El Kiltrismo es una realidad, existe en nuestro diario vivir, en la forma como sobrevivimos los embates del sistema impuesto por la fuerza de las armas, con la astucia y valentía que nos caracteriza a los chilenos hijos del pueblo, que pese a todo, seguimos en pie de guerra. Debemos tener conciencia de que somos nosotros, el pueblo, los herederos del Roto y el Huacho; los que estamos llamados a construir bajo nuestros propios términos, una comunidad que sea coherente con nuestro espíritu, entendido ésto como la expresión de nuestra cultura verdaderamente chilena, patriota y popular. Debemos entender que la conciencia de clase y la guerra total contra de la oligarquía, es la vía para liberarnos de una situación que venimos arrastrando desde la fundación de Chile. Recuperar y refundar nuestra nación es nuestro deber como kiltros.
Kiltro es el arquetipo de quien no es aceptado ni aquí ni allá, y que sin embargo, enfrenta la vida con valentía y dignidad, también con malicia y bravura cuando lo requiera, porque el entorno lo ha golpeado y enseñado que cuando la vida está juego, las únicas opciones son vencer o morir a toda costa. Este orgullo bastardo se tiñe de una energía negra, como las noches en que el pueblo mapuche desolló y quemó las ciudades del invasor español en el éxtasis de la guerra y el orgullo en la victoria, así debemos alzarnos en contra del poder oligárquico apátrida y sin honor, que privilegia sus ganancias económicas por sobre nuestras vidas y nuestra dignidad. Ese ímpetu, esa violencia dirigida hacia un enemigo real es parte de nuestro Ser, es una realidad. Tendremos entonces los chilenos, que mirar justamente en aquellos rincones de la historia que se nos han querido arrebatar con el relato de un Chile completamente falso, con algunos de sus héroes hechos de cartón.
Esta identidad Kiltra es multipolar y multicultural de manera natural e inevitable, bastante lejos de lo que esa forzada homogenización ha querido construir a lo largo de la historia. Si la cultura que sustenta nuestra patria no surge desde sus bases populares -y cuando esta surge se le reprime-, entonces jamás tendremos una verdadera cultura nacional. El pueblo está compuesto por diversidad de visiones de mundo, no obstante, todos tenemos en común vivir bajo el yugo de las élites.
Ante nuestros ojos y gracias al sacrificio de millones de chilenos que se han rebelado en el Gran Estallido Social del 18 de Octubre, se abre una oportunidad única en la historia, de que finalmente seamos nosotros, el pueblo organizado, los que decidamos con toda nuestra sabiduría y experiencia qué Nación y Estado queremos construir. No será fácil, en este contexto caótico de escasas certezas, otra vez tendremos que echar mano a las herramientas que tengamos para forjarnos una base sólida, que nos conecte con nuestra esencia y nos mantenga firmes ante las amenazas de los grandes imperios.
Debemos ser claros en esto; cuando hablamos de la autenticidad de la cultura chilena bajo el concepto de kiltrismo nos alejamos totalmente del chovinismo y el falso patriotismo impulsado por el capitalismo y sus esbirros, en donde lo nacional ha quedado reducido a las fiestas patrias, la “roja”, el “rodeo” o las “Súper ofertas dieciocheras”, es decir, una de tantas fechas en donde se prioriza el consumo para enriquecer a los mega empresarios, en vez de concientizarnos de lo que nos hace ser nosotros mismos, sin renegar de nuestro pasado bastardo, para comenzar desde el legado real de nuestra historia a construir una nueva cultura nacional, propia y auténtica.