Por Ian Morales

1.Introducción:

Este año se cumplen 105 años del “Alzamiento de Pascua”, rebelión llevada a cabo por varios grupos nacionalistas y republicanos irlandeses contra el dominio imperial británico durante la semana de “Pascua de Resurrección” en 1916. Esta rebelión es sumamente importante en la Historia de Irlanda ya que se le considera el hito inicial de un periodo marcado por los sucesivos conflictos armados (tanto de liberación nacional como conflictos civiles). Tras 6 días de conflicto: la rebelión fue sofocada, la republica irlandesa disuelta (aunque no por mucho) y los principales líderes independentistas fueron convertidos en mártires. A continuación, nos referiremos a uno de estos líderes: James Connolly.

Un hombre del origen más humilde cuyo pensamiento y acción combinan un férreo nacionalismo, una marcada inspiración socialista y un conocimiento de las necesidades más profundas de su pueblo. El tiempo y la distancia geográfica pueden hacernos creer que la biografía de James Connolly nos resulte distante, pero la conjunción de los valores antes mencionados, así como su compromiso revolucionario, hacen de su vida y obra un ejemplo digno a seguir y admirar.

En su artículo “James Connolly: Socialista y Patriota”, el padre Michael Connolly (S.J.) [1] resume la figura del líder revolucionario con las siguientes palabras:

Aunque carecía de educación formal, Connolly era un hombre de considerable capacidad mental y bien leído, al menos en literatura patriótica y socialista. Le encantaba la definición y el análisis y escribió un estilo inglés claro y vigoroso, muy adecuado para editoriales de periódicos y la propaganda política y polémica. Su evangelio es una combinación, inusual en su época, de nacionalismo irlandés y socialismo económico. No es fácil determinar qué elemento fue dominante. Quizás sería cierto decir que intelectualmente era más socialista, mientras que emocionalmente era sobre todo un patriota irlandés. No es que no haya intentado, de manera característica, definir y formular las razones que subyacen a su sentimiento nacional. (1952, pág. 295)

2.Biografía:

Para conocer a un personaje tan fascinante y complejo, el primer paso es repasar su biografía. James Connolly (Séamas Ó Conghaile, en irlandés) nace el 5 de junio de 1868 en Edimburgo (Escocia), siendo el tercer hijo de una familia de trabajadores inmigrantes irlandeses. A sus diez años abandona la escuela para trabajar en diversos oficios (peón, basurero, zapatero, etc.), las dificultades económicas que vive le acercan, así como varios obreros de la época, al activismo sindical y las ideas socialistas.

Como militante, participó en la fundación de varios grupos y partidos. Durante su estancia en Escocia, se involucra en el Scottish Labour Party de Keir Hardie, cuando se muda a Dublín en 1896, funda el Irish Socialist Republican Party, partido con el cual postularía de manera infructuosa a cargos municipales. En 1903, se muda a los Estados Unidos donde se involucra en el Socialist Labor Party de Daniel de León, la Industrial Workers of the World y la Irish Socialist Federation (grupo de exiliados e inmigrantes irlandeses de tendencias socialistas e independentistas). En 1910, Connolly retorna a Irlanda y se asocia a la Irish Transport and General Workers' Union, sindicato de transportistas fundado por Jim Larkin en 1909. En 1912, Connolly, Larkin y William O’Brien fundan el Partido Laborista Irlandés, partido cuya función era ser el brazo político de la Irish Trade Union Council, la central nacional que agrupaba a todos los sindicatos de Irlanda. Es necesario comentar que Connolly se destacó como articulista para los medios de prensa de todas estas organizaciones: The Socialist (SLP), The Harp (ISF), The Shan Van Vocht [2] (periódico nacionalista) y el The Irish Worker (ITUC).

En agosto de 1913, inicio el “Lockout” de Dublin, una huelga iniciada cuando el empresario William Martin Murphy despidió a una gran cantidad de obreros bajo la sospecha de que pertenecían a la ITGWU de Larkin. La huelga duró poco menos de 7 meses y mantuvo paralizados a un estimado de 20.000 trabajadores. En este contexto, Connolly se destacó como organizador sindical, siendo su principal aporte la fundación (junto a Larkin y Jack White) del Irish Citizen Army, una pequeña milicia obrera destinada a resguardar los mítines del Partido Laborista y la ITGWU de los ataques de la Policía Metropolitana de Dublin.

