Este artículo tiene como objetivo central explicar de forma introductoria la relación directa entre el socialismo científico y los planteamientos políticos de patria y nación, desmitificando paradigmas, desarticulando mitologías en razón de nociones ideológicas recortadas, incompletas, inexactas, malentendidas, contribuyendo a que las fuerzas populares, los pueblos, y todos quienes se oponen a la globalización, tengan antecedentes para una comprensión teórica alejada de presupuestos erróneos y prejuicios, que puedan peligrosamente favorecer a los partidarios de la parasitación oligárquica y el capitalismo transnacional.
El problema del estudio incompleto
Un problema vergonzoso ocurre cuando se tiende a estudiar o intentar comprender el pensamiento de un autor en base a frases cliché, o mediante manuales y explicaciones de intermediarios, sin analizar la fuente directa del pensador. Una de esas frases tristemente examinada es aquella de Marx que dice: “Los obreros no tienen patria”
Esta frase ha sido reinterpretada de muchas maneras: Por un lado están quienes niegan que el movimiento obrero, -las clases explotadas-, deban retomar cualquier esquema doctrinario de patria y nacionalismo, pues la explotación sería una realidad internacional, y el nacionalismo una herramienta burguesa para conservar su posición económica por sobre los proletarios. Por otra parte, están los reaccionarios derechistas que consideran al socialismo, como enemigo de toda concepción de patria y nacionalidad. No obstante, pocos se esmeran en leer el párrafo completo, consiguiendo mejores conclusiones. La frase completa del Manifiesto Comunista dicta:
“Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen. Más, por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el Poder político, elevarse a la condición de clase nacional, constituirse en nación, todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués”.
De la frase completa; podemos visualizar lo que comprendieron los grandes exponentes del socialismo mundial, es decir:
1-Los obreros no tienen patria, porque no la poseen, es decir, se la han arrebatado, y corresponde reconquistarla, o fundar la patria definitiva de los trabajadores, derrotando la patria burguesa.
2-Luego se comprende la metodología: la clase popular organizada debe conquistar el poder político (así como se toman los medios de producción, también el control del Estado), transformándose en la clase nacional, ser una nación, pero no en el sentido burgués; por tanto, forjar la nación que nace desde el seno del pueblo, núcleo central del nacionalismo-popular, que nada tiene que ver con reaccionarismos o falsas ideas que niegan la explotación.
En la geopolítica actual, el capitalismo avanzado se ha estructurado en lo que se conoce como globalización. Dugin; el filósofo ruso anti-liberal, anti-occidental y anti-capitalista nos señala:
“El nacional-comunismo predominó en la Unión Soviética, China comunista, Corea de Norte, Vietnam, Albania, Camboya y también en muchos movimientos comunistas del Tercer Mundo (...) la grandiosa experiencia de la Unión Soviética muestra como puede ser importante la experiencia nacional-comunista que produjo un dolor de cabeza para todo el sistema capitalista mundial.”
“El comunismo tiene posibilidades reales cuando las ideas de izquierdas son multiplicadas por las energías nacionales (étnicas y arcaicas) e implementando en los parámetros de las sociedades tradicionales. Básicamente, este es un marxismo neo-ortodoxo, una forma de nacional-marxismo sui generis, independientemente de como el mismo se caracterice”.
“El Marxismo es relevante por su descripción del liberalismo, su identificación de las contradicciones del capitalismo, su crítica del régimen burgués y la revelación de la verdad tras las políticas demo-burguesas de explotación y esclavitud que se presentan como ‘desarrollo’ y ‘liberación’. El potencial crítico del del marxismo es muy útil y aplicable pudiendo ser incluido en el arsenal de la Cuarta Teoría Política”.
Estos fragmentos vienen a resumir, como durante el siglo XX principalmente, el socialismo se transformó en el peor enemigo del liberal-capitalista, puesto que representó -sobre todo- en países no occidentales, la defensa de la patria, la unificación comunitaria de los pueblos, el heroísmo armado, la reivindicación de tradiciones y la conservación de numerosos aspectos culturales totalmente amenazados por el capitalismo expansivo.
Alain de Benoist, también referente de la Cuarta Teoría Política le indicó en 2019 a Gad Lerner:
“Creo profundamente”, ha dicho, “que los trabajadores, los obreros y el proletariado de todos los países se deberían alzar contra la explotación de un capitalismo transnacional que, del mismo modo, no conoce ninguna frontera”.
