La Batalla de Maipú de 5 de abril de 1818, significó la derrota definitiva de las fuerzas realistas y el triunfo del Ejército Libertador comandado por San Martín y O’Higgins. La victoria fue consolidada con el mítico abrazo de los próceres, simbolizando el poder de la unión de Los Andes y la hermandad transandina y latinoamericana. Estos próceres no representaban intereses oligárquicos, puesto que sus concepciones ideológicas eran profundamente revolucionarias, y pretendían erradicar el oscurantismo monárquico, respetando la autonomía de los pueblos indígenas, aboliendo los títulos nobiliarios, fortaleciendo la democracia participativa, aumentando el número de imprentas, avanzando hacia un gran destino continental, lejos de las miserias del viejo mundo. Pero las rancias oligarquías coloniales liberal-conservadoras reclamaron sus derechos de dominio, tomaron el control de las "republiquetas", desterraron a los próceres y sometieron a los pueblos.

Esta fecha es un recordatorio de que la segunda independencia, la independencia final, todavía debe ser conquistada, y todos los patriotas populares del continente están llamados al combate por la soberanía y la justicia.