Al estallar la Gran Guerra en 1914, Connolly mantuvo desde el inicio una posición firme de oposición a la guerra. Como bien sabemos, el grueso de los partidos de la Segunda Internacional (contrario a lo que se esperaba) terminaron haciendo a un lado su internacionalismo y apoyando a sus respectivos países en el conflicto, esto decepcionó profundamente a Connolly y a los laboristas irlandeses. De manera simultánea, en 1914 se promulgó el “Government of Ireland Act”, ley que otorgaba a Irlanda (en ese entonces territorio del Reino Unido) un parlamento y una administración autónomas, pero manteniendo lealtad al Reino Unido. Dicha ley no llegó a ser aplicada debido a la situación bélica. Sin gobierno autónomo y con el Ejercito Real fuera de sus fronteras, esta fue la mejor oportunidad para una revolución independentista.

Los planes de Connolly y el ICA coincidieron con los de los Irish Volunteers (brazo armado de la Irish Republican Brotherhood) liderados por Tom Clarke y Patrick Pearse. Ambas organizaciones acordaron iniciar la insurrección en la semana de Pascua de Resurrección. Durante los 6 días que duró el alzamiento armado, Connolly figuró como firmante de la “Proclamación del Gobierno Provisional” y se destacó como comandante de la Brigada de Dublín. Finalmente, Connolly fue herido y capturado en la toma de la Oficina General de Correos (a la sazón, cuartel de los revolucionarios). James Connolly fue ejecutado en el Castillo de Dublin la mañana del 12 de mayo de 1916. Se sabe que en sus últimos días fue asistido por el padre William Patrick Travers, un sacerdote capuchino.

Respecto a su vida familiar. Se sabe que su hermano mayor John le acompañó en su trayectoria política temprana. En 1890 se casa con Lillie Reynolds (1867-1937) con quien tuvo 7 hijos (6 mujeres y un varón). De estos hijos los más destacados fueron Nora Connolly O’Brien (1892-1981) política socialista, quien llegó a ser senadora designada por el Primer Ministro (o Taoiseach) Eamón de Valera y Roderick “Roddy” Connolly (1901-1980), político socialista quien en su juventud participó en algunos partidos marxista-leninistas, siendo luego diputado por el Partido Laborista, del cual llegaría a ser presidente entre 1971 y 1978, periodo durante el cual su partido formaría una coalición con el Fine Gael (partido liberal-conservador) [3].

Ahora, para hacer una breve síntesis de sus ideas, nos centraremos en dos conceptos cruciales: “Nacionalismo” y “Socialismo”.

3.Nacionalismo:

Sobre el nacionalismo en el pensamiento de James Connolly hay que distinguir dos nociones, el nacionalismo como ideología política y el nacionalismo de carácter cultural [4].

Quizás la frase que mejor resume las ideas de Connolly en general (y que probablemente sea la más famosa) es:

El nacionalismo sin socialismo - sin una reorganización de la sociedad sobre la base de una forma más amplia y más desarrollada de esa propiedad común que subyace en la estructura social de la antigua Erin [5] - es solo una cobardía nacional. (1897)

Si bien corresponde a una frase inspiradora, hay que detenerse a pensar sobre el contexto en el que surge. El nacionalismo político de Connolly corresponde a un ejemplo temprano de anti-imperialismo y lucha de liberación nacional. No es necesario ahondar en la totalidad de la Historia de Irlanda para saber que la dominación colonial que le impuso Inglaterra (y posteriormente el Reino Unido) a Irlanda desencadenó diversas guerras y revoluciones independentistas durante los más de 700 años de dominación. La consciencia que Connolly desarrolló en torno a la historia de Irlanda lo llevaron a formar parte del ala más radical del nacionalismo irlandés, aquella que no se conformaba con un renacer meramente cultural de las tradiciones irlandesas, el suyo era un nacionalismo que se proponía como fin máximo la independencia total y la expulsión de toda potencia extranjera de Irlanda, como bien lo manifestó en su testamento:

Creer que el gobierno británico no tiene ningún derecho en Irlanda, que nunca tuvo ningún derecho en Irlanda y que nunca podrá tener ningún derecho en Irlanda, la presencia, en cualquier generación de irlandeses, incluso de una minoría respetable, lista para morir para afirmar esa verdad, convierte a ese Gobierno para siempre en una usurpación y un crimen contra el progreso humano. (1916)