De aquí también se extrae que, el internacionalismo no es la contradicción del nacionalismo, sino su complementación práctico-ideológica, porque la globalización como totalidad se expande en un universo completo, es internacional, y en esa batalla de resistencia, las naciones libres deben cooperar, ¿Y cuándo es libre una nación? Cuando sus pueblos derrotan cualquier tipo de clase explotadora y usurera.
Durante la guerra fría, Estados Unidos lanzó una fuerte campaña de propaganda anticomunista en Latinoamérica, ayudando a oligarquías y grupos reaccionarios. Se propagó así mismo, el mito de que el comunismo era enemigo de las naciones, del patriotismo. El marxista argentino Victorio Codovilla intentó desarticular esta farsa. Nos dice en estas citas:
“Porque el marxismo-leninismo, al mismo tiempo que enseña las mejores huellas del internacionalismo, las del internacionalismo proletario, enseña a sus adeptos a inspirar su acción en las mejores tradiciones patrióticas de su país”
“Carlos Marx, enseñó a los pueblos de los países capitalistas colonizadores, que un pueblo que oprime a otro pueblo jamás puede ser libre, y enseñó a los pueblos de países coloniales y dependientes que la rebelión contra la opresión nacional es sagrada, y que por consiguiente, los comunistas de unos y otros países debían luchar en frentes distintos, pero coincidentes: unos para impedir la colonización, y otros, para expulsar a los colonizadores”
“Por la libertad e independencia de la patria, contribuir e impedir la guerra agresiva, redoblar la ayuda a los pueblos hermanos”
“Marx y Engels plantearon el problema de que hay que defender la propia nación contra los agresores, y que hay que luchar para arrojar al suelo patrio a los dominadores extranjeros a fin de unificarla geográfica, étnica y políticamente (…) muchas veces se ha puesto de relieve el grandioso significado de la Comuna de Paris como ejemplo de como el proletariado puede conquistar el poder, y cómo desde él puede construir un nuevo Estado Obrero y democrático.”
Sin embargo, la bandera de patria fue sacrosanta en prácticamente todos los movimientos revolucionarios de Latinoamérica, pues se identificaba la guerra popular como una guerra patriótica, justiciera, emancipadora, contra el imperialismo extranjero. Famoso es el grito de Guevara: ¡Patria o muerte!. En Cuba, Venezuela, Nicaragua, Argentina, y en el Chile hasta antes de la Dictadura militar, los movimientos de trabajadores eran confesos patriotas y nacionalistas. No concebían contradicción entre patriotismo y socialismo.
Esta conclusión patriótica del socialismo científico como guía, y el nacionalismo como conquista y construcción de un Estado popular-nacional, fue empuñada en Asia; Vietnam, China o Corea del Norte. El propio Kim Jon Il nos dijo:
“Debido a que la clase burguesa, disfrazando sus intereses como si fueran nacionales, utilizó el nacionalismo como instrumento ideológico para la realización de su dominio, este pasó a ser considerado como una doctrina burguesa, divorciada de los intereses nacionales. Hay que distinguir el verdadero nacionalismo, que exige amar a la nación y defender sus intereses, del nacionalismo burgués que defiende los intereses de la burguesía.”
Si tuviésemos que mencionar primeramente la relación directa entre socialismo patriótico y nacionalismo de la praxis; comprenderíamos que el segundo es una prolongación teórica del primero, cuya razón de ser, es encarnar una fuerza política de los pueblos contra las oligarquías apátridas, explotadoras y pro-globales.
Planteamientos sobre patriotismo y nación en la URSS
Cuando Stalin define nación en su obra: "El marxismo y la cuestión nacional" (1913), como: "Una comunidad históricamente formada", agregando posteriormente: "Tenemos, pues, que una nación no es un conglomerado accidental y efímero, sino una comunidad estable", llega a identificar de excelente manera, la esencia del nacionalismo de la Praxis y percibe una comprensión sofisticada del concepto, en comparación al ofrecido por el nacionalismo burgués o chovinista; mezcla de tradición francesa y romanticismo alemán, basado en la emocionalidad efímera del orgullo y el mero idealismo; metafísica de los orígenes, superstición de la sangre común; esto es especulación.
