La tendencia filosófica contrariada del idealismo es el materialismo, el cual afirma que la existencia de las entidades es independiente, por lo cual no influyen en estas las ideas o la mente. La consciencia en el materialismo sería entonces, una forma muy desarrollada de la organización de la materia, y los sujetos vivirían en coexistencia con la realidad material del mundo en el que se encuentran eyectados, mundo que padece de transformaciones constantes.
El idealismo como dijimos, es una tendencia que ha estado presente en la filosofía desde los albores de la antigüedad, sin embargo pervivió, se desarrolló y fortaleció durante la edad media (teología, consciencias universales, creacionismo, transmundanismo, dogmatismo divino, etc), perviviendo y radicalizándose en la época moderna, por medio de su versión especulativa-subjetivista, alcanzó su máxima expresión con el surgimiento del liberalismo económico, la apología del individuo como sinónimo de libertad comercial, y el mercado como dogma total.
En la actualidad global, es común percibir la supremacía de las tendencias idealistas esparcidas por la sociedad y la cultura, en los medios de comunicación masivos y en redes sociales, películas y documentales. Estas van desde el sostener que las ideas por sí solas pueden modificar el mundo, hasta afirmaciones pseudocientíficas y subjetivas que sostienen que la realidad puede alterarse con el poder de la voluntad de la mente y los deseos intrapersonales (entiéndase ley de atracción, vibraciones, universo consciente, etc.); aprovechando para su proliferación, la desesperación y dudas que surgen en individuos con problemas de tipo económico, afectivo y laboral, entre otros clásicos del capitalismo tardío. El mercado aprovecha ampliamente las tendencias idealistas y el relativismo subjetivo para vender productos “milagrosos”, principalmente documentales, libros y seminarios; muchos de éstos, prometen obtener un buen futuro económico o sentimental, un secreto para obtener algún tipo de deseo, y un sinfín de historias, las cuales son caldo de cultivo para estafas piramidales y publicidades engañosas.
La exacerbación del idealismo-subjetivo (liberalismo) que genera una desconexión del individuo con los procesos sociales, históricos y políticos, resulta un arma perfecta para grupos de poder que buscan atomizar la organización de los pueblos. En politología, el idealismo se manifiesta cuando sostiene que existen tantas verdades respetables como individuos existan; lo anterior deriva en un relativismo, que finalmente termina por desmembrar el entendimiento de los procesos políticos comunitarios, además de evitar la acción bajo un marco científico y realista.
Las ideas, cualquiera que éstas sean, se encuentran insertas en un medio material bastante complejo. Así mismo, las relaciones que existen entre las ideas y la cultura, así como entre éstas y los factores geográficos, biológicos y materiales, son objeto de constante investigación por los científicos de varias disciplinas diversas. Generalmente el surgimiento de una idea es la consecuencia final de un proceso complejo con profundas causas materiales en estrecha relación con factores culturales. Así mismo, en el campo de las transformaciones sociales, económicas y políticas, las ideas son meros disparates, si no comprenden la realidad concreta y no poseen la capacidad de remover la consciencia en aras de la transformación material. Si el hombre puede transformar la materia para su beneficio, los pueblos pueden transformar la esclavitud en libertad, la opresión en soberanía, puesto que si existe la corrupción también existe la justicia, y si existe el yugo, también existe la liberación, tal como lo demuestra la historia. Grandes imperios han sido reducidos a cenizas, y sociedades tribales se han convertido en imperios. Poderosos credos que se proclamaban las más grandes verdades totales del universo se apolillan en libros de estantería, y nuevos credos que otrora se tenían por sectarios y extravagantes, han conquistados épocas por medio de una compresión realista de la materialidad, emprendiendo metodologías efectivas para la direccionar la transformación.
La política y la economía no escapan a la influencia idealista y de la especulación metafísica. Es bastante común oír afirmaciones tales como: “El mercado se regula solo”, como si el mercado fuera una entidad separada de los procesos sociales, culturales y económicos en general; lo anterior demuestra una clara ejemplificación del idealismo exacerbado, ya que está más que demostrado que el mercado y economía obedecen a procesos productivos, de transformación de materias primas, inversiones y una serie de factores totalmente planificados. Es normal que personas, -generalmente ingenuas o de carácter inmaduro-, sean idealistas. Las propias experiencias de crecimiento y madurez debiesen demostrar que en la vida no bastan las ideas, no concepciones ideológicas del fuero interno para transformar el mundo; se necesita teoría fecunda (comprensión e interpretación de la realidad) y con eso metodología (acción), por tanto, la Praxis es teoría accionaria, no hay diferencias entre teoría y acción, son parte del mismo proceso. La vida exige movimiento, exige entrenamiento y análisis de la realidad, junto con acciones concretas que nos lleven a materializar un programa, hacer del verbo carne El idealismo por sí solo, es solo disparate y divagación soñadora, destinado a quedarse entre salones de academias burguesas, o transformarse en mercancía para incautos.