Esta misma idea llevó a Connolly a realizar una dura crítica a los movimientos nacionalistas irlandeses precedentes, como se lee en el artículo titulado “Socialismo y Nacionalismo”:

Si el movimiento nacional de nuestros días no pretende simplemente recrear las viejas y tristes tragedias de nuestra historia pasada, debe mostrarse capaz de estar a la altura de las exigencias del momento. Debe demostrar al pueblo de Irlanda que nuestro nacionalismo no es simplemente una idealización mórbida del pasado, sino que también es capaz de formular una respuesta distinta y definida a los problemas del presente y un credo político y económico capaz de adaptarse a las necesidades del futuro. Este ideal político y social concreto se verá mejor abastecido, creo, por la aceptación franca por parte de todos los nacionalistas fervientes de la República como su objetivo. (1897)

Pero como veremos más adelante, para Connolly, la libertad de Irlanda no es solo una liberación respecto de la Corona Británica, sino que también debe involucrar una liberación para la clase trabajadora.

En cuanto a la segunda noción, lo primero que resalta de Connolly es la relación indisociable entre la nación y el pueblo. Prueba de esto es el siguiente extracto donde se denuncia la falsedad de aquellos “patriotas” indiferentes a las dolencias del pueblo:

¿Estás cumpliendo con tu deber? ¡Ama Irlanda! Sí, si por "Irlanda" te refieres no solo a la tierra y las aguas, sino también a los hombres y las mujeres, los niños y las niñas - la gente de Irlanda, de hecho. Irlanda sin su gente no es nada para mí, y el hombre que está rebosante de amor y entusiasmo por 'Irlanda', y aún puede pasar indiferente por nuestras calles y ser testigo de todo el mal y el sufrimiento, la vergüenza y la degradación que sufre el pueblo de Irlanda, sí, forjado por irlandeses sobre hombres y mujeres irlandeses, sin arder para terminarlo, es, en mi opinión, un fraude y un mentiroso en su corazón, no importa cuánto ama esa combinación de elementos químicos que le complace llamar 'Irlanda'. (1900)

En un artículo anterior titulado “Patriotismo y Labor”, el autor señala algo similar:

El reconocimiento del deber que le debemos a nuestro país es, lo asumo, el verdadero motor de la acción patriótica; y nuestro "país", entendido correctamente, no significa simplemente el lugar particular en la superficie de la tierra de donde derivamos nuestro parentesco, sino que también comprende a todos los hombres, mujeres y niños de nuestra raza cuya vida colectiva constituye la existencia política de nuestro país. El verdadero patriotismo busca el bienestar de cada uno en la felicidad de todos, y es incompatible con el deseo egoísta de la riqueza mundana que solo puede obtenerse mediante el expolio de los compañeros mortales menos favorecidos. (1897)

Si bien la noción de “nación” de Connolly se centra firmemente en el “pueblo”, esto no es excluyente del respeto a los componentes inmateriales de la nación: su historia, su lengua o sus prácticas culturales. Como se verá más adelante, el proyecto socialista de Connolly está enraizado en una particular visión de la Historia de Irlanda.

4.Socialismo:

La visión de James Connolly sobre el socialismo es sumamente interesante. Por un lado, Connolly se identificaba como un marxista y aceptaba varios postulados esenciales de dicha teoría como la idea del “Socialismo Científico”, la “Interpretación Materialista de la Historia” o la “Lucha de Clases”. Incluso hoy en día y a nivel mundial, partidos, grupos e intelectuales marxistas tienen a Connolly como un referente. El mejor ejemplo práctico de la influencia marxista en el pensamiento de Connolly es un breve texto titulado “Las bases económicas de la política”, donde nuestro autor hace una interpretación materialista de los grandes movimientos políticos de la Historia:

En todos los casos, la condición social de la masa del pueblo fue el factor determinante de la actividad política. Donde las masas populares encuentren intolerables las condiciones existentes e imaginen que ven una salida, habrá un gran movimiento político; donde las condiciones sociales no son tan anormalmente agudas, ninguna oratoria política, ni tampoco la cooperación de los líderes, puede producir un movimiento. (1899)

Pero esta relación tiene un desarrollo complejo debido a otras influencias intelectuales y políticas que influyeron en el líder revolucionario. Entre dichas influencias podemos mencionar al socialismo sindicalista de Keir Hardie, el socialismo libertario de Daniel de León y William Morris, y las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia Católica.