Nacionalismo de la Praxis reconoce factores materiales que dan origen a la existencia de la nación a lo largo de la historia; la unidad histórica del pasado que unifica a todos los habitantes de un territorio, -pues las consecuencias de un Golpe de Estado, una Guerra externa, un Desastre económico, o la instauración de un Régimen neoliberal-, afectan la vida de los integrantes del pueblo y sus sucesores, independientemente de la localidad en la que se encuentren, o de sus orígenes étnicos, incluso si nacen décadas posteriores al acontecimiento histórico (Factor a priori). En ese curso histórico visualizamos que por cierto, no existe ninguna especie de “destino común” entre la clase popular, los trabajadores, y las oligarquías o clases que buscan posicionarse en base a la explotación de otros, por el contrario, comprobamos una contradicción que inevitablemente lleva al conflicto.
Debemos tener en cuenta que la oligarquía, no forma parte del pueblo, y la definimos como una excrecencia parasitaria ajena a la comunidad popular, que utiliza la nación, la menoscaba, explota a los trabajadores, para resguardar sus propios intereses (Ver definición que el Círculo Patriótico de Estudios Chilenos e Indoamericanos hace del concepto de Oligarquía).
Sabemos desde ya, que la unidad histórica, es el factor común entre los habitantes del pueblo, porque los sucesos del pasado impactan sobre la vida del presente, condicionando la existencia en un determinado sentido. Pero también existe un factor a posteriori; que se refiere a la comunidad estable, esto lo desarrollamos como la praxis comunitaria; un pueblo que forja su porvenir histórico, futurismo, planificación, construcción de la patria y derecho de rebelión para combatir a los enemigos que menoscaban los intereses sociales.
En resumen; El factor a priori es la unidad histórica, y a posteriori; la praxis comunitaria, dando lugar a una nación históricamente formada, soberana y estable en el futuro.
Stalin agrega también: "Esta comunidad no es de raza ni de tribu. La actual nación italiana fue constituida por romanos, germanos, etruscos, griegos, árabes, etc. La nación francesa fue formada por galos, romanos, bretones, germanos, etc. Y otro tanto cabe decir de los ingleses, alemanes, etc., cuyas naciones fueron formadas por gentes de razas y tribus diversas."
Acá cuestiona la farsa mitológica, religiosa y burguesa del origen de la sangre en común que se crea en el imaginario de las naciones, toda vez que el origen del racismo moderno, separatista y supremacista, tiene origen principalmente en los imperialismos esencialmente religiosos protestantes, anglicanos, calvinistas y semejantes (creyentes en mitos de pueblos elegidos por Dios), e industriales con capacidad de colonizar y someter a otros pueblos, buscando como justificación una supuesta superioridad espiritual y racial, fomentando también la primacía del Occidente liberal en el mundo. Usan para ello un darwinismo trastocado por Spencer, para defender el hecho de que las potencias con mayor desarrollo industrial, son superiores a las con menos desarrollismo de industrias (incivilizadas), una concepción liberal moderna puramente occidental.
Un caso paradigmático que contrapone estas tesis, es la Rusia misma, una nación estatal que constituye una civilización estable, con numerosos pueblos, etnias y religiones, que sin embargo confluyen dentro de una nación gigantesca, tanto territorialmente como en lo pluricultural.
Walker Connor en su libro Etnonacionalismo, reconoce que estos nacionalismos étnicos, surgen por la creencia de un mito del origen, que más o menos cierto, sigue siendo un mito, que puede llegar a ser útil para numerosas fuerzas políticas, incluidas las reaccionarias.
Los etnonacionalistas rumanos por ejemplo, creían que la fusión de los bárbaros dacios y romanos, había dado origen a su identidad étnica. En Chile algunos sostuvieron la tesis extravagante de Nicolás Palacios de su libro; “raza chilena”, donde el pueblo chileno, se habría formado racial y psíquicamente desde la época de conquista española, con la mezcla entre araucanos y españoles visigodos. Otros aún más desquiciados y afines a la oligarquía occidentalista, plantean la defensa de un supuesto linaje europeo en Chile y América del sur, sin plantear más fundamentos que los del romanticismo nostálgico, la superstición y fetiche étnico, carentes de todo estudio material de la historia.
Señala luego Stalin: "Nación es una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura."
Se reconoce aquí la importancia de un territorio común y del idioma, aunque posteriormente Stalin refuta esta idea, argumentando que la unidad de los obreros está por sobre estas divisiones, aún cuando exista un idioma oficial dentro del Estado-nación. El factor de la vida económica, está intrínsecamente ligado a la praxis comunitaria. El autor asemeja el factor “psicología” con la comunidad de cultura (creación humana).
