Definiciones extraídas del listado de conceptos fundamentales del Círculo Patriótico.

Existe la confusión de plantear Teoría y Praxis como si fuesen cosas diferentes, cuando son en esencia lo mismo. La teoría revolucionaria es la fase primordial de la praxis, el plano primero, la raíz filosófica puntual, así como el conocimiento de la historia profunda de nuestro contexto, y su correspondiente entendimiento lógico y aplicación (desarrollada y perfeccionada incluso en el camino). Acciones sin teoría, son meros hechos; voluntarismo, asistencialismo, idealismo, pero jamás revolución. Ahora definiremos en concreto:

-PRAXIS

Del griego antiguo "Acción", su significado es más amplio que "práctica", pues se traduce como: "Acción transformadora del mundo".

Praxis se relaciona con la filosofía materialista. Epicuro desarrolló la teoría del clinamen, donde se explica que los átomos caen en línea recta como una lluvia, pero si una de esas líneas desvirtúa su curso, trastoca las otras líneas, y de aquello puede surgir una realidad diferente, toda vez que lo mismo, pasaría dentro del curso histórico de las comunidades. La acción de las colectividades humanas, puede mover los engranajes históricos, generar un proceso o romper con un sistema político ordenado, desafiando todas las leyes del azar.

Bajo estos parámetros, la praxis refuta la predestinación metafísica, y la especulación divina del origen humano, puesto que los pueblos tienen la capacidad de forjar su porvenir, comprendiendo la materia como un elemento modificable, bajo ese alero; no existe más fuerza que la organización colectiva, preparada, accionaria y transformadora, para golpear los esquemas de la realidad. Mao dijo: "La chispa puede encender un bosque", pretendiendo expresar el poder de la voluntad política de vanguardias combativas y expertas en ciencias sociales. Desde Maquiavelo, pasando por Marx, Gramsci, Luckács o Althusser, entre otros, se desarrolló el concepto de "praxis comunitaria", en el sentido que, el consenso de voluntades políticas, amarrado por una meta establecida, protegida por una fuerte articulación teórica, potencia la revolución a nivel político-cultural. No hay contradicción entre la teoría y la praxis, pues ambos son elementos progresivos dentro de los procesos de transformación material.

-CLINAMEN

El Clinamen (en plural clinamina, derivado de clīnāre 'desviar, inclinar') es el nombre en latín que dio Lucrecio a la impredecible desviación que sufren los átomos en la física, del filósofo materialista Epicuro. Este concepto refuta la teoría metafísica de la causalidad de Aristóteles, en la que todo lo existente, tendría una causa originaria previa, y así hasta una regresión al infinito de las cadenas causales en el movimiento. Esa creencia aristotélica de la causalidad pregonada por la escolástica, que sostiene la supuesta acción de un dios ordenador que funcione como primer motor inmóvil, es refutada por la teoría del Clinamen.

El filósofo L. Althusser retoma este importante concepto epicúreo para fundamentar la Praxis (acción transformadora del mundo) e identificar un caos aleatorio en la interacción de la materia (múltiples probabilidades), que permite el cambio impredecible y predecible de la realidad (transformación constante, y no una morfología estática de la historia, pues recordemos que la reacción cree que existen cosas inmutables, inmodificables como la moral religiosa o la superstición romántica de linajes de sangre, entre otros disparates). Reconociendo sin embargo que la praxis humana, es una fuerza capaz de impactar en esta transformación, posibilitando el surgimiento de nuevos tipos de sistemas. Althusser nombro a este planteamiento como Materialismo aleatorio, contrario a la dialéctica idealista hegeliana, que si plantea una morfología predecible de la historia.

La teoría del clinamen, también se utiliza a modo de solución al problema del libre albedrío prescindiendo de un dios garante de libertad. Esta teoría ha tenido una importantísima influencia a lo largo de todo el desarrollo histórico del mecanicismo por su originalidad, y por haber supuesto una solución coherente y muy temprana a uno de los principales problemas de esta corriente filosófica.

En la polis no se podía declarar abiertamente el ateísmo, por lo que Epicuro planteó la sofisticada teoría (o para algunas retórica irónica), de los dioses felices, dictando que estos son propios de su mundo, que no se interesan por la vida humana, por lo que a su vez, sería inútil rendirles culto u ofrecerles sacrificios. Para solucionarlo, introdujo el clinamen, o desviación espontánea del átomo de su trayectoria, como origen de nuevas cadenas causales. Con ello, eliminaba a los dioses de la cadena de razonamientos a la vez que introducía un factor de indeterminación que solucionaba uno de los principales problemas del atomismo democríteo: el determinismo. Es decir, el clinamen proporcionaba una base ontológica sólida en la que justificar el libre albedrío. Ya que sin libertad las acciones morales dejan de serlo, el clinamen se erigió también en sostén de toda posibilidad de una ética atea.