Un ejemplo de ello aparece en el texto “Monopolio Estatal versus Socialismo”, donde Connolly critica la idea de la “Nacionalización” como fin último de ciertos partidos socialistas y donde además aboga por principios cooperativistas:

Por lo tanto, repetimos, la propiedad y el control del estado no es necesariamente el socialismo - si lo fuera, entonces el ejército, la marina, la policía, los jueces, los carceleros, los informadores y los verdugos, todos serían funcionarios socialistas en tanto son funcionarios del Estado, pero la propiedad por parte del Estado de toda la tierra y los materiales para el trabajo, combinada con el control cooperativo por parte de los trabajadores de dicha tierra y materiales, sería el socialismo. Los esquemas de propiedad estatal y municipal, si no van acompañados de este principio cooperativo, no son más que esquemas para perfeccionar el mecanismo del gobierno capitalista: esquemas para hacer que el régimen capitalista sea respetable y eficiente para los propósitos del capitalista; en segundo lugar, representan el instinto de conciencia de clase del hombre de negocios que siente que el capitalista no debe atacar a los capitalistas, mientras que todos pueden unirse para atacar a los trabajadores. (1899)

Como se mencionó anteriormente, el socialismo de Connolly se entrelaza con su nacionalismo en dos puntos: una interpretación propia de la historia de Irlanda y la lucha por la independencia total.

Respecto a lo primero, para James Connolly la lucha por la independencia de Irlanda y la lucha por el socialismo son compatibles debido a la naturaleza económica de la opresión imperialista y capitalista británica. Reveladoras son las palabras del Padre Michael Connolly (S.J.) sobre la estrecha relación entre los valores socialistas y comunitarios y la historia irlandesa:

La lección para Irlanda es poner sus esperanzas de libertad únicamente en la clase trabajadora y apuntar no solo a la independencia política sino también a la revolución social, una revolución que transferirá la propiedad productiva de la propiedad privada a la comunal. La historia sugiere que tal propiedad comunal corregirá los errores sociales y económicos de Irlanda: el sistema de propiedad nativo irlandés era comunal; el capitalismo es una imposición inglesa; experimentos como el de la comuna de Ralahine [6] demuestran lo agradable que es la propiedad común con el carácter irlandés; Los políticos irlandeses más clarividentes han sido socialistas de corazón. (1952, pág. 300)

Respecto a lo segundo, las conclusiones son obvias. El ideal socialista es compatible con la lucha por la independencia nacional (y así lo ha demostrado la Historia), por ende, el proyecto político a futuro es el de una “Republica Socialista”:

En su determinación de lograr la separación completa de toda conexión con el Imperio Británico y el establecimiento de una República Socialista Irlandesa, encarna plenamente el verdadero ideal irlandés: una nación independiente con una organización socialdemócrata de la sociedad, adaptándose así al entorno alterado del siglo XIX el principio vital de propiedad común de los medios de vida que inspiró las Leyes de Brehon [7] de nuestros antepasados antiguos. (1908)

5.Conclusiones:

Más allá del valor que representa en su propia tierra, donde es considerado uno de los “Padres de la Patria” o “Fundador del Socialismo”, títulos merecidos por su destacada labor como líder revolucionario. El ejemplo de James Connolly nos parece digno de estudiar y seguir. Pocas veces en la Historia Universal encontramos casos de líderes capaces de articular un pensamiento original, que no solo inspira la lucha de un pueblo contra toda clase de injusticia e injuria, sino también un pensamiento que denota un profundo conocimiento de la historia y las tradiciones de un pueblo.

El socialismo nacionalista de James Connolly fue eso: un ideal revolucionario surgido de la perfecta conjunción entre un análisis sobre las bases materiales de la explotación vivida por los trabajadores irlandeses y un vasto conocimiento de la historia de rebeldía contra la invasión británica, así como de las tradiciones comunitarias de la antigua Irlanda. El socialismo nacionalista de Connolly es la aplicación de aquella popular frase de José Carlos Mariátegui: “una creación heroica”.

