera y excesiva a los privados, sobre todo quienes ostentaban u ostentan, grandes cantidades de terreno para su negocio forestal, dejando migajas al Estado, y por ende, a la nación completa. El artículo 21 del Decreto ley antes mencionado, bonificaba el 75% del valor de la forestación y su manejo a privados, lo cual es un claro atentado contra los recursos fiscales. A su vez también, se establece un bajo régimen de impuestos muy beneficioso para los empresarios forestales. Curiosamente uno de los más importantes es el yerno de Pinochet; Julio Ponce Lerou.

Y finalmente, ilegítimo, porque la más importante ley forestal, el DL 701 de 1974, fue una ley literalmente de Pinochet, dictada con conciencia de beneficiar al sector empresarial afín a sus intereses, sin mencionar que la gestión desde la dictadura hasta la actualidad, mantiene la misma lógica; beneficiar al sector empresarial en desmedro del ecosistema y el bienestar de todo el país.

Entonces, ¿Cuál es el enfoque general que debe tener el modelo forestal chileno?

1.- Dualidad productiva: Debe potenciar en conjunto la producción de recursos madereros y fúngicos (hongos), por la relación simbiótica existente entre ambos, y por ende su potenciación recíproca. Debe desarrollarse una industria nacional y pública que considere ambos recursos, ya que los hongos, no son catalogados como un recurso económico con potencial suficiente en la actualidad, por mero desconocimiento técnico y falta de iniciativas, pero es posible convertirlos en una de las bases de la dieta nacional, por su cantidad productiva, aportes nutricionales y reproducción en determinados casos, como el ejemplo de la simbiosis entre el Pino y las especies de hongo comestibles Suillus.

2.- Legislación especializada, contundente y actualizada: Deben legislarse leyes adecuadas a un proyecto nacional de industria, sin vacíos y márgenes obscenamente beneficiosos para el monopolismo, de amplio y estricto desarrollo, que señalen de manera clara, que es lo que se puede y no puede hacer, que es lo que se debe y no debe hacerse, y cuáles serían las consecuencias tipificadas en caso de transgredir esas normas. Establecer sanciones realmente efectivas, como la expropiación en caso de no obedecer la normativa. También deben actualizarse, ya que las leyes añejas vigentes no consideran ni siquiera los factores abióticos ligados a los suelos forestales y otorgan poder decisorio fundamental a una institución de índole privado (CONAF).

3.- Expropiación de actores beneficiados de sobremanera con las leyes dictatoriales: No es secreto para nadie que el Decreto Ley 701 de 1974, fue una fábrica de ricos. Su contenido debería indignar a cualquier persona con un mínimo sentido de bien común, por tanto, debemos exigir sin ninguna clase de consideración, la expropiación absoluta de toda la macro industria forestal actual, lo que se justifica en su ilegitimo origen y usurera trayectoria. Asunto distinto, es la realidad del pequeño productor. No es lo mismo por ejemplo, bonificar el 75% de la plantación de cinco hectáreas que de mil hectáreas. El pequeño y mediano productor, tampoco posee las influencias monopólicas y redes de contacto como los grandes empresarios forestales de Chile. Reiteramos el ejemplo del más asqueroso de todos; Julio Ponce Lerou. No está de más agregar que la expropiación contra estos usureros de la tierra debe ser sin indemnización.

4.- Protección del bosque nativo para la conservación de las especies nativas y la identidad nacional mediante herramientas jurídicas y coercitivas. Esta es una deuda histórica de la nación, necesaria de reparar antes de que el daño sea aún más irreversible.