29 de Marzo: Día del Joven Combatiente

<<(...) amor: arma peligrosa, el querer amar es un camino sin fin para nosotros mortales (...) Si queremos amar debemos precisamente sufrir, sufrir hasta que no demos más, hasta que se extingan nuestros cuerpos. Creo allí entenderemos el milagro del sufrimiento, del sentido del amor (...) hay que ser verdaderamente profetas de la revolución, pero no basta con querer serlo (...) esta lucha es de locos, los locos del amor. He visto tanta miseria, tanta injusticia que realmente al ver la televisión digo: este país es una locura, el imperio de la mentira caerá por la fuerza de una realidad que está aplastada, que nacerá, estoy seguro. El camino está trazado>>

-Pablo Vergara

En la vieja historia helénica de los héroes gemelos Cástor y Pólux; uno de los hermanos renuncia a su inmortalidad ante los dioses por el otro, quedando finalmente ambos eternizados en la constelación de géminis. En la Villa Francia de los hermanos Vergara, uno de los hermanos renunció a su vida, por no abandonar en la calle al que había sido herido mortalmente.

Los hermanos Vergara, hijos de la combativa Villa Francia, eran jóvenes brillantes, dirigentes estudiantiles, de muchos amigos, estudiosos, apegados a su familia. Se influenciaron por el cristianismo popular, el cristianismo combativo y militante de los pobres. Pablo Vergara le pedían a Dios poder ser escogido como profeta de la revolución, para transformar las lágrimas en valor, vencer el miedo, y enfrentar a la tiranía, resistir el doloroso "vía crucis" del héroe para triunfar.

Organizaban actividades de cooperación para ayudar a una que otra vecina de la población, con mercadería y alimentos, cuyos familiares estaban detenidos o desaparecidos.

Una noche dos de los Hermanos Vergara Toledo; Rafael (de 18 años) y Eduardo (de 20 años) son emboscados mientras caminaban en una calle del sector Las Rejas con 5 de Abril en Estación Central, por una patrulla policial. Hubo tiroteos. Uno de los hermanos se sacrificó para no dejar abandonado al otro herido, en vez de huir se quedó y renunció a su propia vida. Horas después, los cuerpos de los hermanos yacían ensangrentados en el asfalto, rodeados de agentes de la dictadura. Hay que imaginar el impacto simbólico de la comunidad popular, los vecinos, al presenciar los cuerpos desechos e inertes de sus jóvenes dorados, sus héroes que jamás envejecerán.

Pablo vergara, hermano de los fallecidos, dijo en su última carta que: "El amor es un arma peligrosa". Pablo se autodefinía como un cobarde, como un débil en comparación con sus hermanos asesinados por la Dictadura, nunca como un héroe o un guerrillero combativo.

Pese a ese miedo, asumía el deber histórico de combatir, "cargar con la cruz", vivir la agonía de saber que en el combate por la justicia se desafía a la muerte. Al concebirse débil, le imploraba a los cielos ser un elegido, tener la fuerza de sus hermanos para la lucha.

Pudo callar y tener una vida "tranquila", pero contrariamente sacrificó su tiempo ayudando a los pobres de Chile, predicando la solidaridad, pelear por la patria del pueblo, encontrando finalmente la muerte. Venció sus miedos, y eso sólo lo hace un héroe.

Es el amor original -La no muerte- , el acto supremo de entregar la propia sangre sin esperar nada a cambio, con rebeldía por una misión superior a la del individuo. Los hermanos Vergara fueron un molde a seguir, porque los jóvenes del hoy han revivido esa rebelión con valor, destruyendo el sometimiento y la cobardía del ayer.