Con este breve escrito esperamos que el ejemplo de este noble luchador y teórico irlandés pueda inspirarnos a forjar un proyecto de superación del capitalismo en todos los frentes posibles y que este esté basado a su vez en nuestras más profundas (y quizá olvidadas) tradiciones comunitarias ocultas en el seno del Pueblo.

Notas

[1] Michael Connolly (S.J.) (1904-1994) fue un sacerdote jesuita y profesor de filosofía irlandés, entre 1947 y 1953 sirvió como rector del “Tullabeg College” (noviciado a cargo de la Compañía de Jesús). Desconozco si existía una relación familiar entre ambos o si solo es un alcance de apellidos.

[2] El nombre proviene de “An tSean-Bhean Bhocht” (“La pobre y vieja mujer” en irlandés) título de una canción folclórica.

[3] Similar a su contraparte británica (y a la inmensa mayoría de los partidos socialdemócratas), el Partido Laborista Irlandés surge como un instrumento político de la clase obrera para su representación en el sistema político imperante con miras a la superación de la sociedad capitalista. Bien sabemos que, con el tiempo, estos partidos han abandonado este fin y si bien puede entenderse como una traición que el hijo de tan ilustre revolucionario pacte con un partido burgués, las tendencias claudicantes del Partido Laborista Irlandés llevaban un buen tiempo. El mismo Michael Connolly (S.J.) escribió su breve articulo como un recordatorio a los orígenes de dicho partido: “Cuán ajena a todo lo que él enseñó y por lo que luchó es la desunión que hoy divide al Movimiento Laborista Irlandés en facciones rivales, debilitando al Movimiento mismo y menoscabando su contribución al bien común. Sin duda, si los sindicalistas irlandeses están decididos a tomar a James Connolly como su héroe, podrían aprender de él la lección fundamental de la tolerancia y la colaboración mutuas” (1952, pág. 305).

[4] Esta distinción obedece a los criterios analíticos que esboza Benedict Anderson en su obra “Comunidades Imaginadas” para distinguir al “Nacionalismo” (ideología política) del “nacionalismo” (fenómeno socio-antropológico) (1993, pág. 23).

[5] Nombre coloquial para Irlanda.

[6] La comuna de Ralahine fue una comuna socialista utópica establecida en Irlanda en 1831 por el terrateniente John Scott Vandeleur y dirigida por Edward Thomas Craig. El experimento fracasó en 1833 debido a que Vandeleur perdió sus tierras en una apuesta.

[7] Las Leyes de Brehon eran un conjunto de estatutos legales que regulaban la vida de los irlandeses hasta la Invasión Anglo-Normanda (1169-1175). Comparadas con otros sistemas legales de la época, estas leyes resultan sumamente progresistas (mayor libertad relativa para las mujeres, posibilidad de divorcio, posibilidad de movilidad social, mayor facilidad para un ciudadano de acceder a la propiedad sobre la tierra, etc.).

Bibliografía

Anderson, B. (1993). Comunidades Imaginadas: Reflexones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. Obtenido de http://polsocytrabiigg.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/sites/152/2014/03/Anderson_benedict-_comunidades_imaginadas2.pdf

Connolly, J. (Agosto de 1897). Patriotism and Labour. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1897/08/patlabr.htm

Connolly, J. (Enero de 1897). Socialism and Nationalism. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1897/01/socnat.htm

Connolly, J. (10 de Junio de 1899). The New Evangel: State Monopoly versus Socialism. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1901/evangel/stmonsoc.htm

Connolly, J. (12 de Agosto de 1899). The New Evangel: The Economic Basis of Politics. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1901/evangel/econbas.htm

Connolly, J. (15 de Julio de 1900). The Coming Generation. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1900/07/comingen.htm

Connolly, J. (Marzo de 1908). Irish Socialist Republic. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1908/03/irsocrep.htm

Connolly, J. (9 de Mayo de 1916). Last Statement. Obtenido de Marxist Internet Archive: https://www.marxists.org/archive/connolly/1916/05/laststat.htm

Connolly, M. (Septiembre-Diciembre de 1952). James Connolly, Socialist and Patriot. Studies: An Irish Quarterly Review, XLI(163-164), 293-308. Obtenido de https://www.jstor.org/stable/30099945