-ESTADO
El Estado debe definirse como una construcción política, materializada por el sector o clase social dominante e imperante de la época. Por ello, puede existir perfectamente un Estado oligárquico o un Estado socialista, monárquico, feudal o capitalista, etcétera.
No debe comprenderse al Estado, según idealismos como el hegeliano, cuyo planteamiento lo describe como: “la marcha de Dios sobre la tierra”, y el máximo grado de civilización humana. Tampoco las concepciones idealistas reaccionarias del evolucionismo vulgar, que metafóricamente, exponen al Estado como un organismo inmutable, o un cuerpo omnipotente. El Estado es una herramienta, un Estado-histórico, comandado por un Gobierno, que mediante diversos aparatos ideológicos e instituciones, tomando en consideración las condiciones materiales de la historia, definen el porvenir de una región determinada y su población (entendiéndose que el poder del Estado existe dentro de una zona geográfica específica).
Al ser el Estado, una construcción política sujeta a numerosos cambios históricos, -no escapando a las contradicciones internas de las sociedades humanas-, éste puede mutar o ser desarticulado, imponiendo otro Estado en su lugar. Ejemplos de este cambio político radical; podemos verificarlo en la revolución francesa, donde el Estado absolutista, es reemplazado procesalmente por un Estado republicano de asamblea popular, en el cual la soberanía de la nación-estado recae en el pueblo, y no en un rey unipersonal. También durante la revolución soviética, en la que el Estado despótico-zarista unipersonal, fue reemplazado por un Estado socialista de soviet. De ahí, el hecho verídico de que, un Estado pueda ser derrocado por medio de una revolución, una guerra civil, o incluso una guerra externa (la revolución violenta, fagocitada por la debilidad institucional y su deslegitimación).
Se plantea que el capitalismo genera las condiciones para la destrucción de su propio Estado, pues al existir pocos individuos con gran poder de capital, y enormes masas sin más bienes que su fuerza de trabajo y una renta de supervivencia, bastaría la organización política de los explotados por medio de un destacamento avanzado, para derrocar el Estado explotador en favor sus intereses comunes, construyendo una patria nueva. Para evitar ese derrocamiento, el Estado capitalista, se vale de numerosos aparatos ideológicos, que operan en una súper-estructura, incluyendo en la cultura, como los medios de comunicación, la educación individualista, el fomento de la competencia separatista, el consumismo, la moral de la religión y otros.
Los patriotas anti-capitalistas y anti-imperialistas modernos, han visto en el Estado popular y patriota (dirigido por la soberanía de la clase popular), un cerco de defensa realista, frente a un mundo controlado por la hegemonía capitalista-liberal. Desarticular el Estado en esas condiciones, con la existencia global del imperialismo capitalista-belicista, sería un suicidio inmediato. Se comprende así, al Estado como una herramienta, una construcción política, o una vía para sociedades futuristas.
Existen corrientes idealistas, individualistas, utópicas, tribalistas, anti-socialistas, anti-patriotas (comunidad), que no comprenden las realidades materiales de la época, y exponen por medio de ideas vulgares, y un reduccionismo de binomio: “Estado/individuos”, o “Estado/mercado”, una desaparición inmediata de todo tipo de Estado-opresor; considerándolo opresor del individuo, de la propiedad privada, o del mercado (los liberales con fe suprema en el mercado), haciendo apología al Estado salvaje de naturaleza, o arcaísmos totalmente descabellados. Propuestas totalmente inútiles frente al imperialismo capitalista, o abiertamente pro-capitalistas.
-DEMOCRACIA POPULAR
El origen del término Democracia, se traza en la antigua Grecia (Demos= pueblo, kratos= poder), donde el "demos" hacía referencia al cuerpo gobernante de la polis, compuesto por ciudadanos libres, confiando en el criterio racional de la mayoría, basada en construir el bienestar general de la comunidad.
Lejos de las idealizaciones románticas de dicho sistema propiamente, es preciso aclarar que dichos cuerpo de ciudadanos, se limitaba a un conjunto relativamente y reducido de hombres, excluyendo a mujeres, esclavos, comerciantes y extranjeros (metecos). Lo relevante de esta democracia griega, es que aplicada, representó frente a otros sistemas políticos de la época, una concepción novedosa de ciudadano libre y racional con protagonismo político, diferenciándose de la monarquía, la oligarquía y la tiranía, entre otros, donde uno o pocos, ejercían un poder absoluto sobre súbditos (esclavos), justificando su poder en orígenes divinos.
El término "popular" por su parte, proviene del Latin "Populus" , que agrupaba a los patricios (aquellos de origen heroico y legendario según la mitología cultural) y los plebeyos (nacidos de la tierra). Durante el fin de la república romana, se enfrentaron dos bandos: los populares (entre ellos Julio Cesar) y los optimates o partidarios de la nobleza.