Esto es importante de explicar, puesto que el nacionalismo reaccionario, burgués y supersticioso, cree en el sinsentido de pueblos unificados por una “psicología común”, o peor aún; en determinismos étnicos que pretenden argumentar la existencia de una supuesta psicología única entre todos los individuos que integran una comunidad, es decir; irrisorio, de una especulación idealista inconcebible, toda vez que la concepción de psique, incluso involucra severos cuestionamientos. Lo que existe es una cultura común, y las culturas pueden dar lugar a un carácter del pueblo, en el sentido de afrontar adversidades de forma conjunta y organizada.
Stalin no reniega de la teoría histórica del marxismo, que explica el origen de las naciones modernas, como una creación burguesa, surgida como necesidad de defender sus privilegios ante la caída del feudalismo, pero tampoco niega la posibilidad de que el pueblo se organice, derrote a la burguesía, y tome las riendas del destino nacional, sobretodo como defensa antiimperialista.
Dice Stalin: "La nación tiene derecho a determinar libremente sus destinos. Tiene derecho a organizarse como le plazca, naturalmente, siempre y cuando no menoscabe los derechos de otras naciones. Esto es indiscutible."
En el trabajo “Fundamentos del Leninismo” reconoce: “La lucha del emir de Afganistán por la independencia de su país es una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar de las ideas monárquicas del emir y de sus partidarios, porque esa lucha debilita al imperialismo, lo descompone, lo socava. En cambio, la lucha de demócratas y "socialistas", de "revolucionarios" y republicanos tan "radicales" como Kerenski y Tsereteli, Renaudel y Scheidemann, Chernov y Dan, Henderson y Clynes durante la guerra imperialista era una lucha reaccionaria, porque el resultado que se obtuvo con ello fue pintar de color de rosa, fortalecer y dar la victoria al imperialismo”.
Lo anterior tiene plena concordancia con el texto de Lenin llamado “El Derecho a la autodeterminación de las naciones”, quien también lo comprendió, como lo señalamos en párrafos anteriores.
Stalin también refrenda la teoría sobre la mutabilidad de las condiciones de la historia, y de los diferentes contextos propios de la nación particular, que explican fenómenos interesantes como el socialismo chino, el juche norcoreano o ciertos socialismos de América del Sur. Nos dice: "Más aún; las condiciones, como todo, cambian, y una solución acertada para un momento dado puede resultar completamente inaceptable para otro momento”.
Nos explaya el ejemplo de Polonia: “A mediados del siglo XIX, Marx era partidario de la separación de la Polonia rusa, y con razón, pues entonces se planteaba el problema de liberar una cultura superior de otra cultura inferior que la destruía. Y entonces el problema no se planteaba solamente en teoría, de un modo académico, sino en la práctica, en la realidad misma... (…) A fines del siglo XIX, los marxistas polacos se manifiestan ya en contra de la separación de Polonia, y también ellos tienen razón, puesto que en los últimos cincuenta años se han producido cambios profundos en el sentido de un acercamiento económico y cultural entre Rusia y Polonia. Además, durante este tiempo, el problema de la separación ha dejado de ser un problema práctico para convertirse en un tema de discusiones académicas, que tal vez apasiona sólo a los intelectuales residentes en el extranjero."
Sobre la soberanía, autodeterminación y el Ser auténtico de los pueblos (teoría que será llamada por algunos como Patriotismo Revolucionario) nos dice: "Las condiciones económicas, políticas y culturales que rodean a una nación dada constituyen la única clave para la solución del problema de cómo debe organizarse concretamente tal o cual nación, de qué formas debe revestir su futura constitución. Además, puede ocurrir que cada nación requiera su propia solución del problema. Si hay algún terreno en que sea necesario plantear el problema de manera dialéctica, es precisamente aquí, en la cuestión nacional."
Stalin rechaza tajantemente las corrientes ideológicas o fuerzas políticas que propugnen divisiones separatistas o de privilegios étnicos o religiosos, que dan lugar a nacionalismos reaccionarios y fragmentaciones nefastas, que puedan perjudicar al movimiento popular en su lucha contra la oligarquía histórica.
