Por Luis Bozzo

Esta bandera llamativa con la leyenda: “conmigo no hai cuartel”, fue utilizada por Miguel José Cambiaso, en un conocido motín sangriento contra el Gobierno de Manuel Montt en Punta Arenas, que tuvo lugar como consecuencia directa de la revolución de 1851.

Esta revuelta fue solo una de las tantas, que viene a contribuir con la desmitificación del periodo portaliano, que se exhibe como una especie de baluarte del orden y la consolidación de un Estado legítimo. Lo cierto es que ya con treinta años de vigencia, en el periodo de Montt, el Estado portaliano estaba colapsando, por lo que hubo una transición burguesa desde la etapa llamada “conservadora” hacia el turno “liberal”.

El orden portaliano desde su asentamiento, postuló dos versiones de falsificación histórica a priori y a posteriori, las cuales hoy están más que desmentidas de forma transversal por escuelas historiográficas diversas. A priori, tenemos el mito del periodo de “anarquía”, que hoy se conoce como “Época de ensayos constitucionales”, pues no hubo allí golpes de estado, ni guerras civiles, ni revoluciones, sino intentos consensuales de darle forma a la naciente república, tomando en consideración la participación transversal de cabildos, movimientos regionalistas, laicistas y diversas variantes del republicanismo.

Con el golpe de Estado de 1829, iniciado por una alianza entre monopolistas, hacendados, militares oligarcas y ultramontanos católicos, se da lugar a una guerra civil que elimina la constitución 1828 y se instaura la de 1833, redactada por Mariano Egaña. Con este periodo, comienza una persecución, destierro, asesinato y encarcelamiento contra próceres de la independencia, gremios de artesanos, laicistas, republicanos varios, ohigginistas, imponiendo el dominio oligárquico liberal-conservador, esto es, un sistema regido por la iglesia católica y la burguesía mercantil dominante.

Este periodo no produjo “orden” alguno, por el contrario, los acontecimientos a posteriori generan un descontento y una revuelta masiva a nivel nacional, que tendrá como sujetos a movimientos de artesanos, como el de Santiago Ramos, el motín de Urriola, las protestas de la Sociedad de la Igualdad, el propio ajusticiamiento de Portales considerado enemigo del pueblo, la revolución de 1851, entre otras convulsiones que continuarán más adelante, como la revolución de 1859 y los movimientos de productores y desarrollistas contra la burguesía mercantil. El orden del “peso de la noche” trajo sangre y miseria. La patria fue usurpada por la casta de los comerciantes, en alianza con la iglesia católica y la oligarquía militar, los cuales fueron llamados por Edwards Vives como “Fronda Aristocrática”; nombre rimbombante para la oligarquía burguesa.

Vemos como lejos, de consolidar un Estado en orden, el Estado liberal-conservador portaliano se enfrentó contra la resistencia de los movimientos sociales, dadas las condiciones tiránicas de su ilegitimidad, obteniendo como efecto, la constante destrucción de ese Estado ilegítimo, y su continua rearticulación a lo largo de la historia.