En la historia reciente, el término de Democracia ganó relevancia a partir del fin de los absolutismos, y el auge de las formas de gobierno republicanas contemporáneas. Por ello, el concepto empezó a utilizarse por las diversas corrientes, incluso diametralmente contradictorias entre sí (democracia parlamentaria, democracia representativa, democracia liberal, democracia orgánica, etc.).
El concepto final de democracia popular en el siglo XX, fue rescatado y desarrollado especialmente por los líderes de las luchas nacionales liberadoras contra los imperialismos, y se condice con el planteamiento marxista; "dictadura del proletariado" ya que los pueblos de estos países, aprovecharon la derrota de las fuerzas extranjeras, para sacudir también el yugo de los capitalistas y terratenientes. Pueblo soberano contra explotadores antipatria.
En Chile durante la década de los 70, el grupo revolucionario MIR acuñó el concepto de "Poder Popular" que hace eco del sentido etimológico del término democracia (poder del pueblo) y que consiste en el ejercicio efectivo y directo por parte del pueblo organizado de manera participativa de los distintos aspectos de su vida común.
Al contrario de las democracias liberales o representativas, en las que un grupo de funcionarios electos a nombre del pueblo, y que en la práctica pasan a ser representantes de distintos grupos de clase (principalmente de la oligarquía), en una democracia popular, el poder es ejercido en forma directa por los ciudadanos y ciudadanas del Estado a través de gobiernos locales y asambleas populares. Es interesante estudiar por ejemplo la aplicación de la democracia popular en China, donde una asamblea nacional de trabajadores (tienen sus trabajos particulares), toman las decisiones importantes del país y planifican el porvenir, resguardados por un partido único de trabajadores, presididos por un representante-mandatario elegido también popularmente. Es un sistema socialista completamente diferente al clásico occidental bicameral parlamentario pluripartidista, construido en base a su propia idiosincrasia.
El historiador Gabriel Salazar recalca que la tradición de la democracia popular en Chile, tiene sus orígenes a fines del periodo colonial y durante las revoluciones independentistas, ya que los vecinos de las distintas localidades del país se asociaban en cabildos locales, para tomar decisiones políticas relevantes y muchas veces de mayor peso que lo reglado desde las grandes ciudades (Santiago y Concepción). De ahí que democracia popular, sea un objetivo de la política chilena, pues el pueblo se transforma en soberano verdadero, otorgando mandato a sus verdaderos representantes, con facultad para removerlos.
-ASAMBLEA CONSTITUYENTE
En términos político-jurídicos, una asamblea constituyente es una reunión de representantes populares, a nivel nacional, en la que se asume el único objetivo de acordar las reglas que regirán, en el futuro, la relación entre gobernantes y gobernados, así como también, la distribución del poder y los fundamentos y funcionamiento del sistema político y social. ¿Cómo se verificaría la facultad legítima y el derecho de estos representantes populares? pues serían mandatarios de la ciudadanía, para actuar exclusivamente y en concordancia con los anhelos y pretensiones transversales y universales de la comunidad popular, por sobre cualquier otro criterio o interés personal.
Una asamblea constituyente sería el vehículo para el ejercicio del poder popular constituyente, definido por Gabriel Salazar como: "…el que puede y debe ejercer el pueblo por sí mismo -en tanto que ciudadanía soberana- para construir, según su voluntad deliberada y libremente expresada, el Estado (junto al mercado y sociedad civil) que le parezca necesario y conveniente para su desarrollo y bienestar". Ciertamente, la soberanía de una nación radica en su pueblo y no en intereses foráneos a la nación, o en la voluntad de un tirano o una oligarquía dominante, que trabaje y someta al mecanismo del poder, para su beneficio y no para el bienestar general.
La participación directa del pueblo en la vida política, es una pieza clave para el fomento y desarrollo de la cultura ciudadana, además de ser fundamental en toda civilización que pretenda la superación de la corrupción, de la ignorancia y de la miseria. Es la vía de superación del colonialismo cultural y del nepotismo, lo que incluye la concreción de la nacionalización de las riquezas nacionales y la consolidación de un proyecto país con futuro planificado, no sujeto al azar irracional de las reglas internacionales del mercado y la inversión extranjera o arbitrio desquiciado oligárquico.
El último sufragio presidencial, denotó que existía un 58% de abstinencia electoral, lo que implica una severa crisis institucional y ciudadana, respecto de la participación política. Dicha situación requiere una transformación constituyente profunda, que dé lugar, a la participación y protagonismo ciudadano respecto de su propio porvenir político (soberanía).