Metapolítica

Dic 9, 2020
Existen registros sobre este concepto desde el siglo XVII hasta la actualidad, pero no tiene un significado único o dogmático, puesto que se ha interpretado de numerosas maneras, siendo en primera instancia; una definición directamente etimológica que dice: “más allá de”, en este caso, más allá de la política, -o de la ciencia política clásica propiamente tal-, como sucede en el caso de entablar análisis filosóficos, sociológicos, económicos y otros sobre la política en sí. Si la política por sí misma se entiende como la disciplina de gobernar, el orden administrativo de la polis (ciudad), una metapolítica debiera comprender de una forma diferente quizás, la forma de entender o ejercer la política.

El concepto también ha sido utilizado para definir la denominada política horizontal, o lucha por la hegemonía cultural, que según Gramsci; constituye una cultura de clase súper-estructural para combatir la súper-estructura cultural impuesta por la clase burguesa dominante, desarrollando una defensa efectiva y un debilitamiento de los aparatos ideológicos de un Estado. Estamos hablando de la batalla del poder organizada desde las bases sociales populares, sin directrices del poder instaurado, y por lo consiguiente, de “otra forma” de comprender y ejercer la política (la conquista del poder desde abajo hacia arriba).

De Benoist, define a la metapolítica, no como otra forma de hacer política, sino desde la renovación de un idealismo que expone la importancia de desarrollar ideas que cuestionen o desemboquen en creación, desde las escuelas de pensamiento, por la potencia de remover consciencias, aunque toda idea fecunda, siempre alcanza su desarrollo cuando aterriza sobre el conocimiento real de las condiciones materiales existentes, de lo contrario las ideas fácilmente terminan en disparates.

Evidentemente, las formas de reinterpretar la política son variables, y también se someten a las particularidades culturales de los pueblos o las coyunturas históricas. A principios del siglo XX, se vivió la Era del "soldado político" o de los partisanos; una categoría politológica, donde el sujeto literalmente mata o muere por política. Incluso los tímidos se entusiasman y arrastrados por las ideologías revolucionarias con mística, se movilizan al combate.

Pero con la democracia liberal, la política toma la forma del negocio, con socios capitalistas y directorios, y por tanto surge la infamia corrupta, las trampas, el interés propio sobre los grandes problemas comunitarios. Algunos incluso creen que la política es un pasatiempo optativo a la que se puede renunciar, cuando en realidad es un deber. Por eso, nosotros comprendemos la metapolítica, como un sistema y metodología totalmente contraria al orden liberal hegemónico imperante (repleto de partidos que funcionan como empresas), de negociaciones turbias que mantienen en el poder a los oligarcas enemigos, cuya sola existencia constituye una perturbación inmediata en la vida del pueblo.

Hablamos de una política futurista, no la política de la oligarquía, sino de la política del "nosotros". Esta metapolítica debe existir desde un núcleo donde el pueblo es el soberano y protagonista principal de la historia, para construir el orden vivencial que más le acomode a su propia realidad, con sus propios mandatos y mecanismos de acción directa (sin falsa representatividad).