Progresismo

Nov 30, 2020
Progresismo

Primeramente hagamos una distinción entre los conceptos de progreso y progresismo.

El concepto de Progreso es propio de la cultura occidental, puesto que las principales corrientes de pensamiento e ideologías ahí surgidas desde la caída del antiguo régimen absolutista, han asumido la noción de progreso, como un hecho evolutivo verídico y dogmático, admitiendo un optimismo lineal de la historia, en el sentido de que la humanidad siempre avanzaría hacia un mejor porvenir (axioma del progreso).

En ese sentido, el progreso descrito como un proceso político de profundas transformaciones sociales, culturales y económicas, tuvo en primera instancia, un sello republicano-liberal, burgués e ilustrado, contra todo lo que representara el dominio de las viejas estructuras monárquicas y los valores del medievo.

Con el surgimiento moderno del marxismo socialista, y su radical crítica anti-burguesa del liberalismo, junto con el estudio complejo de la sociedad capitalismo industrial y el fenómeno de la explotación, el progreso se retomó para apuntar hacia el desarrollo de la sociedad futurista del comunismo, donde la contradicción de clases estuviese totalmente superada, y la explotación abolida.

Pero desde la década del 1990 y el avance de los procesos de globalización, el progreso pasa a conocerse mayormente como “progresismo” en Occidente, siendo presentando en variados espectros políticos, académicos e ideológicos, como una caricatura, ya que el progresismo encarnaría la esencia de lo que se conoce como “Post-individuo”; un momento del capitalismo tardío y el Post-liberalismo, donde el individualismo ideológico se radicaliza en extremo, siendo ahora la liberación total de ese individuo, la máxima meta del progreso, cualquiera sea el sentido por el cual, aquel individuo quiera conducir su liberación. Este individualismo absoluto también se conoce como libertarianismo. Este individuo o “Post-individuo”, que en palabras de Dugin: “se aburre incluso de sí mismo”, (surgiendo “quimeras” como las subculturas de apología a la autodestrucción del cuerpo, o el transespecismo -pretender separar al individuo incluso del cuerpo, buscando identificarse con lo que al individuo le parezca, negando toda razón-), rechazarían obviamente todo lazo de pertenencia colectiva, o lucha política que involucre una estructura filosófica y sociológica como las clases sociales y luchas comunitarias, pues este individualismo de la cultura capitalista, siempre apuesta al desarrollo del individuo como sujeto histórico, como dogma indiscutible y realidad existencial, el cual solo puede desenvolverse en la sociedad de consumo, con capacidad de saciar el neo-hedonismo post-liberal. Es ahí cuando lo que se conoce como "progre", solo respalda luchas sectoriales que favorecen su individualidad o meramente reformistas, que no buscan destruir el capitalismo, sino adaptarlo.

Es por esta razón, que el caricaturizado concepto de “progresismo”, produce rechazo transversal en variadas corrientes filosófico-ideológicas, sobretodo en las anticapitalistas, pero recordemos que el “progresismo” y su sujeto liberal, son solo la consecuencia cultural esperable de la radicalización del capitalismo global (nada tiene que ver con "marxismo cultural" como dictan las mitologías reaccionarias, eso no existe, solo es liberalismo-libertario extremizado), fomentando el consumo como fin, el desarrollo individual “exitista” (inclinación pseudo-vitalista) o la autodestrucción declarada en su versión negativista-nihilista, entre otros efectos propios del individualismo existencial.