Indica que la unidad de clase popular y su organización contra la burguesía apátrida, está por sobre cualquier interés sectorial o particular, y es la unificación primera, enfoque primordial, para concretar todo un sistema reivindicativo de justicias variadas, una vez que la oligarquía haya sido extirpada de los mandos de poder de la nación. Por ello nos señala la problemática de Bund y su intención de entregar privilegios a los judíos de Rusia:
"Conservar todo lo judío, preservar todas las peculiaridades nacionales de los judíos, hasta las que se sabe de antemano que son perjudiciales para el proletariado, separar a los judíos de todo lo que no sea judío, llegando hasta a construir hospitales especiales: ¡fijaos cuán bajo ha ido a parar el Bund! (...), en efecto, de la teoría del "único representante" el Bund pasa a la teoría del "deslindamiento nacional" de los obreros. El Bund exige de la socialdemocracia de Rusia que "introduzca en la estructura de su organización un deslindamiento por nacionalidades". Y del "deslindamiento" da "un paso adelante" hacia la teoría del "aislamiento". No en vano en la VIII Conferencia del Bund resollaron discursos sosteniendo que "en el aislamiento es donde reside la existencia nacional".
En base a esos divisionismos peligrosos contra la unidad popular y la patria, Stalin advierte del peligro de los estados multinacionales, abogando por lo pluricultural y reivindicando nuevamente la lucha del pueblo y su total unidad como el medio principal para la conquista de la historia. Dice:
“Sabemos a qué conduce el deslindamiento de los obreros por nacionalidades. Desintegración del Partido obrero único, división de los sindicatos por nacionalidades, exacerbación de las fricciones nacionales, rompehuelgas nacionales, completa desmoralización dentro de las filas de la socialdemocracia: he ahí los frutos del federalismo en el terreno de la organización. La historia de la socialdemocracia en Austria y la actuación del Bund en Rusia lo atestiguan elocuentemente. (...) La unión de los obreros de todas las nacionalidades de Rusia en colectividades únicas e integras en cada localidad y la unión de estas colectividades en un Partido único: he ahí la tarea.”
Conclusiones
Hasta aquí hemos comprobado, que los socialismos históricos y muchos referentes revolucionarios, si reivindicaron y trabajaron los conceptos políticos de patriotismo y nacionalismo, puesto que el materialismo es una metodología antidogmática por excelencia, al admitir la variación de condiciones materiales, “lo que es allá, no es acá”, resultando una ciencia social para la comprensión, una dialéctica-estructural, jamás un recetario religioso de decálogos, es decir, para nosotros significa; una guía para la acción. De igual forma, en la realidad actual de capitalismo transnacional dominante, la conquista del Estado-Nación por los pueblos, adquiere carácter de urgencia para construir naciones libres, sin la presencia de oligarquías, no se debe coexistir con aquellas, ya que siempre representan un foco de conspiración antipatriota y operan desde las sombras para recuperar el poder arrebatado.
La patria como propia de los pueblos debe ser recuperada de los parásitos y posteriormente ser esculpida en su más pura esencia de comunidad. Eso es el nacionalismo de la praxis; una ideología que recoge la sociología materialista, el patriotismo popular, y el nacionalismo comunitario, como herramientas del arsenal del pueblo para la conquista y ejecución del poder, resistencia ante la globalización y desmantelamiento de la explotación.
Bibliografía
Libros:
-Codovilla V. (1973) 20 Años de la Vida Política Argentina, trabajos escogidos Tomo II. Editorial Anteo. Buenos Aires.
-Connor W (1998) . Etnonacionalismo. Trama Editorial. Madrid.
-Dugin A (2013). La Cuarta Teoría Política. Ediciones Nueva República. Barcelona.
-Il Jong Kim (2002). Para Comprender correctamente el nacionalismo. Charla con funcionarios responsables del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea. Corea del Norte.
-Marx K. y Engels F. (2017). El Manifiesto Comunista. Ediciones Península. Barcelona
-Lenin V. (1914) El derecho de las naciones a la autodeterminación. Revista Prosveschenie. Moscú.
-Salazar G. (2005) Construcción del Estado de Chile (1760-1869). Editorial Sudamericana. Santiago de Chile
-Stalin J. (1913) El Marxismo y la Cuestión nacional. Marxist Internet Archive. Viena
-Stalin J. (1924) Los Fundamentos del Leninismo. Marxist Internet Archive. Sverdlov
Artículos:
-Maraziti E. (2019) De Benoist como Marx: “trabajadores de todos los países contra el capitalismo transnacional”. www.Rivoluzioneromantica.com. Italia